Filtrándose por nuestras grietas

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La sociedad en la que vivimos puede jugar un papel importante en la represión de emociones. Desde temprana edad, se nos enseña a controlar nuestras emociones y a no mostrar debilidad. Esto puede llevarnos a ocultar nuestras emociones. Nos preocupamos por cómo seremos percibidos si mostramos tristeza, miedo o enojo. Como resultado, nos esforzamos por mantener una fachada de control y fortaleza emocional.

Todos tenemos emociones que intentamos reprimir incluso las ocultamos de nuestros seres queridos, no podemos experimentarlas o hablar de ellas ni siquiera con nosotros mismos. 

Es algo que nos pasa a todos. Pero a veces las emociones se manifiestan como problemas de salud. Intentaré explicarlo con un ejemplo. 

Como el agua que siempre encuentra la forma de filtrarse en una roca las emociones se filtran por nuestras grietas. No debemos reprimir las emociones en la vida. Pueden surgir momentos que nos hagan sentir emocionalmente estancados, quizás no sepamos cómo expresarnos.

Las emociones son una parte fundamental de nuestra experiencia humana. Son respuestas naturales a diferentes estímulos y situaciones que enfrentamos en nuestra vida diaria. Sin embargo, muchas veces tendemos a negarlas por diversas razones.

Al hacerlo es como que las metiéramos en una jaula para que nunca quisieran salir, entonces comienza a crecer una enorme, que afectan nuestra relaciones con los demás en nuestra salud. Las emociones no son malas, son necesarias, útiles e inútiles y hay que permitirles expresarlas sin miedos.

Porque al final de cuenta son como puentes que nos conectan con los demás y nos ayudan a descubrir quiénes somos y entender lo que queremos.

Reprimir las emociones no las eliminan y encima generan cargas interiores. A veces se vuelven tan pesadas que no podemos soportar y no entendemos el por qué afecta nuestra salud de manera negativa, por eso te invito a que puedas empezar a entender qué es lo que te está molestando del otro o de una situación que puedas estar en paz contigo mismo y empieces a escarbar así como que le sacaras las capas a una cebolla y puedas ir al fondo de la cuestión para que puedas sanar, y entender que te está reflejando… quién tienes enfrente.


Además, cuando suprimos nuestras emociones, perdemos la oportunidad de comprendernos a nosotros mismos y a los demás. Éstas son una forma de comunicación y nos brindan información valiosa sobre nuestras necesidades, deseos y límites. Al negar estas emociones, nos desconectamos de nosotros mismos y perdemos la oportunidad de desarrollar una mayor autoconciencia y autenticidad.

Por otro lado, expresar nuestras emociones de manera saludable nos permite liberar la carga emocional y mejorar nuestra salud mental. Es importante encontrar formas de expresión que nos resulten cómodas, ya sea a través de la escritura, la música, el arte o la comunicación verbal. Al darle voz a nuestras emociones, nos permitimos procesarlas y comprenderlas mejor. Esto nos ayuda a establecer una conexión más profunda con nosotros mismos y con los demás.

Es importante recordar que todas las emociones son válidas y tienen un propósito. No hay emociones buenas o malas. Todas las emociones nos brindan información valiosa sobre nuestro estado interno y nos ayudan a adaptarnos y responder a nuestro entorno. Aceptar y permitirnos sentir estas emociones nos permiten vivir una vida más auténtica y satisfactoria.

Sin embargo, reprimir nuestras emociones puede tener consecuencias negativas para nuestra salud mental y física. Las emociones no expresadas se acumulan dentro de nosotros, creando una carga emocional que puede manifestarse de diversas formas como:

  1. Estrés crónico: Al reprimir nuestras emociones, acumulamos una carga emocional que genera estrés en nuestro cuerpo y mente. Este estrés crónico puede llevar a problemas de salud física y mental, como dolores de cabeza, problemas digestivos, insomnio, ansiedad y depresión.

  1. Dificultades en las relaciones interpersonales: Cuando reprimimos nuestras emociones, también tendemos a ocultar nuestras necesidades y límites emocionales a los demás. Esto puede dificultar la comunicación efectiva y la conexión emocional en nuestras relaciones. Además, al reprimir nuestras emociones, también podemos volcar nuestra frustración o enojo reprimido en otras personas, lo que puede generar conflictos y distanciamiento.

  1. Falta de autoconciencia: Al negar nuestras emociones, perdemos la oportunidad de conocernos a nosotros mismos a un nivel más profundo. Las emociones son una forma de comunicación interna que nos ayuda a comprender nuestras necesidades, deseos y límites. Al reprimir éstas, nos desconectamos de nosotros mismos y podemos tener dificultades para identificar y satisfacer nuestras necesidades emocionales.

  1. Impacto en la salud mental: La represión de emociones puede contribuir al desarrollo de problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad. Al no permitirnos sentir y expresar nuestras emociones, nos privamos de la oportunidad de procesar y liberar la carga emocional, lo que puede llevar a un deterioro de nuestra salud mental a largo plazo.

  1. Dificultades en la toma de decisiones: Las emociones son una parte integral de nuestro sistema de toma de decisiones. Al reprimir nuestras emociones, podemos tener dificultades para evaluar y comprender completamente nuestras opciones y tomar decisiones informadas. Esto puede llevar a decisiones impulsivas o poco saludables.

Un ejercicio fácil es poder expresarlas, escríbelas en un papel para que puedas ordenar tu cabeza, tu mente, y poner al descubierto tu ego y entender qué es lo que uno tiene que sanar.

La importancia en realidad, es poder detectar el estímulo que te genera tal emoción y así poder re-interpretar ese mecanismo de estímulo reacción. Modificando eso nuestra emoción se transforma, y se abre un nuevo camino o muchos.