+Barrera Díaz, 1er. rector investigador de nivel III; en memoria de Víctor Sánchez Munguía y de la Toluca que se nos fue; hace 22 años compraron Banamex, hoy lo venden
La frase:
Lo dijo en su página de facebook la sexta regidora de Toluca, Mariela Mora: Comencé a presentar algunos malestares por lo que decidí realizarme la prueba PCR, la cual ha resultado positiva.
La regidora seguirá las medidas sanitarias y realizará su trabajo desde casa.
ACTITUD RESPONSABLE
CON LA UAEM: Al hacer a un lado las últimas controversias surgidas alrededor del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), vale la pena destacar el hecho de que la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) y su rector, Carlos Eduardo Barrera Díaz se consolidan al fortalecer su presencia en este organismo.
Lo mejor es que el rector, quien cuenta con el doctorado en Ciencias e Ingeniería Ambientales obtuvo la Promoción al nivel III en el Sistema Nacional de Investigadores, ubicándose como el primer rector de la Máxima Casa de Estudios mexiquense que ocupa el cargo y al mismo tiempo se consolida en su tarea de investigación.
No cabe duda de que con esta noticia, quien sale ganando es la sociedad en general y la comunidad universitaria, al contar con autoridades preparadas, pero además con la visión muy clara de que el desarrollo científico y tecnológico son herramientas fundamentales para resolver problemáticas diversas a las que se enfrenta la población. Enhorabuena.

FUSIÓN Y DESFUSIÓN DE CITIBANAMEX
Fue el 17 de mayo del año 2000, hace casi 22 años, en que se hizo un anuncio de fuerte impacto, Banamex, conocido en el mundo financiero como Grupo Financiero Banamex-Accival sería vendido a Citigroup en 12 mil 500 millones de pesos.
Conocieron de la venta, antes de que el público norteamericano y mexicano, los siguientes personajes: George W. Bush, presidente de EU; Paul O’Neill, secretario del Tesoro; Alan Greespan, presidente de la Reserva Federal y el presidente de la Reserva Federal de Nueva York, William J. McDonough, así como el presidente Vicente Fox; el secretario de Hacienda y Crédito Público, Francisco Gil Díaz y Guillermo Ortiz, gobernador del Banco de México.
Sanfford Weill, creador del grupo después de experiencias laborales como operador de Wall Streeten American Express, era el principal de Citigroup y participó en las negociaciones junto con Víctor Menezes, director del Grupo y por el lado mexicano lo hicieron los principales socios de Banamex, Roberto Hernández y Alfredo Harp Helú, quienes tenían como director general de Banamex a Manuel Medina Mora.
La venta pudo darse, porque en ese entonces, México era junto con Gran Bretaña y Alemania, los países estratégicos para la actividad futura de Citigroup. Y hay que recordar que antes de ello, Banamex pensó en la compra de Bancomer, misma que fue impedida en México porque se quiso evitar la práctica monopólica. Así Bancomer terminó en manos de BBVA y Banamex en Citigroup.
Hoy quise comentar esto, porque luego en nuestro país, no hay memoria de la historia y ahora se dan muchas razones políticas de la venta, sin tomar en cuenta que Citi ha hecho lo mismo en otros países (vender lo que había comprado), porque así conviene a sus intereses.
Hace 22 años se habló de esas ventas como un fortalecimiento del Sistema Bancario Mexicano. ¿Hoy, cómo calificarán la venta inversa?
UN RECUERDO DE MI AMIGO VÍCTOR SÁNCHEZ MUNGUÍA
A un año de su desaparición física, recuerdo a mi gran amigo Víctor Sánchez Munguía, un gran periodista, excelente fotógrafo de calidad mundialista, personaje que se ganó el cariño de todas las personas que tuvieron la oportunidad de conocerlo, por su sencillez, don de gente y su extraordinaria charla, así como su buen humor.
Conocí a Víctor Sánchez Munguía en 1969, cuando él tenía 40 años de edad y el que esto escribe, 20. Sabía de él porque estaba en su trabajo en el gobierno, en el Departamento de Placas, de Tránsito Estatal. Pero ya sabía desde antes, por su actividad en El Noticiero, periódico vespertino de la ciudad, que lamentablemente desapareció.
Fuimos compañeros en El Sol de Toluca, en El Heraldo de Toluca, a donde me lo jalé, al igual que en el Diario de Toluca. Durante seis años compartimos transmisiones en el programa radiofónico Peña Futbolera, a donde quedó de regresar, según lo platicamos, en noviembre de 2019, pero ya no pudo ser.
Me enteré de su muerte apenas este lunes 18 de enero, había fallecido el pasado día 13. Ya no llegó a la cita que tenía en el IMSS el miércoles 20 de enero de 2021, de la cual comentábamos, con ironía, porque se la dieron en enero de 2018. Y él nada más preguntó a la doctora: ¿En la mañana o por la tarde?
El siguiente es uno de los muchos recuerdos que tengo de un hombre que además fue un auténtico as de la lente, quien vio la luz primera en el barrio de Huitzila, en donde fue párroco por muchos años el padre inolvidable, Doménico Marchetti (mi maestro de Lógica, Ética e italiano), aunque Víctor tuvo más amistad con otro sacerdote europeo Hermann Gamper:

Cuando había tiempo los fines de semana, nos poníamos a platicar de la Toluca de antes. Fue así como surgió el siguiente relato, en plática con mi gran amigo Víctor Sánchez Munguía, fallecido el pasado 13 de enero de 2021.
Hay que hacer notar que, además de haber sido militar, Víctor fue un gran bailarín. Campeón varias veces del Smyrna Dancing Club en la Ciudad de México y pedalista amateur, integrante de una gran cuarteta del Estado de México que corrió en las Vueltas al Centro de México, integrada por los Polleros Ricardo y José García, así como Víctor Sánchez y Pedro León Porcayo. Ellos corrieron al lado de famosos del pedalismo de aquella época como el Borrao Juventino Cepeda, Angel Zapopan Romero, Magdaleno Cano y Rafael Vaca entre otros.
Ricardo Pollero García resultó campeón en 1950, superando a la estrella francesa Leon Duau y al Borrao Juventino Cepeda.
Este es el relato, como un homenaje a Víctor:
Como en sueños llegan los recuerdos de la década de los años 50 del siglo XX. Tenemos que por allá de los primeros años de esta década, las autoridades hicieron el cambio de pavimentación en las calles céntricas de Toluca. Principalmente en la avenida Hidalgo en donde colocaron las entonces novedosas planchas de concreto, las que con el pesado y progresivo tráfico de vehículos, se deterioraron, pero muchos años después, se volvió al pavimento.
Para el mes de marzo de 1956, en medio de gran regocijo por parte de la comunidad estudiantil, al fin y después de largas luchas se decretó oficialmente la transición del Instituto Científico y Literario Autónomo a Universidad Autónoma del Estado de México. Habiendo sido el emérito maestro Juan Josafat Pichardo, el último director del ICLA y el primer Rector de la UAEM (1956).
Se tuvieron grandes y sonados eventos deportivos, como las emotivas carreras ciclistas por etapas por el centro del país, en las que participé como integrante de las cuartetas del Club Ciclista y Montañista Pedal y Fibra, cuyo entrenador fue don Manuel Villaverde Herrán. Así como gran expectación causaron las competencias de autos deportivos que se llamaron Carreras Panamericanas, que atravesaban el territorio nacional. En las que participaron las más famosas marcas, tripulados por pilotos de fama internacional.

Las carreras de autos que organizaba el Club Automovilístico Toluca, presidido por José Acra Carmona. La más famosa fue la del Circuito Colón, que se hacía de la glorieta Colón, por la calle de Francisco Murguía hasta la avenida Benito Juárez para llegar a la 22ava. Zona Militar o Circunvalación o bien hoy Paseo Tollocan, que por cierto, era de terracería.
En esos eventos de autos arreglados, participaron audaces jóvenes que años después figuraron en las esferas sociales y políticas de la entidad, incluso uno de ellos fue gobernador, Alfredo del Mazo González.
Tengo como inolvidable evento en mayo de 1951, el matrimonio con mi siempre adorada e inolvidable esposa Lupita, que por su gran amor y comprensión, Dios la tiene en el cielo. Con quien en el mes de julio de ese año, participamos en una jornada de reforestación con el Club de Montañismo Pedal y Fibra, en la cima del cerro de La Teresona, que en aquel entonces se encontraba sin árboles.
Recuerdo mi primer arribo para disfrutar de las instalaciones deportivas en el Club Rotario de Toluca, en unión de un grupo de ciclistas respondiendo a la invitación del licenciado Alfonso Lechuga Gutiérrez, quien fue presidente en 1950-1951 de la humanitaria agrupación.
También es de recordar que en el mes de septiembre de 1951, se inauguró la primera zapatería Mona Lisa, en la avenida Hidalgo, y de la que se ha formado una larga y exitosa cadena de sucursales. Su fundador fue Rafael (q.e.p.d.), el mayor de los conocidos hermanos Mondragón: José Refugio, Jesús, Enrique y Carmelita.
Motivo de gran alegría para la comunidad católica fue en esta época el reinició de la construcción de la tan anhelada Catedral que vino a dar mayor renombre a la ciudad, aun cuando la consagración a cargo del primer Obispo, Arturo Vélez Martínez, se efectuó hasta el año de 1978.
En 1951, la inauguración del Campo Deportivo Toluca y en 1953, el inolvidable ascenso del Club Deportivo Toluca a la primera división del futbol profesional. Popular suceso, que en unión de la recién creada Zona industrial, vinieron a dar un gran cambio hasta la entonces, provinciana y bella Toluca.
Con el futbol y el estadio, llegaron de la capital los cronistas de las estaciones de radio como la W, XEW, La Voz de la América Latina; para transmitir los juegos. Siendo de los más famosos, el gordo y casi ciego Cristino Lorenzo, acompañado de su fiel amigo, Agustín González Escopeta.
También vinieron cotorros de otras radiodifusoras y de Toluca, apareció don Aurelio Terrón con su naciente XECH y como cronistas: Gerardo Durán Cantaclaro, Luis González, Javier Pollo Aguilar, Pepe Nader, Pedro León Porcayo y Benjamín Flores. Los que algunas ocasiones me dieron oportunidad de hablar a través del micrófono.
Después de los juegos dominicales, por la tarde, nos reuníamos en el restaurante El Conde que estaba en el Pasaje Curi, cuyo dueño el conocido baisano Camilo Dumit consiguió se transmitiera, por radio, el programa deportivo que sin duda, fue el primero en realizarse fuera de la cancha toluqueña.
Y cómo se recuerda al anunciador Héctor Güero Zenil
Con el disfrute de los juegos del Deportivo Toluca, también nos divertíamos con las ocurrencias de las porras de aquel entonces. Con el ascenso a la primera división, surgieron las porras de Chilo, cuartilla y cuatachos, que fue de breve duración; la del Muertero Marino López, la de Rodolfo Bizarro y la del Globero Manuel Hernández; este último personaje adornaba el estadio con sus coloridos globos, bonitas obras de arte típico que llegaban a sobrevolar la ciudad (eran globos que volaban alto, porque llevaban fuego en su interior).
Memorables fueron los amistosos, pero disputados encuentros de futbol que tuvieron las dos agrupaciones de servicio comunitario más antiguas de la ciudad. Como el tradicional juego que el Club Rotario y el Club de Leones organizaban en el mes de diciembre, para recaudar fondos Pro Navidad del Niño Pobre. Juegos que se efectuaban en la cancha del Deportivo Toluca. Y que como eran para beneficio, cobraban en Sol $1.00 y en Sombra $2.00.
Los Rotarios contaban con: Enrique Sánchez, Mariano Sánchez Calixto Urroz, Francisco Negrete, Alfredo Estrada, Eugenio Zafra, Herminio Padruno, Javier Maawad, Álvaro Márquez, Alfonso Lechuga G., Ernesto Monroy, Luis Gutiérrez Dosal, Jorge Muciño M., Antonio Abraham, José Madrid, Joaquín Sánchez, Eduardo Hernández, Antonio Yurrieta, Ramiro Márquez, Francisco Jiménez J. Concepción Salgado, Enrique V. Enríquez, Manuel Barbabosa, Efraín Díaz Arizmendi y Eduardo Arias Nuvillo.
Los Leones formaban su equipo con: Genaro Barrera, Ignacio Salgado, Alberto Chemor, Enrique Robiou García, Eduardo Vilchis, Felipe Chávez Becerril, Enrique Torres Torija, Octavio Márquez, Santiago Velasco Ruiz, Gustavo Estrada O., Antonio Vilchis, Emmanuel San Martín, Gustavo Barrera Graf, Carlos Arochi O., Abel Moreno Terrazas, Adolfo Gárate Caballero, Antonio Pliego Villalva, Jorge Alva A., Juan Chacón, Teófilo Dorsh, Alfredo Pino Cámara, Felipe Molina Reyes y Jesús Salgado.
Recordar los años cincuenta es volver a vivir, vienen a la mente escenas como, cuando los hombres usaban sombreros y los pantalones tenían grandes valencianas. Eso sí, los overoles, los de peto y los vaqueros, de mezclilla que todavía no les llamaban jeans, únicamente los usaban los ferrocarrileros, los obreros y los cargadores… y Diego Rivera.
Los zapatos tenis eran solamente blancos, siendo los más baratos, de las marcas Faro y Dunlop, que no se usaban en la calle, si acaso los obreros y la gente pobre. Los popofs se ponían zapatos de charol o de buena piel. Los de moda sport de ante y de dos colores: café y blanco o negro y blanco.
En esos tiempos y para la juventud con el gusto del bailongo estuvo el Casino Militar en la calle de Belisario Domínguez, en donde los domingos se realizaban las tardeadas a las que concurrían jóvenes y damas de la clase media y para abajo pero, con la animosidad de demostrar sus aptitudes para el baile.
La música era de buena calidad, ya que amenizaban las mejores orquestas como El Ritmo Rojo de Cuauhtémoc Ávila; Los Corsarios del Ritmo de Chucho García Lovera; la de los Hermanos Juárez, la de los Hermanos Vega y la de Manuel Briseño. Existía, y de gran fama, el conjunto de cuerdas de los Hermanos Ortiz, mejor conocidos como Los Chatos, que eran exclusivos de los eventos oficiales y los residenciales.
Una gran vuelco dio la música a nivel mundial, cuando aparecieron los grupos juveniles con los nuevos y ruidosos ritmos del Rock and Roll, desplazando de la popularidad a los de Jazz, Swing y Blues. Además llegó la moda gringa de los ajustados pantalones y de amplias valencianas, con las camisas floreadas, los largos sacos de grandes solapas y de chillantes colores. Pero, además los envaselinados y largos peinados, con los altos copetes.
La circulación de vehículos era muy poca, se acostumbraba que los señores se bajaran para abrir la portezuela a las damas, breves momentos que los peatones aprovechaban para admirar las rodillas de las féminas, que coquetamente se apeaban. Las mujeres todavía no manejaban y usaban medias o se pintaban una raya vertical a la mitad de la pantorrilla para simularlas. Las medias corrientes siempre al primer uso se corrían y por ello, en varios balcones se apreciaban letreros como: se zurcen medias en media hora.
A los hombres que fumaban los cigarros suaves se les llamaban maricones o p… y no como ahora gays. A las mujeres que fumaban, se les mencionaba que eran capaces de hacer muchas otras cosas malas. A las sirvientas se les decía gatas y los hombres de baja clase, las manoseaban en los autobuses y los más léperos en las calles.
Otra novedad, fue la inauguración del primer semáforo en el corazón de la ciudad, en la esquina de las calles de Lerdo e Isabel la Católica, ahora Bravo Norte, al lado del antiguo Palacio de Gobierno. Moderno aparato que fue instalado por el oficial de Tránsito, Juan Manuel Pérez Diosdado, el famoso Canti-bis.
Había una sola línea de autobuses urbanos y eran de color rojo, los llamados Colón y Nacional. Como el nombre lo sugería, su ruta era de la Glorieta de Colón hacia la Estación del Ferrocarril y de regreso. Al agregar el anexas, ya circularon hasta el Parque Guelatao que después se llamó Cama de Piedra, por haberse ubicado el monumento a los Niños Héroes.
Para los tolucos o toluqueños que así nos decían, pues todavía no nos imponían el de tolucenses, ni el de dobles mexicanos, ni el de mexiquenses; otra diversión en diciembre, era llevar a los hijos para que vieran los alumbrados navideños a la ciudad de México y también el grandote Santaclos de Sears, en Insurgentes. Este se movía y carcajeaba por lo que decía, que se burlaba de los niños pobres que iban a verlo.
Sensacional fue la llegada de la televisión y nos pegamos a las pantallas chicas, que nos mostraban un solo canal, en blanco y negro. Todavía no llegaban las marcas orientales, así que eran Dumont y obviamente Made in USA.
Pero, para nuestra desilusión la imagen se descomponía y se tenía que mover los botones que estaban en la parte posterior del mueble, por lo que con coraje nos desquitábamos con un golpe a un costado y que, como si entendiera se arreglaba el aparatito. Desde luego, que aún no existían las antenas parabólicas, ni el control remoto, ni el cable, el sky y todas esas cosas, que nos sacan el dinero y aunque la imagen y el sonido mejoraron.
En estos años se inició la carrera para conquistar el espacio interlunar. Los países poderosos lanzaron sus cohetes cargados de aparatos, monos, perros y humanos. Para, por fin, llegar a pisar la superficie de la Luna. Todo esto, dejando contaminada la estratósfera con montones de chatarra y tal vez, con algún astronauta, aunque nunca lo han mencionado, pero se supone.
La madrugada del domingo 28 de julio de 1957, ocurrió el terremoto que destruyó edificios en la capital del país y derribó el Ángel de la Independencia. Cuyo epicentro fue en Acapulco, en donde me encontraba celebrando un cumpleaños y por eso, tuve que regresar de inmediato a Toluca y sufriendo tremendo malestar estomacal, debido a las impresiones que me causaron unos veinte temblores de la tierra, que sacudieron mi humanidad.
En los últimos años de los 50, nació el periódico El Noticiero, el primer diario rotográfico que circuló en esta ciudad, logrando su impacto al salir los domingos por la tarde, con los resultados de los juegos del Club Deportivo Toluca. Los más antiguos recordarán que el azul porque ese fue su color distintivo y con muchas fotografías, era voceado en Los Portales y en las calles céntricas.
Lo recordamos con cariño, porque con él nos iniciamos en el periodismo deportivo. Además, con el orgullo de haber tenido de compañeros a jóvenes reporteros que después llegaron a destacar en medios nacionales, en actividades de su profesión y en política, como: Guillermo Ochoa, Humberto Lira Mora, Serapio Ramos, Alfredo Gómora, etc. Así como Angel Albíter y otros, que escapan al recuerdo y también los que ya se nos adelantaron.
Compartimos en esta inolvidable época, la sección deportiva con Pedro León Porcayo y Benjamín Flores Granados. Así como con los fotógrafos Agustín Carrillo El Gordo y Ricardo Flaco Esquivel. Recuerdo con especial aprecio a don Carlos Garduño Torres, el dueño y gran amigo de todos. También, le dedicamos nuestro reconocimiento por su sapiencia, al que fue nuestro director, el profesor Inocente Peñaloza García.