ESTULTICIA
«Todo el que, violentando su propio ser, pretende cubrirse con apariencias de virtud, no hace más que poner sus defectos en descubierto»
(Erasmo de Rotterdam).
ERROR: Concluye un año, por muchos conceptos terrible y, como diría el poeta -y el filósofo de Güemez-, como consecuencia lógica, se inicia otro. En este país de ciclos, parece, que, al menos en la economía, estamos en un tobogán, en caída libre y, sin un panorama claro, seguiremos en él. Simplemente, para quien toma las grandes decisiones, el tema no es importante, al fin que, remesas, créditos y programas sociales sin retorno, aún no revientan el cochinito. Gracias a las previsiones de los vituperados regímenes “de antes”.
La apreciación en torno al cambio, a nivel ciudadano, es bien subjetiva. Lo que no puede ser así es que no se entienda por qué un solo personaje, contra cualquier concepto de democracia, tenga al país en la situación en que se encuentra, y todavía se le aplauda. México es mucho más, somos todos y mal hacemos en vociferar que estamos en “el México que alguien nos heredó y que uno, solo uno, reconstruye”. En realidad, en buena parte, lo construimos (o lo destruimos) todos y, en todo caso, todos lo heredaremos a las siguientes generaciones.
Al propiciar el reencumbramiento de la figura presidencial, buscando quizá un paso veloz hacia la dictadura de a de veras, el actual régimen, unipersonal, pasó de la promesa a la propuesta, pero quien proponía, en una larguísima campaña que aún hoy continúa, de acuerdo a sus propias palabras, en muy raras ocasiones dispuso.
Las Reformas estructurales de la tercera generación (la tercera “ola”, la anterior a la que vivimos), se frenaron al dominar los intereses políticos sobre la lógica del desarrollo, pretendemos regresar al “Estado de Bienestar” (Welfare) que fracasó en el período 1929 a 1970 en sus cuatro versiones:
- Continental. Modelo en el que la mayor proporción del gasto público se destinó a las pensiones. Los sindicatos agruparon a un número reducido y privilegiado de afiliados, sin embargo, su opinión tuvo peso en las negociaciones colectivas.
- Nórdico. Modelo socialdemócrata de mucho alcance en protección social y con el nivel de acceso más generalizado a las prestaciones sociales, alcanzando altos estándares de calidad. En este modelo basó Dinamarca su esquema de salud universal que, por mal copiado, ha fracasado en nuestro México lindo y querido.
- Liberal anglosajón. Modelo de accionar limitado con escasas medidas preventivas y poca relevancia a las ayudas sociales, con un sistema de subsidios complicado y de difícil alcance para la población.
- Mediterráneo. Modelo de intervención parcial del Estado, que implicó un menor gasto público y una baja en la cobertura de pensiones y de asistencia social. Los sindicatos tuvieron gran presencia en los acuerdos y las negociaciones.
Con distintos matices, el fracaso de sus buenas intenciones, apoyar en sus derechos humanos, sociales y económicos a las mayorías desprotegidas, se debió a dos grandes factores y a una terrible consecuencia. Los factores fueron a). Los altos costos de administración de los gobiernos y, b). desde luego, el virus de la corrupción; esto derivó en la consecuencia de que no hubo más recursos para repartir, se destruyeron las clases medias, se agotaron las fuentes fiscales y se generaron crisis históricas que abrieron la puerta a un renovado fenómeno liberal.
Curiosamente, analizado en el tiempo, los que buscan retornar a ese fracasado “Estado de Bienestar”, serían los más CONSERVADORES; es decir, los que pugnan por el modelito, se muerden la cola a sí mismos.
“Te freno y te crítico” es la tónica de un sexenio que inició mal, con el único error que realmente ha cometido: despreciar al pueblo y a las instituciones que lo empoderaron y usarlos como parapeto. Y decimos el “único error” parafraseando a Álvaro Obregón, quien señaló que, en política “se comete un solo error y lo demás… son consecuencias”.
Ese desplante y los desbarres verbales que han privado en medio de terribles contradicciones, han dividido, literalmente, al país. Las reservas, la inflación, el pago de deuda, las tasas de interés, la imagen internacional, la vivienda, los programas sociales y el combate a la pobreza, palidecen para los medios y los afectados; se soslayan las tareas pendientes como son el empleo y el crecimiento o la regresión de 50 y 100 años en las reformas estructurales, perfectibles, nunca cancelables, se privilegian y mediatizan los enfrentamientos personales y los dimes y diretes sin contenido, pero con mucha forma.
En apariencia, solo en apariencia, se ha avanzado en lo social, pero el desbalance económico no perdona, esta redistribución la podríamos comparar, en un ejemplo simple, con las compras de “pagos semanales”, el comprador se engancha con una pantalla de 80 pulgadas que pagará en “abonos fáciles” que ocultan desmesurados intereses, a los dos años, de los cinco pactados, descubre que ya no puede pagar y la pantalla es embargada, había otras prioridades.
En fin, concluye un mal año económico y se vislumbra uno peor, la recesión es un hecho y sería necio negarlo. Hoy no hay pronósticos, solo la recomendación de compras estrictamente necesarias, evitar en lo posible el endeudamiento y, sobre todo, analizar causas y efectos de manera objetiva y no siguiendo la ley del menor esfuerzo, quizá el que explica o justifica es el menos indicado y tal vez, el menos creíble.
DE FORMA: En la plataforma de poderedomex.com, pueden ustedes encontrar una genial colaboración del excepcional poeta/escritor peruano Fernando Olea, describe de manera clara y sin ambages la situación de hoy de ese país hermano que es Perú, pero al leerlo con sentido crítico, encontramos una cabal descripción de Cuba, Venezuela, Nicaragua y ¿México?, ¿Colombia?, ¿Argentina? Usted tiene la palabra.
Habla, con meridiana claridad de la ESTULTICIA que ha gobernado, desde luego, a Perú, por año y medio, pero que se aplica a otros países, en períodos más prolongados.
Para precisar el concepto, desconocido incluso, o, sobre todo, por los políticos que encumbrados o ensoberbecidos, ignoran a quien los eligió, tomamos la descripción, que no definición, de Erasmo de Rotterdam, como decimos en México, a prueba de tontos:
«La estulticia es la cualidad de ser estúpido. Es lo contrario de la inteligencia. Ser estúpido tiene que ver con no entender las cosas, no aprender de las experiencias pasadas, y por lo general no usar el cerebro ni la lógica. Afortunados los hombres que no tienen principios; pueden decir estupideces con solemnidad”.
DE FONDO: Mencionamos lo anterior y reiteramos el señalamiento de Fernando Olea, porque es claro que, en la cuarta ola (no confundir con 4T), la de la generación de cristal, la de mentiras que las redes sociales convierten en verdades por falta de análisis, contexto y hasta ortografía, podemos observar que el poder está bien, y la estupidez es, por lo general, inofensiva. Pero el poder y la estupidez juntos son peligrosos, decía Erasmo: “todo el que, violentando o reafirmando su esencia, cubre sus desvaríos con apariencias de virtud, no hace más que poner sus defectos al descubierto», pero la gente no distingue la diferencia. Bueno, la mitad de la gente. Edmund Burke señalaba que: “Para que el mal triunfe, solo se necesita que los hombres buenos no hagan nada”. Parece que, en Perú, hombres y mujeres buenos, hicieron algo: Preservar la democracia.
Le han señalado a Pedro Castillo que el que toma las riendas del gobierno no debe ocuparse en sus asuntos propios (valga el pleonasmo), sino en los públicos; debe únicamente interesarse por el interés general, no apartarse ni un ápice de las leyes y responder de la integridad su gobierno. El bien común fue violentado y el pueblo se mostró por encima del individuo.
DEFORME: Lo que ha ocurrido con el Plan “B” sobre la Reforma Electoral, “destruyan al INE”, se puede resumir en una palabra: “ESTULTICIA”.
Dios mediante nos reencontraremos el próximo año en este generoso espacio, que las fiestas navideñas sean un paréntesis de paz que fortalezca nuestra voluntad para tener un excelente 2023. ¡Salud!