¿CUÁNTO TIEMPO MÁS SEGUIREMOS SIENDO IDIOTAS?

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“Si no haces política, te la hacen, y que, si dejas que te la hagan, quienes acabarán haciéndotela serán, en el mejor de los casos, un atajo de sinvergüenzas y, en el peor, una banda de psicópatas”. Javier Cercas.

 

 

 

Ha concluido el primer mes del nuevo gobierno federal con evidentes tendencias totalitarias y dictatoriales. Dejemos a un lado la amargura y el desánimo, ha llegado el momento de vigilar a los políticos poderosos más de cerca, hagámosles contrapeso, al menos empezando en nuestro municipio para generar una bola de nieve que impacte a nivel estatal y siendo ambiciosos, hasta nivel federal.

Recientemente me tope en redes con esta reflexión: Antes pensaba, que nosotros (la gente) merecíamos un mejor país, ahora me doy cuenta, que nuestro país merece mejor gente.

Sin duda, una sentencia lapidaria que nos debiera llevar a cuestionarnos: ¿Qué estamos haciendo y qué tenemos que hacer pronto para ganarle el tiempo a la perversidad de quienes se sienten absolutos y dueños de nuestra República?

Un idiota es aquella persona que se desentiende por completo de la política. No lo dice Javier Cercas; pero él nos recuerda que lo dice la etimología de la palabra. La palabra idiota viene del griego idiotez, que significa exactamente eso: persona que sólo se ocupa de lo suyo y se desentiende de lo común, es decir de lo publico, es decir de la política, palabra que a su vez viene de polis, que en griego significa más o menos ciudad (es decir, lo que pertenece a todos). Hasta aquí concluyo mi cita de uno de los novelistas españoles de más prestigio internacional.

Para dejar de serlo, es urgente cultivar nuestra conciencia en dos vertientes fundamentales: la histórica y la inteligencia contextual. Ya lo dijo otro titán de las letras españolas, Miguel de Unamuno: Jamás desesperes, aún estando en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante».

 

Justo ahora, la historia está llena de momentos sombríos y difíciles, parafraseando aquella célebre película sobre Churchill, estamos viviendo nuestras horas, semanas y meses por venir, más obscuros.

Son precisamente cuando en estos tiempos espinosos, de gran desesperación, en donde nos sentimos cada vez más a la deriva, cuando suelen surgir como líderes personas inverosímiles, disruptivos.

Recordemos que, durante la segunda mitad del siglo pasado, México disfrutó de paz y prosperidad económica, gracias a buenos líderes cuya función principal fue la gestión; asegurarse de mantener el statu quo y buscando no cometer errores graves que, aunque fueron los menos, sí los hubo. No debemos soslayar que hoy transitamos por una crisis, momento en que se pone a prueba a los líderes, por cierto, cada día más escasos en nuestro país, tal pareciera que son una especie en extinción.

Los líderes de la oposición, crecieron en un entorno cómodo, solapador y consentidor que, además, les permitía esconder sus múltiples y muy variados defectos y pillerías, para presentarse como almas de la caridad, como ya lo dije, eran tiempos de paz y bonanza, pero estaban lejos de ser líderes capaces de enfrentar una crisis.

Es tiempo de que florezcan los liderazgos con garra, emoción y compromiso social, que revelen sus fortalezas y que estén vacunados contra lo que en psicología política se conoce como LA TRÍADA OSCURA DE LA PERSONALIDAD: El narcisismo, la psicopatía y el maquiavelismo; este último calificativo esta alejado de la filosofía del florentino, ya que ha sido torcido por quienes no conocen la obra de  Maquiavelo, para calificar a lo peor de la política.

Empecemos como verdaderos articuladores de esfuerzos para hacer contrapesos ante las autoridades municipales que cada día están peor. El gran Winston Churchill alguna vez sentenció: Si no luchas cuando tienes la oportunidad de vencer, pronto tendrás que luchar cuando no tengas la más mínima oportunidad de ganar.