El INAI y el reto de comunicar.

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Quizá, uno de los mejores comunicadores en el contexto actual mexicano, es el propio Presidente de la República, quién no solamente ha logrado conectar con el electorado al lograr el convencimiento de 30 millones de personas que fueron las que acudieron a votar por él, sino que, construyó la narrativa que le permitió el acceso al poder y que, representa una labor de comunicación de más de 20 años que pretendió legitimar como su movimiento de Cuarta Transformación que, cuenta con implicaciones nacionales de corte liberal social y en materia económica, que pretende constituirse como opción política de largo alcance. Estamos precisamente en la coyuntura en torno a si la narrativa construida por el Presidente sobre el movimiento de referencia se consolidará como una nueva opción política dominante, o, dicha propuesta, solamente se insertará como una tendencia para recuperar el enfoque social dentro de las políticas públicas de nuestro país, que constituyen las bases de las diversas frases de poder como: “por el bien de todos, primero los pobres”, “no puede existir gobierno rico, con pueblo pobre”, o, “la corrupción es el principal problema de México.

Narrativa que no es menor, ya que, juntamente con la reconstrucción mexicana después de la crisis de 1994 que optó por recibir apoyo de la comunidad internacional que ha sido asociado como el intervencionismo por parte de los gobiernos neoliberales, en esta opción política hay corrientes que han buscado promover una versión extendida del sueño bolivariano a partir de su vinculación con iniciativas liberales como la Convención de Sao Paulo, que, no necesariamente representarían un aspecto negativo si se identifican los resultados de la Unión Europea.

Sin embargo, en el tema que corresponde en torno a esta colaboración, más de 1 persona estará de acuerdo conmigo que, la gran capacidad de este gobierno fue el de construcción de historias y narrativas, que tienen como base principal, el manejo de la información, y que, esas “benditas redes sociales” fueron el semillero donde se ha gestado, de manera relevante directa e indirectamente, el triunfo de los principales resultados nacionales electorales de la última década, a pesar de las grandes brechas existentes en amplios segmentos de la población que, aunque no cuentan con un acceso directo o frecuente a internet, sí se ven influenciados en función de las opiniones que se gestan en ellas.

Por ello, en esta época de las narrativas de la comunicación, la labor que realiza el INAI y la defensa de su utilidad se encuentra en una encrucijada particular, en la que la demostración de su valía también encuentra el reto operativo de consolidar su función constitucional de manera más eficiente que la del Poder Ejecutivo, como una consigna obligada que se encuentra en su propia naturaleza y, que desde el aspecto técnico, se ha visto institucionalizado a partir de las tres generaciones del acceso a la información que implican la transición de la transparencia reactiva (solicitudes de acceso), a la transparencia proactiva (obligaciones de transparencia), al último estadio que representa la transparencia colaborativa (modelo de gobierno abierto), que a pesar de su rápida evolución teórico – pragmática, en esta ocasión parecería que requiere acelerar su proceso de implementación.

Esto es así, puesto que el día de hoy en el embate en torno a la utilidad de esta institución, está en juego un elemento preponderante para la adecuada gobernanza y salud de la democracia mexicana, como lo es la adecuada gobernanza de la información pública desde una perspectiva técnica, que, implica que la narrativa técnica y objetiva le gane a la política, que pone en confrontación la experiencia frente a la especialización que, si bien cuenta con un menor tiempo de madurez, representa la fortaleza del método a favor de la consolidación de la construcción de la cultura política y ciudadana de nuestro país.

Es así que, una vez superado el reto de hacer y, una vez con el convencimiento de la necesidad institucional de promover el acceso a la información y la protección de datos personales, encontramos, como reto en el comunicar: ¿Cuál es la mejor narrativa para la defensa del INAI? Y ¿Cuál es la estructura que debe seguirse?, lo cual, se ha vuelto complejo puesto que, al ser temas técnicos no han sido todavía estresados para lograr conectar en los mismos canales que los que se comunica la sociedad y que, inclusive realizando el ejercicio en chat GPT, se vuelve interesante la forma de convertir el lenguaje en metalenguaje, sobre lo cual, la experiencia de la narrativa inicial lleva ventaja.

En ese sentido, la información no constituye un activo importante si ésta no es presentada en la forma que se requiere para poder ser abstraída y entendida por su destinatario, es decir, es lo mismo que sucede con la diferencia entre datos, información y conocimiento, si la información no se transforma en el canal para que el destinatario adquiera convicción, no sirve, así de sencilla, con independencia de que sea cierta o sea falsa, aunque, la utilidad del INAI es precisamente ese, desligar esta actividad de lo político, y tener una institución que nos dé certeza de información fidedigna para la toma de decisiones. Es así que, como aspectos destacados en la comunicación y utilidad del INAI, podríamos señalar de manera sencilla que:

– Derecho a la información: El INAI es como un gran motor de búsqueda como Google, pero con información gubernamental. Es como cuando buscamos respuestas en internet, pero en lugar de encontrar cualquier información, el INAI nos ayuda a encontrar información importante sobre el gobierno, como cómo se toman las decisiones, en qué se gasta el dinero público y cómo funcionan las instituciones gubernamentales.

– Combate a la corrupción: El INAI es como un inspector que verifica que todo esté en orden. Es como cuando tienes a alguien que revisa tus tareas o examina los productos en una tienda para asegurarse de que todo sea correcto. El INAI nos ayuda a detectar si algo no está bien en el gobierno, como el mal uso del dinero o prácticas incorrectas, y nos brinda la oportunidad de reportarlo.

– Participación ciudadana: El INAI nos invita a ser parte activa en las decisiones que afectan a nuestro país. Es como cuando tenemos la oportunidad de expresar nuestras ideas en una reunión familiar o escolar, y todos escuchan nuestras opiniones. El INAI nos permite contribuir con nuestras ideas para mejorar la forma en que se toman las decisiones en el gobierno.

– Protección de datos personales: El INAI es como un guardián de nuestra privacidad. Es como cuando mantenemos nuestros secretos o información personal seguros y solo la compartimos con las personas en las que confiamos. El INAI se asegura de que nuestras informaciones personales estén protegidas y que nadie las utilice sin nuestro permiso.

– Transparencia y confianza en las instituciones: El trabajo del INAI nos ayuda a confiar en las instituciones del gobierno. Es como cuando jugamos un juego y todos siguen las mismas reglas, lo que nos hace sentir seguros y confiados. El INAI garantiza que las instituciones del gobierno sigan las reglas y sean transparentes en sus acciones, para que podamos confiar en su honestidad y equidad.

Aproximación que requiere un hilo conductor, que al parecer por las circunstancias actuales no me atrevería todavía a señalarlo puesto que las circunstancias se han vuelto como una olla de presión que se encuentra transformando al organismo, y que, le apuesto en que la institucionalidad no sólo gane, sino que ayude a fortalecer la certeza de nuestro destino como mexicanos y mexicanas, apoyados de instituciones que velen por un ejercicio efectivo del poder público para la mejora de condiciones de todas y todos. Hasta la próxima.