Aunque lluevas
Llueves mucho, tanto no amas
de piel brillante, morena,
morena caliente, tu piel, me enloquece.
Suenas mucho. Amas un poquito.
De repente tu sonrisa, de repente tu cabello y ese perfume: tus labios.
Llueves mucho, haces ruido, tanto, tanto ruido haces, inundas mi mente de cierto
sentido.
Consientes mis deseos, y a veces, sólo tantito.
No te gustan las cursilerías, eso dices.
Nada te impresiona ya, del amor conoces poco.
El amor para ti no es nada, nada importante, eso dices, pero te entregas, lo has
sentido.
Te exhibes, sólo un poco, de pronto haces largas pausas, y te espero, te espero,
te espero, ya no sé si te quiero.
Huyes, te destruyes.
Te oyes como el río caudaloso, y me quedo quieto como la piedra al fondo,
soñando con tu cuerpo.
También eres río quieto, y a veces no te entiendo, y entonces te dejo.
Te siento como el viento a la montaña, como el bosque a la lluvia,
eres río, te siento, mucho, harto que te siento; ¿qué más quieres? No entiendo,
me dejas todo revuelto, no te entiendo.
Lentamente dañas todo interés, saboteas tu propia belleza; nunca sabrás que
hacer con ella, te vuelve loca.
Cuando llueves, llenas todo de frescura con tus besos; los besos, esos besos que
endulzaron la habitación, la calle, la noche. Después te callas, quieres más, pero
lo callas.
Hermosa, con esa piel brillante, en serio, me gustaría quedarme,
enloquecer juntos, llover juntos, amanecer juntos, pero no puedo, te dejo ir, no soy
para ti.
Y aunque lluevas mucho, suenes mucho, ames tanto, yo no te amo,
quedarme no puedo.