+Hace 48 años conocí a la erudita y vertical Raquel Tibol, entre Siqueiros, Rivera, Frida Kahlo y Luis Buñuel

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La frase:

No nacemos como mujer, sino que nos convertimos en una.

SIMONE DE BEAUVOIR

 

 

ASÍ ERA LA CRÍTICA RAQUEL TIBOL

 

Erudita, vertical, independiente, de armas tomar, diríamos en México, pero sin agresión, menudita, pero muy fuerte, de personalidad, con jerarquía, así era una mujer inolvidable para quien esto escribe, Raquel Rabinovich, mejor conocida en el ambiente del arte mexicano como Raquel Tibol, con quien empecé a realizar una serie de entrevistas con mujeres y hombres destacados en el ámbito intelectual.

Su autosuficiencia era por demás grandiosa, tenía datos precisos en su memoria, era enemiga de informaciones incompletas y equivocadas. No reparaba en decir lo que pensaba, por ello se togó en una de las mejores, sino es que la mejor crítica.

Por ello no dudó en su tiempo y en su momento, primero darle una cachetada al mismísimo David Alfaro Siqueiros, por haber hecho expresiones misóginas hacia ella. Fue sonada la cachetada en el rostro del muralista y memorable en el salón donde se efectuó.

Tampoco tuvo reparo alguno en descalificar la exposición de la artista argentina Martha Minujín, quien vino a nuestro país a exponer lo que llamó arte natural, colocando unas 200 naranjas, como si fueran un puesto en La Merced o en cualquier mercado de México. Tibol le lanzó las naranjas sobre su persona y descalificó su supuesto arte.

Cuando frisaba los 29 años de edad, conoció a Diego Rivera en Santiago de Chile y cautivó al pintor por su sapiencia, tanto que la invitó a ser su secretaria, pero ella prefirió a David Alfo Siqueiros, aunque hizo un libro muy interesante sobre Diego.

Lo anterior, como parte de una serie de pláticas que tuvimos al paso de los años, incluyendo varios encuentros en la Fil de Guadalajara, en donde lo mismo nos topábamos en uno de los elevadores del Hotel Hilton, en el restaurante los Vitrales, bien en uno de los salones de charla de la propia feria o en alguna entrevista.

Ella pudo haber hecho una biografía de Frida Kahlo, pero se quedó nada más en una entrevista. Hay que hacer notar que ella vivió un tiempo en la famosa Casa azul, a la que calificó como la corte de los milagros.

A ella le agradezco que me haya proporcionado una serie de teléfonos de los mejores escritores, pintores y artistas musicales para poderlos entrevistar.

Raquel

Entre ellos a Günther Gerzo, hacedor de muchas de las escenografías de la época de oro del cine mexicano, Arnold BelkinPaulina LavistaSalvador ElizondoJuan García PonceAlberto Gironella quien vivía en Valle de Bravo, Alba RojoLuis Guillermo Piazza y muchos otros.

Era tan honesta que como parte de las pensiones que otorgaba el ahora presidente André Manuel López Obrador, cuando era Jefe de gobierno de la Ciudad de México, le llegó a su casa un cheque, mismo que llevó hasta las oficinas de López Obrador y le dijo: mira Andrés, te agradezco mucho tu envío, pero no lo necesito, te lo devuelvo para que beneficies a otra persona que si lo requiera.

Conocí a su esposo Boris. Tuvieron tres hijos: NoraSimón y Rosen. Doña Raquel falleció el 22 de febrero de 2015, a la edad de 91 años. Descanse en paz y gracias con toda el alma.

 

Distintivo.- Si alguien supo equilibrar su rostro con una mirada interrogante y una expresión de ternura como lo hacen los pintores al mezclar en una sola obra, la gama de los colores que van del blanco al negro y en el intermedio todos los tonos que conocemos, fue ¿lo adivina usted? La presencia de Raquel Tibol. Que entre otras cosas, fue la mejor crítica en el sentido de establecer juicios certeros sobre lo que veían sus ojos, aunque éstos se auxiliaban de los consabidos lentes para mirar lo que los demás no miran, pero que ahí está presente, adivinó: los detalles para juzgar los trazos y la esencia del color en el cuadroen el muralen el acercamiento para mirar que un simple brochazo, de cerca, no transmite nada, a lo lejos, se magnifica el porqué de esa presencia.

Toda esta gama de posibilidades estaban inmersas en ella. Mujer menuda, robusta, con fuerzas para hacer temblar al más pintado, llámese David Alfaro Siqueiros, el famoso y temible coronelazo, se cimbró de pies a cabeza cuando en pleno palacio de Bellas Artes en su mejilla izquierda quedaron impresos por varios instantes los dedos pequeños y la palma de la mano de doña Raquel al tocar esa mejilla izquierda con una sonora bofetada que amplió el eco del recinto en donde se encontraron estos dos colosos de la creación humana: David y Raquel quienes así, con este impacto, sentaron sus reales de quién era quién en el mundo del arte que se estremeció ante la presencia femenina.

Nuestro primer encuentro al abocarme a la realización de entrevistas con lo mejor de la expresión humana, se dio por un hecho fortuito, la presencia de ella en el Aula Magna de la Universidad Autónoma del Estado de México, un jueves 30 de mayo de 1974 para dictar la conferencia sobre El estado actual del arte pictórico en México. La simple lectura de un cartel, al pasar velozmente por este edificio, en la calle de Constituyentes, ahora Instituto Literario, originó la idea de ganarle la exclusiva a los demás diarios que se editaban y circulaban en esta ciudad de Toluca.

Para ello me avoqué a conseguir el número telefónico de su casa o del periódico en donde escribía, Excélsior, así logré concertar la cita para que ese mismo martes 28, de lectura veloz, me recibiera cerca de la ocho de la noche en un restaurante cerca de su casa, creí. En realidad ella habitaba un departamento ubicado en la parte superior de este sitio ya que llegó con puntualidad cronométrica. Bajó del elevador, abrió la puerta del restaurante y miré con atención su sonrisa al acercarse a la mesa.

Un diálogo abierto sobre cómo apreciar la pintura y encontrar los puntos finos, que no recetas, para darnos cuenta que estamos frente a un pintor excelenterenovador o simple copista. Aprendimos en ese intercambio de preguntas a mirar, de otra forma, las pinturas que hay en nuestra ciudad, no garabatos.

Aún en aquellos años de 1974, no se dejaban ni asomaban en las paredes de esta ciudad los garabatos, las rayas de lo que era un grafiti, aunque por la calle de Bravo entre Hidalgo y Morelos Edmundo Calderón dejó un Mural Efímero sobre una serie de garabatosrayones y signos de números y otros que, en los cuentos, daban entender que eran una serie de groserías o palabras altisonantes o peladeces como usted prefiera llamarles.

Resultó efímero porque el dueño del terreno decidió tirar la barda y construir una serie de locales para comercios, es decir el mercantilismo en pleno en lugar de promover el arte, terminó con los sueños muralistas de Calderón.

En algún lugar de nuestra ciudad de Toluca, deberá guardarse una fotografía que testimonie su existencia o la conversaciones de los ahora llamados de la tercera edad, lo relaten a los jóvenes sobre las primeras manifestaciones pictóricas creadas aquí que no nos remitan a la presentación de anuncios de tipo comercial.

En esos años iniciaba, sin manchar paredes ni ensuciar banquetas, un joven delgadísimo, de cabello largo, lacio, bien recogido ya sea con un cepillazo o simplemente acomodado con las manos para evitar que le cubrieran los ojos y no permitirle ver ni mirar a su alrededor. Junto con ello, llevaba una manta en donde cobrarían vida los famosos murales pancarta. Intensificaba así su arte y asombraría al mundo la presencia de Leopoldo Flores.

Nacida en Argentina, casi no conservó el acento, su discurso era rápido, contundente sobre lo que miraba y establecía su opinión que algunos cuestionaron por su ligereza, pero jamás negaron la amplitud del conocimiento que poseía sobre el arte pictórico mexicano y las propuestas que lanzó al mundo de la pintura, sobre todo del muralismo, aunque sólo conversó con dos de los grandes: Siqueiros y  Rivera, debido a que cuando llegó a nuestro país, en el año mágico de 1953, ya había fallecido Orozco,1949.

Llegó aquí, a México, por una invitación para organizar un congreso sobre la izquierda latinoamericana, a invitación de Rivera, quien le puso una condición para llevar a cabo, la realización de una entrevista: proyectar con sus opiniones la obra personalidad de Frida Kahlo. Acepta. Descubre el secreto que encierra su actividad pictórica y por así decirlo es la luz que proyecta, Tibol, sobre la esposa de Diego Rivera.

Al cancelarse el encuentro de izquierda, enfoca sus baterías para entrevistar a un personaje enigmático, de ojos saltones como Rivera, sólo que no se dedica a la pintura sino a la plasticidad de las imágenes que lleva a la pantalla. Se trata de Luis Buñuel, quien en ese momento imponía su estilo serio en película mexicanas que empezaron  a trascender como El gran calavera donde se proyecta y consolida la actuación de Fernando Soler, también consolidó su carrera como director en 1950 al realizar Los olvidados con la que obtiene el premio al mejor director en el Festival de Cannes de 1951. Un hombre al que no le gustaba otorgar entrevistas y que recién iniciaba su despegue como uno de los excelentes directores que ha dado la cinematografía a nivel mundial y que, por azares del destino, ambos Tibol Buñuel se encontraron en ese año y ambos llaman la atención a raíz de ese diálogo.

Confronta en el aspecto pictórico las etapas de la escuela tradicional del Muralismo y el movimiento de vanguardia en el arte plástico de nuestro país, en donde se inicia y asoma José Luis Cuevas con sus declaraciones para romper la tradición de los muralistas de que ya no haya más ruta que la nuestra e imponen nuevos senderos como la tradición que inició la propia Raquel Tibol de realizar curadurías para las exposiciones y del inicio de las subastas, primero para apoyar las causas de izquierda y luego para establecer una especie de parámetro entre las obras de los pintores producto de los nuevos rumbos pictóricos y su trascendencia.

Gracias Raquel por la infinita obra desarrollada y por obligarme a adentrarme en el arte de la entrevista para saber interrogar y el que está enfrente, sepa responder y explicar además de tener las ganas de contar y abundar lo que se le pregunta. En media hora de ese diálogo encerré un mundo por conocer y abarcar lo que realmente interesa al lector.

Recuerdo un libro de cuentos que escribió en sus inicios con un título significativo, Comenzar es la esperanza1950. Dice mucho y encierra el secreto del conocimiento. Habría que volver a editarlo. Nos dejó el 22 de febrero de 2015. Gracias, de nueva cuenta, Raquel, por hacernos e imbuirnos el espíritu de que la obra siempre será más importante que el autor que le da origen, sobre todo cuando se conversa con amplitud como lo hicimos ayer, hace 48 años, y los recuerdos agolpados en la mente. Por allá nos volveremos encontrar, Salud maestra Raquel.