Bloqueo

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Cuando se obstruye el entendimiento, se obnubila la razón y la idea, ese motivo y producto mental no hace aparición. Sucede que se impide el funcionamiento normal de algo, lo que dificulta, entorpece, la realización de un proceso cualquiera, más aún, el de escribir, porque ante todo, en un bloqueo se cortan las comunicaciones.

Torpe y paralizado, el individuo bloqueado se comporta como un banco, cuando interrumpe los créditos, privando a sus dueños de disponer de ellos total o parcialmente por cierto tiempo. Lo mismo con los talentos, capacidades literarias u otro bien inmaterial del que dispongamos por herencia o nacimiento.

El autor creativo, pierde habilidad, producción, genio. Causas: la distracción por eventos menores o mayores según se vea. La inspiración, simplemente se va.

Escritores en auge han padecido depresión, enfermedades mentales, rupturas amorosas, problemas económicos o esa terrible sensación de fallo. En grandes figuras, la situación se ha documentado desde el siglo pasado (1947, Edmund Bergler) pues la presión y exigencia en cuanto a plazos y fechas en la industria editorial condiciona esta intimidación a la hora de realizar un nuevo trabajo.

El mecanismo mental que supone es el mismo del sistema límbico, el córtex ni cuenta se da y en poco tiempo, el escritor está convencido de que lo que tiene es un bloqueo creativo o Síndrome de la Página en Blanco, momento de angustia pura al que se enfrenta un creativo, generalmente por las noches.

Afrontar el bloqueo se ha convertido en material para muchos libros (por irónico que parezca), en ellos se proponen técnicas para comprometerse con el texto, como la programación de temas, lluvia de ideas, escritura libre y preguntas sistemáticas.

Lo que sí resulta insoportable es querer escribir y no poder, darse cuenta que se ha llegado al fondo de la piscina, que la escritura se ralentiza y el miedo a escribir tonterías se expande como debiera hacerlo una hipótesis.

Como consejo para el afrontamiento tenemos: deje de escribir (por un buen rato), aférrese a la escritura libre (escriba ininterrumpidamente y sin prestar atención a la ortografía y gramática, tenga cuidado, no juegue con fuego), abandone ese estado mental de condescendencia y escriba, escriba, escriba; de cualquier forma, en este país, casi nadie lee.