A la distancia

Estudiar a la distancia, soñar a la distancia, trabajar a la distancia, hablar a la distancia, amar a la distancia. Cómo asimilar las presencias a la distancia cuando estamos acostumbrados a mirar de frente, a vibrar con la voz, a estremecernos en la presencia del ser amado.

 

Tiempos que nos han orillado a vivir de diferente manera nuestros días, a revalorar las presencias a nuestro alrededor, a reafirmar las ausencias.

 

En estos días se han decretado las nuevas formas de estudio a distancia, por ejemplo. Los miles de niños, jóvenes y adultos ahora tienen que prescindir de la guía presencial de sus docentes, aquellos que les explican las instrucciones que les facilitan los nuevos conocimientos.

 

Una situación que ha despertado todo tipo de opiniones; están los que se resisten a estas nuevas formas por apelar a la costumbre, la programación de cómo debe ser la educación, la idea prestablecida de que así deben ser las cosas y que es lo mejor porque así ha sido por miles de años y les cuesta aceptar que hoy se tenga que vivir de diferente manera, sí con la misma guía de los docentes, pero a distancia.

 

También están aquellos que inconscientemente, sin conocimiento de los efectos de su indiferencia, tal vez, que con sus actos y consecuencias de los mismos al no tratar de esforzarse un poco por adaptarse a las nuevas formas, y aluden a que no pueden aprender bien porque no hay quién les explique o que crean que pueden desecharse los estudios a distancia porque no está presente el maestro para avalar lo que lleguen a aprender o que realmente no se garantiza el aprendizaje, sin siquiera  haber intentado. Y vemos que nos falta promover el instruirnos nosotros mismos, despertar en nosotros el interés por investigar, aprender.

 

Y qué decir de aquellos que por situaciones de precariedad tienen que padecer para poder implementar estas operaciones virtuales, personas que realmente no tienen para pagar una mensualidad de internet o los datos para el celular y buscar otras formas para lograr salvar el año escolar.

 

Una imposición que nos vino a cambiar la vida por donde se mire, una múltiple realidad que sigue siendo desigual, y no sólo en los términos económicos sino también en los desacuerdos para adaptarnos a las nuevos retos que nos ha presentado la vida.

 

En qué líos nos han metido las circunstancias, algún día habremos de comprender para qué nos estábamos preparando o tal vez simplemente nos alcanzó el futuro; cuántas veces no vimos o leímos ficciones en las que se nos presentaban escenarios en los que nos teníamos que distanciar, donde perdíamos el contacto con otros y hoy nos supera la realidad, como casi siempre sucede.

 

Es una situación que suena fácil, pero en la práctica a algunos nos ha costado sin duda pero como decía, son circunstancias que nos ha tocado vivir y que juntos podremos sortear aunque sea a la distancia.