EL CAFÉ Y LA POLÍTICA

Views: 738

Siempre es hora de tomar una taza de café y discutir asuntos de la política. Earl Warren

 

 

 

Inicio con una frase surgida de la inspiración de un destacado jurista y político estadounidense fallecido un 9 de julio e 1974, hace casi 49 años; su liderazgo estuvo marcado por su compromiso con la protección de los derechos civiles y la promoción de la igualdad racial.

Recuerdo muy bien, cuando al iniciar la década de los setentas, salía de la secundaria uno y nos íbamos a portalear; era toda una experiencia gratificante recorrer nuestros portales toluqueños en donde flotaba el aroma de café y de palomitas que vendían en la ex concha acústica. Ese aroma delicioso que escapaba de los cafés de la época como el de la familia Lio, el Gran Hotel, El Hotel San Carlos, el mítico y simbólico Café Impala, el Piccolino; lugares en donde era usual toparse con personajes de la vida social, política, empresarial, intelectual y periodística de aquellos gloriosos tiempos.

Me llamaba la atención, que a pesar de la heterogeneidad de los asistentes y su diferencial de edad, se percibían lo felices que se encontraban charlando sobre varios tópicos. Los toluqueños siempre nos hemos caracterizado por ser buenos conversadores.

En los cafés, no faltaban quienes con un enfoque filosófico novedoso para nuestra provincia, encontraban inspiración en la libertad radical, el ser auténtico y el activismo político. Me refiero a esa nueva onda surgida en París en 1933, que arrasaría en los clubes de jazz y cafés bajo el nombre de existencialismo.

Y por supuesto, sobresalían los políticos de café, y no lo digo en sentido peyorativo, más bien, con un dejo de nostalgia, ya que en nuestros días, han desaparecido esos lugares de las charlas sabrosas alrededor de una taza de buen café y por si esto fuera poco, ya cada día son menos los políticos en la mejor acepción del término.

En estos tiempos la moda de los jóvenes es ir por su café a Starbucks, para desde ahí, conectarse vía wifi a todo el mundo, aislándose de una realidad local que hoy más que nunca reclama su presencia como factores de cohesión social y de participación ciudadana.

No está por demás recordar, que el café, como bebida cotidiana, puede convertirse en un punto de partida para reflexionar sobre diversos aspectos de la vida y del mundo que nos rodea. Filosofar en torno a una taza de café puede ser una forma de promover la cohesión social y fomentar la participación ciudadana.

No soslayemos el placer de degustar un buen café y aprovechemos la oportunidad para hacer comunidad, tan necesaria en nuestros días. El individualismo es el principal ingrediente del caldo de cultivo de donde han surgido los populistas. Los cafés son:

  1. Espacios de encuentro: El acto de tomar café puede generar un ambiente propicio para el diálogo y la interacción entre nosotros. Las cafeterías y lugares similares suelen ser puntos de encuentro donde hombres y mujeres de distintas trayectorias y perspectivas se reúnen. Estos espacios pueden facilitar la conexión entre personas.

  1. Diálogo y debate: Filosofar en torno a una taza de café puede incentivar el intercambio de ideas y perspectivas. Al discutir temas filosóficos, podemos explorar diferentes puntos de vista y reflexionar sobre cuestiones fundamentales. Estas conversaciones pueden nutrir el pensamiento crítico y fomentar la participación ciudadana al impulsar el compromiso con asuntos sociales y políticos.

  1. Reflexión individual y colectiva: El café también puede servir como una herramienta para la introspección personal. Al tomarnos un momento para disfrutar de una taza de café, se crea un espacio para la reflexión individual. Esta reflexión puede llevar a una mayor conciencia de sí mismo y de los demás. Además, la filosofía compartida en grupo puede generar una reflexión colectiva en torno a cuestiones sociales, fomentando así la participación ciudadana.

  1. Creación de redes y comunidades: Las conversaciones filosóficas alrededor de una taza de café pueden generar la formación de redes y comunidades. Estas comunidades pueden ser espacios de apoyo mutuo, intercambio de conocimientos y acciones colectivas orientadas hacia el bienestar social.

Los dejo porque quedé de ir a tomar café con unos amigos para seguir arreglando el mundo. ¡Ah! y tengan siempre presente que un buen café no necesita azúcar y uno malo, no la merece.