El milagro del hechicero hipnótico de Cremona

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En esta ocasión voy a charlar un poco de uno de los instrumentos generador de las más grandes melodías de todos los tiempos. Como un gran hechicero dispuesto a hipnotizar a todo aquel que se atreva a captar sus vibraciones. Sin duda alguna también lleno de misterios que la ciencia ha tratado de darles explicación. Buena parte de su magia está en el virtuosismo de grandes músicos que han llevado sus vibraciones a niveles brutales. Sin embargo, hay otras manos que no hay que olvidar, pues también son parte de esta creación casi divina, me refiero a las del fabricante que desde la tala de un árbol comienza a crear las vibraciones que generarán el sublime sonido del violín.

 

Así es que primero platicaremos un poco de la historia de este monumental instrumento para darle más sabor a algunos elementos que hacen posible desenmarañar los secretos de este gran hechicero. La prueba está en que es protagonista en las orquestas y grupos de cámara, pero al mismo tiempo también es requerido por la música country e inclusive el rock, sin duda muy amplio su abanico de acción.

 

Sólo tal vez, la historia de esta maravilla comienza con el frotamiento de las cuerdas de laúd y el rebab, instrumentos populares enmarcados en la expansión de la cultura árabe en la época medieval. Pero no es hasta el siglo XVII, que aparece propiamente el violín, el cual contaba con una tapa superior y las tablas laterales que eran hechas de madera blanda. Por otra parte tenía una tapa inferior que era de madera dura. No había mejor complicidad de nuestro hechicero que el bosque de abetos y uno de arces que rodeaban a Cremona.

 

Sin embargo en aquella Italia aún no tenía prestigio, aún era opacado por la viola de gamba, la guitarra y la mandolina. Nuevamente parece que un cómplice queda hipnotizado por su magia, por sus atributos sonoros, y así es como en 1607, Claudio Giovanni Antonio Monteverdi le moldea una lucidez completa al darle protagonismo complementando las voces corales de Orfeo. De aquí como Juan Salvador Gaviota comienza su mágico vuelo hechizando e hipnotizando en teatros, salas, pasillos y callejones.

 

Así es que a aquí también comienza la historia de los creadores de estas maravillas que en sus manos recaía también buena parte del hechizo hipnótico. Fenomenal la participación de los luthiers, que en principio eran hacedores de laúdes. Habrá que recordar a los oriundos de Cremona Andrea Amati, Giuseppe Guarneri y Antonio Stradivari más conocidos en su versión latinizada: Amatius, Guarnerius, Stradivarius. Desde ahí se fue extendiendo también a muchos países no europeos al ir hechizando a los corazones de miles de oyentes y más aún el de los propios músicos. Sin duda una maravilla, inclusive en algún momento se pensó que algo tan perfecto sólo podía haber sido inventado por alguien con las mismas características, como el mismísimo Leonardo da Vinci, pero la evidencia sostiene que no fue inventado por una persona, más bien pareciera que se fue auto creando al ir hechizando a unos por aquí y a otros por allá.

 

Como hemos mencionado la magia de este instrumento fue dado a conocer por grandes músicos como Tartini, Paganini, Sarasate, Heifetz, Menuhin, Ysaye, Yervinyan, Rieu, Perlman y muchos otros que fueron seducidos por las vibraciones de violín, repito, no hubiera sido posible sin las manos mágicas de los luthiers. Es un instrumento hermoso, en apariencia como en sonido, es elegancia y clase, tiene una versatilidad brutal que reta a cualquier tipo de música que lo ponga a prueba.

 

No fue fácil el camino de creación del violín como se conoce ahora, fue Andrea Amati quien modificó el original, sólo tal vez, por influencia de Gasparo de Salo quien creo una gran escuela en Cremona. En 1630 tras la terrible plaga de peste bubónica, parece ser que el único luthier que quedó con vida en todo el mundo, con real capacidad de fabricar violines fue su nieto Nicolo Amati quien inspirara la obra de Antonio Stradivari, hoy conocido como el más grande constructor de violines de todos los tiempos, logrando unos instrumentos con un sonido mágicamente limpio, balanceado firme y dinámico.

 

Fueron únicos en tanto su rapidez de respuesta, pureza tonal, poder de penetración y colorido tonal. No hay que olvidar tampoco las obras de Guarneri Gesu quien fue llevado a la fama nada menos que por las tentaciones diabólicas de Nicolo Paganini. Quien miró más allá de la calidad del acabado de un Stradivarius, explotando su brutal pasión tonal, inclusive superior a l trabajo de Stradivari.

 

Así es que tenemos, solo tal vez, la historia de un milagro que implica varios misterios, sin duda que tienen que ver con la misma conformación del hechicero. Por ahora sólo comentaré acerca de uno de ellos que tiene que ver con el Mesías, el instrumento leyenda –el único aún conservado casi como nuevo de este legado– que fuera donada al Museo Ashmolean, de Oxford. Dada la fama de nuestro creador de milagros había muchas posibilidades de fraudes y copias falsas de imitación incluyendo a la pieza a la que hacemos referencia.

Sin embargo se sabía que la madera del Mesías era de un abeto originario de alguna parte del sur de Europa. Un investigador lo comparó con las cronologías de anillos de abetos de Austria, Alemania, Italia y Francia. Así como con otro famoso violín Stradivari, el Archinto. De tal suerte que Mayer determinó la edad del árbol con que se construyó el Mesías, 315 años, lo cual lo sitúa en 1686, que es la época en la que vivió Stradivari. No es concluyente pero lo hace posible. Es posible la brutalidad con la que se abrió paso en la adversidad nuestro invitado hechicero hipnótico.