DE DESAMOR, PERO MÁS DE AMOR, ESTÁ LLENA MI VIDA
L os hay más llevaderos, los hay a su vez insufribles de soportar muchas veces, pero de la forma que sea, los hay siempre. Algunos los viven a temprana edad, otros ya más maduros, y cada quién trata de llevarlos de la mejor manera que sabe. Nadie está preparado, por más que diga lo contrario, para un desamor, porque el corazón tiene vida propia y muchas veces ajena a nosotros, late muy fuerte, y dejar de latir, lo deja sin vida o caso contrario imperativamente lo
O bliga a levantarse y seguir adelante, con recuerdos que dañan, por la sencilla razón que el desamor cala los huesos y no se olvida fácilmente, pero al final, en algún momento se logra dejar atrás. Yo recuerdo un desamor y fue duro, algo nuevo, algo que me generó tantas emociones juntas, pero casi siempre tóxicas de una intensidad tan oscura, que me dio mucho miedo, al punto que me hizo dudar si el amor era para mí, o mejor me dedicaba a criar a mis perros, una de mis más grandes pasiones.
S eguro muchos de los que están leyendo esto, se pondrán a pensar en algún desamor y estoy segura de que lo miran con cariño, con una nostalgia especial a pesar de que en su momento dolió, pero finalmente nos marcó dejándonos alguna enseñanza positiva. Voy a compartir algunas enseñanzas positivas que el desamor me dejó, como, por ejemplo:
D ecir siempre lo que pienso, así el otro no quiera escuchar
E specificar siempre lo que siento o quiero, no asumir que el otro sabe
S opezar el error con excusas que sólo adornan los oídos, empeoran las cosas, no las arreglan
A mar transgrediendo los límites del respeto hacía el otro, no es amar de manera saludable
M irar habiendo perdido la admiración es la crónica de una muerte anunciada
O bligar usando la manipulación, genera heridas que demoran en cicatrizar
R emplazar la felicidad por la apariencia no es una ecuación recomendable
E xigir que cambie el otro, significa que juntos no funcionan, regla simple
S in soberbia y con humildad se logran resultados duraderos y mucho mejores
Y como todo en la vida tiene matices, matizaré con mis amores también, eligiendo a mi más grande amor, a mi media naranja como dicen, mi alma gemela, al amor de mi vida, ese amor que ahora que miro atrás, algunos años ya después de su partida, no fue más que comprensión, amor bonito, comunicación, confianza, honestidad, humildad, reconocimiento, empatía en todos los niveles, con sus desavenencias que como equipo pudimos arreglar siempre, simplemente Magia Pura a lo estilo Walt Disney.
L o recuerdo siempre, con esa voz varonil, ronca, en un constante coro individual
O su perfume de camaleón, porque siempre era el mismo, pero día a día olía distinto
S u manera tan peculiar y única de hacer pactos como los de Joaquín, de José o Juan
A mo sus cartas, sus cartas a un espejo, porque siempre se reflejaba en ellas, tan bello él y
M iento, si niego haber admirado su cerebro, con apariencia a un cajón de sastre
O su frase usualmente usada, diagnóstico reservado, cuando algo andaba complicado, y
R eía tratando de ocultar información con título: Clasificados, impuesto por él mismo.
E sto es una antología personal de las cosas bellas que me hizo sentir su amor, pues
S in duda que sólo de amor y no de desamor estuvo llena mi vida desde que lo conocí hasta que lo perdí.
–Escrito por una monja anciana de claustro–