CLASE MEDIA Y ASPIRACIONISTA
“La comunidad política más perfecta es una, en la que la clase media está en control, y supera en número a las otras clases”.
Aristóteles.
CLASE MEDIA: En diversas ocasiones, desde el foro matutino de palacio, se ha criticado acremente a la clase media. Como eufemísticamente se habla de “adversarios” y no de “enemigos”, se ha puesto a la clase que más aporta a la economía, en sus diferentes segmentos, como opositores a algo intangible, pero que molesta al que vertió la idea. Como en muchas otras ocasiones, no explicó la causa. El caso es que el término “clasemediero” se ha convertido en un insulto que ya se escucha hasta en los campos de fútbol. Bueno ya hace 20 años Cuauhtémoc Blanco lo usaba para ofender a los futbolistas que ganaban más que él.
Pero la realidad es que sin esa clase media, alta, baja o media, simplemente el país se desmoronaría: La clase media se define típicamente como un grupo de personas que no son ni extremadamente ricas ni extremadamente pobres, y que tienen cierto nivel de estabilidad financiera. Por lo tanto, si un país no tiene una clase media, tendría una gran brecha entre los ricos y los pobres.
En un país sin una clase media significativa, es probable que haya una pequeña elite rica que controle la mayoría de los recursos y el poder, y una gran mayoría de la población que lucha por sobrevivir en la pobreza extrema. Esto podría dar lugar a desigualdades sociales y económicas significativas, y a una mayor tensión y conflicto entre diferentes grupos socioeconómicos. Claro que no nos han explicado si de eso se trata el arrebato.
Lo menos deseable para cualquier país lo vemos en Cuba, Nicaragua y Venezuela, dónde la eliminación paulatina de la clase media ha dado lugar a desigualdades y tensiones significativas en la sociedad. La brecha que describió el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz.
ASPIRACIONISMO: A la descalificación de la clase media, se agregó otro adjetivo: “aspiracionistas”, no especificó, pero se entiende que solo sus seguidores pueden aspirar… a lo que él les diga. Aquí la situación es un poco más clara. El filósofo británico Alan Watts, más metido en esquemas de filosofía religiosa tipo Osho, criticó el “aspiracionismo” en su obra “La Sabiduría de la Inseguridad”. Pero seguramente los asesores de palacio solo leyeron la parte mística, que señala que si te obsesionas con una aspiración (por ejemplo tener un auto VMW) puedes perder la atención sobre lo que quieres ser realmente. Es decir, si aspiras a una sociedad “transformada” en lo que tú imaginas (o aspiras), puedes perder el rumbo del gobierno y sus verdaderas tareas.
En una revisión analítica, la propuesta de Watts no es totalmente contraria a tener metas y aspiraciones en la vida. En realidad, él creía que era importante tener objetivos y trabajar para alcanzarlos, siempre y cuando no nos obsesionemos con ellos y los veamos como medios para vivir una vida plena en lugar de fines en sí mismos. En otras palabras, Watts no era anti-aspiracionista, sino que abogaba por un enfoque más equilibrado y consciente de las metas y aspiraciones en la vida. No se vayan con la finta.
Pretender que toda la población siga una corriente ideológica es una forma de imposición de una ideología particular. El aspiracionismo se refiere a la idea de que una sociedad puede tener aspiraciones colectivas hacia objetivos comunes, como la justicia social, la igualdad de oportunidades y el bienestar general, pero sin imponer una única ideología a toda la población.
El aspiracionismo busca la construcción de una sociedad justa y equitativa, en la que todas las personas tengan la oportunidad de desarrollar su potencial y de vivir en condiciones dignas. Sin embargo, este enfoque no implica necesariamente que todas las personas deban adherirse a una sola corriente ideológica, sino que deben tener la libertad de expresar sus propias ideas y opiniones, siempre y cuando no afecten negativamente a los derechos y libertades de los demás.
El aspiracionismo, pues, es una visión positiva y constructiva de la sociedad, que busca promover el bienestar general y la igualdad de oportunidades, sin imponer una única ideología a toda la población. ¿Se pretende lo contrario? ¿Lo entiende la gente común? Es más: ¿Lo entiende el que lo expresa o solo lo utiliza para dividir? Parece que así como solo hay Liberales y conservadores, solo debiera de haber ricos y pobres o “nosotros y ustedes”
DE FONDO: El 28 de abril pasado, a los 52 años de edad, falleció, por problemas cardíacos, Alejandro Hope, el especialista y analista de seguridad más reconocido del país. Por la misma causa, nunca consultado por el actual régimen. Críticó, con razones y fundamentos, la “estrategia” que hoy ha causado más de 170 mil muertes. Su última columna se publicó el 26 de abril en “El Universal”, paradójicamente se denomina “Cuando no está” y apunta la duda sobre la veracidad del estado de salud del presidente. Gran persona, esposo, padre y amigo irreemplazable, ya lo extrañamos.
DE FORMA: En la escuela, en el trabajo, en un encuentro deportivo, hasta en la cantina, cuando alguien se enoja con quien no piensa como él, lo menos que le espeta es la palabra “burro” (para no poner adjetivos más afrancesados). Esto no significa que, literalmente, el opositor sea un pollino. Solo significa que no concuerda con el que lanzó el epíteto.
Bueno, lo mismo ocurre con la política y la economía, la ignorancia te puede hacer decir que tú eres “liberal” (¿lo eres?) y los que no piensan como tú son “conservadores” (¿lo son?). Además, de ninguna manera son fuerzas antípodas. De hecho, los mejores gobiernos son los que aceptan la convivencia entre lo mejor del liberalismo y lo mejor del conservadurismo. Dinamarca, Suecia, Francia, Holanda y Estados Unidos son algunos ejemplos.
John Stuart Mill, economista y político británico del siglo XIX uno de los fundadores del liberalismo clásico, señala en su obra «Sobre la Libertad», que la libertad individual es un valor fundamental y sostiene que el Estado debe intervenir lo menos posible en la vida de los ciudadanos. Lo mismo hacen Edmund Burke, británico considerado conservador e Isaiah Berlín otro de los padres del liberalismo en su genial obra “Dos Verdades».
En México, a esa convivencia se le llamó economía mixta y generó la etapa de crecimiento moderno más importante del país. De hecho, hay más dictadores “conservadores” que “liberales”, aunque utilicen los adjetivos como una forma de “sacar la lengua” al vecino que te cae mal porque su auto es mejor que el tuyo. O lo buscas ofender o no entendiste lo que estudiaste.
DEFORME: Me escribe un lector/televidente (CSG): “Fingir contagio de COVID, que no se cura en tres días, o un ataque cardíaco (puede tardar más), para evadir problemas de trabajo que no puedo resolver, es la peor estrategia del mundo. Yo lo hice … ¡Y me corrieron! Y eso que mi amigo médico me extendió varios certificados. Ahora soy el desempleado MÁS POPULAR de la empresa. Creo que en la fiesta de fin de año me van a dar un diploma o algo así, lástima que no podré estar.