16) Confesiones

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Pasaron alrededor de ocho meses desde del cumpleaños de Pamela. Las clases terminaron el 19 de junio y el dúo dinámico de amigos finalizaron la educación secundaria. A lo largo de esos meses, la vida de Iker siguió en conexión con el fútbol y la fotografía; a pesar de las palabras dichas por la niña de las pecas, siguió guardando ese sentimiento tan especial hacia ella, por lo que siguió siendo la portada de los diarios.

Por su parte, Isa dio fin a su relación con Miguel por marzo, lo bueno es que todo acabó en una amistad. La chica de las pecas, la otra principal de esta historia, muy en el fondo conocía el daño que le había hecho a Iker. Quería disculparse e intentar empezar de nuevo, pero su orgullo ganó. Para el 26 de junio fue la entrega de papeles; una nueva foto llegó al buró de Iker al igual que la de la primaria y en ambas junto con su mejor amiga.

Al día siguiente, la chica de gruesos labios cumplía dieciséis años y esta vez la mejor sorpresa la tenía preparada Iker; la carta de sus quince primaveras y obviamente ese beso quedó inmortalizado, debido a que no poder darle nada muy bueno en su anterior cumpleaños a falta de recursos, guardó todas sus mesadas para el número dieciséis.

—¿Entonces qué haremos el día de hoy? —preguntó Isabel a través del móvil.

—Que es una sorpresa, solo puedo decirte que te pongas un vestido y vengas a mi casa antes de las dos —contestó el chico de cabello castaño.

—A esa hora estaré —mencionó la chica de hermosos ojos color marrón.

Tal y como quedaron, todo estaba pactado. Faltaban diez minutos para que dieran las dos de la tarde y afuera ya estaba su mejor amiga, desde la ventana pudo ver lo hermosa que lucía con aquel vestido blanco, corto y holgado.

—Mamá ya llegó, dile al abuelo —pidió Iker antes de terminarse de peinar. María bajó rápidamente las escaleras y le abrió la puerta del garaje a esa niña que ya quería como hija.

—Por favor sube a la camioneta, pronto vendrá Iker —dijo ella.

Ella obedeció como la niña buena que era y ya dentro vio que don Ramiro ya estaba allí. El castaño bajó las escaleras y se trajo consigo un pañuelo, mismo que cubrirían los ojos de Isabel, abrió la puerta y ya allí:

—Perdón por la tardanza —se excusó él.

—No tengo problema, ya sabemos que la mujer en esta amistad eres tú —contestó la dorsal 96 de los periquitos.

—Tan bromista como siempre, cierra los ojos, voy a ponerte este pañuelo y ya después de eso partiremos —comentó el fotógrafo de la columna de deportes del diario escolar.

—Entendido —respondió la chica más hermosa para muchos dentro del instituto.

Iker le amarró el pañuelo en los ojos de tal manera que no pudiera ver nada y así pasaron más de veinte minutos de viaje. Con los ojos vendados y con cuidado bajó del auto, Iker la guio hacia una mesa, donde ambos se sentaron y ya allí se la quitó.

—¡Feliz cumpleaños Isa! —exclamó el chico alto desprendiéndole del pañuelo a su mejor amiga. Estaban dentro de uno de los restaurantes más finos y caros de la ciudad, mismo que a muy bien valorado. Al ver sus alrededores, ella simplemente no tenía palabras:

—Pero, ¿cómo has pagado esto? —preguntó la chica más hermosa del cole.

—Ahorrando estos dos años mis mesadas y guardando el dinero que me ganaba haciendo tareas de otros —contestó el chico de dieciséis años.

—Me has dejado boquiabierta, no me lo esperaba y siento que no me arreglé lo suficiente —mencionó la chica de ojos perfectos.

—Vamos, te ves muy bien, justa para la ocasión. De regreso vamos a caminar por las Ramblas hasta llegar al mar y observar las estrellas.

La comida duró aproximadamente dos horas. Fueron alimentos muy completos: de entrada, fue una crema de cilantro; de plato fuerte, una calabacita rellena de picadillo, un espagueti a la mantequilla y un filete cocido a tres cuartos; de postre, obviamente no podía faltar la crema catalana y el pastel de la cumpleañera. Ambos estaban más que satisfechos. Iker pidió un taxi para que les llevara a las ramblas, ya allí empezaron a caminar.

—¿De qué quieres hablar? —preguntó la chica dudosa.

—No lo sé, puedes contarme lo que quieras, faltan dos horas —contestó el chico.

—Vamos, pregúntame algo como siempre lo haces y yo te contesto —dijo ella.

—Ya sé, ¿disfrutas dar la patada del año? —cuestionó él.

—Que pregunta más extraña. Pues con algo se empieza, bueno no es que lo disfrute, pero la vez que tú me la diste me dolió tanto, que siempre quiero revancha —respondió su mejor amiga.

—Digo que hay que acabar con esa tradición, capaz y acabaré estéril —menciono el dorsal 98 de los periquitos.

—Ahora tú mencióname un secreto que jamás me hayas dicho —pidió Isabel.

—Conoces casi todo, pero recientemente te he ocultado que me llamaron a la roja Sub-17 y Sub-20; y la noticia más importante, pasaré a entrenar con el primer equipo —contestó ante el deseo de su mejor amiga.

Al escuchar eso, la chica se acercó y lo abrazó fuertemente, él la cargó entre sus brazos, el ambiente parecía ser más que el de dos mejores amigos. Iker estaba a nada de cumplir sus mayores sueños y cuando se separaron ella le reveló:

—Siempre te lo quise decir, pero pensaba que después del 6 de octubre no querrías saber nada. No sé por qué no dije nada, pero… Pamela es mi… prima.

Al escuchar esto, Iker se congeló y no dio respuesta alguna.