EL TEATRO DE LA VIDA
El mundo entero es un teatro
William Shakespeare
Querido y aguzado lector, espero esté bien en este cierre del mes de mayo, mes cargado de celebraciones importantes como el 10 de mayo, donde reconocemos el amor y labor de las que son madres y el 15 de mayo, festejamos a los maestros los guías del conocimiento que muchas veces también han sido llamados mamá, en algún momento de su carrera. Espero que hayan celebrado por lo alto, como coloquialmente decimos.
En estos días se están llevando a cabo concursos de teatro en escuelas preparatorias oficiales, en nuestro estado. Tuve la fortuna de ser invitada como jueza en la escuela EPO 244, a quienes les deseo la mejor de las suertes en el concurso, fue una experiencia por demás enriquecedora, son momentos que hay que atesorar, momentos de encuentro con la comunidad, en este caso, con los jóvenes.
Shakespeare, al igual que Oscar Wilde y Arthur Miller, coinciden en que la vida es un teatro: Wilde decía que la tierra es un teatro, pero tiene un reparto deplorable, Miller, que el teatro es tan fascinante, porque es muy accidental, tanto como la vida. Aseveraciones un tanto duras con respecto a quienes formamos parte de esta tierra, sin duda que cada quien habla desde su experiencia, pero bueno, no quitemos que efectivamente a veces hay pésimos actores pretendiendo ser quienes no son o aquellos que apenas pueden interpretar su papel sin ser influidos por otros o por la misma historia. Pero tampoco vamos a negar que mucho de esto influye en los accidentes de la vida, que la hacen fascinante, espontánea.
En la actualidad ciertos aspectos como la originalidad o la conformación de un criterio, se han convertido en un problema que no se limita a cuestiones de creación artística, innovación o en temas industriales o tecnológicos, sino a la vida misma.
Vivimos en una sociedad que así como premia la originalidad, también es condenada y es por ello que los autores antes mencionados fueran tan severos al expresarse, pues les tocó padecer respecto a su talento incomprendido y su forma de reflejarlo en su estilo de vida.
En muchas épocas, hombres y mujeres fueron desdeñados por pensar diferente a los demás, por salir de la regla, del método como dirían en el argot de la actuación. Salir de las convenciones de expresión de cómo debería ser y lo emocionalmente expresivas que podían resultar, probablemente hay quienes superaron ese método y verdaderamente están viviendo quienes son y no el personaje que les han dicho que son, desde que llegaron a este mundo. O al contrario, hartos de estas convenciones adoptaron el método para crear un personaje totalmente diferente, improvisando ante las exigencias de la vida.
Todo esto no es más que una consecuencia de la creatividad, de las potencialidades y originalidad que posee cada individuo, con la que hemos sido dotados y que podríamos descubrir o no. De esto dependerán muchos factores, el socio-cultural es donde se comienza, si en el núcleo donde empezamos a crecer, no hay apertura o disposición a este desarrollo del ser, pues condenados hemos de estar, en el sentido que Miller y Wilde apuntaban.
Decía que esta creatividad y potencias pueden ser descubiertas y desarrolladas también, cuando se comienza la instrucción, o por cuenta propia, pero cuando se llega el momento de ser instruidos en alguna escuela o alguna persona. El doctor Noé Héctor Esquivel, en libro La Universidad Humanista ¿Utopía alcanzable? cita a Armando Rugarcía cuando menciona a la educación como un proceso social por el cual el hombre desarrolla sus potencialidades. Y entonces Esquivel explica que:
En el cometido de la educación, el hombre es el único ser que necesita una idea de su propio ser para existir. En el saberse y reconocerse el hombre se juega su propio destino. Una concepción ideal del hombre busca integrar en él todos sus elementos constitutivos.
De ahí la importancia, por ejemplo, que en las escuelas se impartan diversos talleres y actividades que permitan ese despertar del individuo, que le haga conocer y explotar sus potencialidades, que además le permitan pensar por cuenta propia, de desarrollar su creatividad, esa que el doctor Noé Esquivel describe como un atentado contra la estaticidad y la seguridad del conocimiento y de las respuestas absolutas.
Un gran reto para el Teatro de la vida del que somos protagonistas, extras, actor secundario o de reparto, depende de cómo cada quien se mire y actúe. Digo que es un reto porque cada vez más las nuevas generaciones tienen mayores fuentes de influencia a través del entretenimiento y terminan por enajenarlos y encerrarlos cada vez en sus burbujas que las nuevas tecnologías, por decir alguna, los mantienen dentro de ellas sin darles la oportunidad de expandir horizontes para nuevas vivencias, aprendizajes. Los parámetros de cada individuo y los que se le sugieren de acuerdo con algoritmos, se imponen para formarlos o deformarlos.
Para que vivan, sobrevivan, o tan sólo existan sin conocerse realmente a sí mismos, en esta obra de teatro que llamamos vida y que anhelamos se convierta en aquello que buscamos profundamente. Pero mientras eso pasa, bien podríamos bajar el telón por un momento y en el intermedio, cambiar el personaje, el método, el estilo de vida si es necesario.
Pero aquí queda la provocación querido lector, de qué va nuestra actuación y cómo la van y vamos orientando la de otros. Para terminar, les dejo una frase del gran Charles Chaplin que dice así:
La vida es una obra de teatro que no permite ensayos…
Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente
Cada momento de tu vida… antes que el telón
baje y la obra termine sin aplausos.