EL LEGADO DE PHILIP ZIMBARDO
“El problema no es sólo que las personas hagan cosas malas, sino que las personas buenas no hacen nada”. Philip Zimbardo.
El psicólogo e investigador del comportamiento estadounidense, falleció el pasado 14 de octubre a la edad de 91 años, otorgándonos algo que en nuestros días sigue teniendo plena vigencia: el estudio del poder y del mal.
El científico social dejó un gran legado en materia del comportamiento humano, como fue el concepto del triángulo del poder personal, situacional y sistémico es para ayudar a comprender cómo diversas formas de poder influyen en el comportamiento humano. Este modelo se utiliza para analizar cómo los individuos actúan en función de diferentes influencias y contextos. Aquí te explico cada uno de los tipos de poder que componen este triángulo:
Poder Personal: Este tipo de poder se refiere a la capacidad y la autonomía que tiene un individuo para tomar decisiones y actuar en función de su propia moralidad y valores personales. Es la fuerza interna que permite a las personas resistir influencias externas y actuar de acuerdo con sus creencias y principios. Esto incluye la autoeficacia, la autoconfianza y la motivación personal. Zimbardo enfatiza que todos tienen la capacidad de elegir cómo actuar, incluso en situaciones difíciles.
Poder Situacional: Este aspecto del triángulo se centra en cómo el entorno y las circunstancias específicas pueden influir en el comportamiento de una persona. Se basa en la idea de que la conducta humana está fuertemente afectada por el contexto social y físico en el que se encuentra un individuo. Los factores situacionales pueden incluir la presión grupal, las normas sociales, las expectativas de autoridad y las condiciones del entorno. Zimbardo destacó que a veces el entorno puede llevar a las personas a actuar de maneras que normalmente no harían, como se evidenció en su famoso experimento de la prisión de Stanford.
Poder Sistémico: Este tipo de poder se refiere a las estructuras sociales y sistemas de poder más amplios que influyen en el comportamiento humano. Aquí se incluyen instituciones, organizaciones, leyes y normas culturales ,que pueden moldear las actitudes y acciones de las personas. El poder sistémico puede ser una fuerza poderosa que impone ciertas dinámicas en la sociedad, y a menudo puede perpetuar desigualdades y abusos. Zimbardo argumenta que es importante entender cómo estas estructuras más amplias interactúan con el poder personal y situacional.
El triángulo del poder sugiere que el comportamiento humano es un producto de la interacción entre estos tres tipos de poder. Por ejemplo:
– Una persona puede tener un gran poder personal para resistir el comportamiento inmoral, pero si se encuentra en una situación altamente coercitiva o abusiva (poder situacional), puede enfrentar una gran dificultad para actuar éticamente.
– Asimismo, el poder sistémico puede reforzar situaciones que llevan a la deshumanización o a la violencia, influyendo en cómo las personas deciden actuar dentro de esas estructuras.
El modelo de Zimbardo es útil para analizar y entender las dinámicas del comportamiento humano, especialmente en contextos donde el poder y la ética están en juego. Además, en tiempos en donde la congruencia, la coherencia y la autenticidad en los políticos y en general, en los líderes sociales, es cada día más escasa.
Acudo frecuentemente a las lecciones de Zimbardo, ya que desarrollé un modelo de liderazgo que he denominado PFK-64 sustentado en una pirámide cuya base es el Capital Psicológico de la persona y a partir de ahí, desarrollar su Capital Intelectual y su Capital Psicológico.
El legado de Philip Zimbardo a la humanidad es vasto y multifacético, abarcando contribuciones significativas en el campo de la psicología, la ética y la comprensión del comportamiento humano. Les compartiré algunos aspectos clave de este legado:
Investigación sobre la maldad humana: A través de su experimento de la prisión de Stanford y su obra «El Efecto Lucifer», ha proporcionado una profunda comprensión de cómo las situaciones sociales, la deshumanización y la obediencia a la autoridad pueden llevar a comportamientos inmorales y a la maldad. Su trabajo ha sido fundamental para el estudio de las dinámicas de poder y abuso en diferentes contextos, como el militar, el carcelario y el social.
Conciencia sobre el poder de la situación: Zimbardo enfatizó la idea de que el comportamiento humano no sÓlo está determinado por rasgos individuales (Capital Psicológico), sino también por las circunstancias y contextos en los que se encuentra una persona. Esto ha llevado a una reevaluación de cómo entendemos el comportamiento humano, la ética y la responsabilidad personal.
Educación y prevención: Zimbardo ha trabajado en la educación sobre la ética, la moralidad y la importancia de la conciencia social. Su enfoque ha influido en programas educativos que buscan prevenir el abuso de poder y fomentar la empatía y la responsabilidad social. Esto es relevante en áreas como la psicología, la sociología, la educación y el trabajo social.
Promoción de la psicología positiva: Aunque Zimbardo no es directamente un pionero de la psicología positiva, abordó aspectos relacionados, como la capacidad de cambio, la resiliencia y la importancia de una orientación positiva hacia el futuro. Su trabajo sugiere que, a pesar de las circunstancias adversas, las personas pueden elegir resistir y actuar de manera ética.
Aplicación en contextos contemporáneos: Las ideas de Zimbardo han sido aplicadas en diversas áreas, incluyendo la política, la criminología y el activismo social. Su investigación ha contribuido a un mayor entendimiento de la violencia, el racismo, el abuso de poder y la necesidad de intervenciones que promuevan un comportamiento ético y responsable.
Inspiración para el debate ético y moral: Zimbardo ha creado un espacio para el diálogo sobre la ética y la moral en la psicología y más allá. Su trabajo invita a la autorreflexión sobre nuestras acciones y la responsabilidad que todos compartimos en la construcción de un mundo más justo y compasivo.