Dos poemas…

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Desterrado

Con la luz,

se fue la claridad de los ojos:

y pienso en el escote

desecho por besos,

el corazón que formaste

con símbolos candentes,

el espejo que no disimula

su alegría por verte desnuda.

No escucho el respirar de pétalos

que implanté en los senos,

ni versos de grillos jugueteando

en la espalda:

no encuentro espigas regadas

  estratégicamente en la alfombra,

las que impedían abandonar nuestro lecho

   sin pensarlo tres veces.

Estoy como loco

en esta obscuridad.

Añoro las figuras

   que habitan en la alcoba,

el susurro que conduce a la luna,

invoco la luz.

Pero… no quiero despegar las mejillas

de la savia que escondes entre los muslos.

Locura

a Mirna

Intento dormir bajo su piel;

respirar su acento

de potra desbocada;

velar el sueño de suspiros;

de transpiraciones locas.

Abrazo al Jazmín salpicado en su pelo;

sus labios de mar encaprichado;

y me arrastran,

y me muerden;

despertamos a la habitación adormilada.

Juego a levantar el pelo

suspirando en su cuello,

tratando de engañar al tiempo;

para retrasar la agonía de la noche;

y eternizar las horas de seducción.