Breves apuntes sobre la valentía… ¡una forma de ser!
Comenzaremos apuntando que es precisamente a través de la historia que la valentía se ha ido reinventado en diferentes ruedos, de tal suerte que ha generado diversos significados, por decir, en algún primer momento se le atribuyó al comportamiento del guerrero en la batalla, pero en otro momento, se consideró que no sólo se daba en la guerra, podía estar presente en múltiples situaciones y vivencias en las cuales nos enfrentamos a lo arduo, sea un peligro, una adversidad o algo difícil que exige algún esfuerzo. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que no necesariamente valiente es quien se enfrenta sin más a un obstáculo, más bien se trata del coraje de quién lo hace y se enfrenta al riesgo, animado por la razón de buscar el bien, o también puede pasar que, por más que seduzca la idea de caminar sin compañía, o tal vez en soledad aparente, caminar por el callejón de las pesadillas, sea una forma de valentía.
Podría ser más productivo darse la oportunidad de un viaje acompañado de la vulnerabilidad, aquel que pareciera que no podemos hacer solos, en el cual requerimos de personas que nos muestren lo que podemos llegar a ser sin juzgarnos. Esto es simplemente por el placer de las personas de alimentar su ser al verse en las máximas posibilidades y además atreverse desde el corazón, con amor duro y con valentía de ser de la manera que se requiera ser para sacudirse y poder verse y atreverse a ir a donde no se había ido antes y donde se encuentra el ser, el de la mejor versión.
Para ello, se requiere de valentía, sin juzgar, se trata de ofrecer una retroalimentación creadora que sólo puede partir de un corazón vulnerable a otro, por la vía del servicio, a través de una transformación alimentada por el bien común, por la meta existencial que es venir a este mundo para amar y ser amados.
Se trata de humildad y aceptar que para una transformación como ésta, se requiere de una mano amiga que nos levante del suelo cuando nos sabemos derrotados, para ello también se requiere de valentía para aprender a recibir y sobre todo para volver a conectarse con la vulnerabilidad y por supuesto con la emoción y la motivación que nace desde el primer suspiro. al abrir los ojos por la mañana, sin duda, el primer milagro del día.
Antes, hay que mirar hacia el don de la imperfección, allí es donde se origina el divorcio con el juicio, es imprescindible, nunca asociar el juzgar con recibir ayuda, ya que de manera consciente o inconsciente, asociamos juzgar con dar. Seamos capaces de recibir con el corazón abierto, ser humildes y aceptar que todos requerimos apoyo en algún momento. Para lograr la transformación a la que invitamos, una invitación de carácter urgente, adoptar la esfera del autoconocimiento que nada tiene que ver con ninguna especie de juicio, éste, oscila en un péndulo de izquierda a derecha entre el bien y el mal.
Esta vez, se trata de una invitación a tomar el tren que va de atrás a adelante y que pudiera estar conectado con el camino al mundo de los sueños, un péndulo que va en el eje del respeto. Para ello se requiere de estar dispuestos a ingresar en un estado con compromiso, y claro, todo ello requiere de valentía. Hemos hablado ya de por lo menos cinco valores y los llamo así porque generan valor, virtudes irrenunciables para la transformación que tanto hemos presumido.