ESCRIBO
Me embarco en pequeñas represalias
Quitarle la adorada novia a alguien
Robar la mascota preferida a ese violador de mariposas,
Invisible, cauto, experto,
Como el viento del norte cuando no tiene apuro.
Y así vivo ahora,
entregado,
con devoción,
a la piel, a la carne, al placer del placer
que significa la contemplación
a sabiendas que ese ser es visto, nunca
a escondidas,
porque así se cierra el círculo sin pi,
cuando ella sabe que es mirada, abiertamente
como sus ojos espejo de todo,
acaso con el marco del delineador que se acaba
de poner,
prolijamente,
como lo más urgente
y es que
y es que
y es que la vida
de pronto se soporta
sólo a la gitana,
dejándonos ser
en el abandono más profundo
en el movimiento de ajedrez
más pensado
destapándose esa verdad
que no tiene nada del otro mundo,
el ser natural
a pesar de los heridos, muertos,
y seres sonrientes
que cerrarán los ojos,
con un placer sin nombre.