¡Hasta siempre mi comandante!

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Hace apenas unos días sin siquiera pensarlo, uno de esos días que había elegido olvidar la existencia del que hoy he llamado COVIDA-19 con la finalidad de no entregarle mi poder al llamarle de una manera diferente, pues mi elección es construir lo positivo inclusive en las lecciones más desgarradoras como la que hoy vivimos, recibí la noticia de que mi comandante Óscar Chávez había sido internado en el hospital 20 de noviembre por presentar, entre otros, uno de los síntomas más graves del virus no mencionado. En ese momento me invadió el primer paso de la curva emocional, eso no podía estar sucediendo, era el día del no virus; además me decía: se trata del caifán mayor, mi comandante, el que lo podía todo con su química, retórica, botánica, botánica retórica y sistema decimal. Así es que pronto se pondría bien y su voz seguiría haciendo felices a grandes y a los que alguna vez fuimos chicos.

 

Lamentablemente no habían pasado ni veinticuatro horas cuando me entero que mi comandante se había ido, pero pensé que sólo se trataba de los cien años de Macondo sueñan, sueñan en el aíre, y los años de Gabriel trompetas, trompetas lo anuncian, era pues el sueño de José Arcadio, así es que lo más probable es que simplemente se había marchado por un tiempo hacia Macondo, pero desperté y el comandante se había ido. Y así llegaron mis tristezas de Aurelianoviolines, guitarras, oboes.

 

En esta ocasión sólo se trata de un homenaje a mi comandante. Tuve el honor y el privilegio de conocerlo desde que era muy joven, para mí era algo así como un súper héroe, casi tanto como Súper Ratón. Mi primer contacto fue por herencia de los tíos que andaban en las mismas luchas que mi comandante desde 1968, uno de ellos que salía de las aulas de ingeniería para presentarse con el batallón estudiantil, uno más daba pinceladas del claro oscuro de su mirada que daba fe de la tiranía y la respuesta del pueblo, así es como ellos lo conocieron y recuerdo haberlo conocido, una década después, en alguna de aquellas tertulias que se organizaban, tal vez para recordar aquellas épocas y para organizar la luchas que vendrían. Más tarde, tuve la oportunidad de volverlo a encontrar en una nueva batalla, la de la gratuidad de la educación y la autonomía universitaria real, cómo olvidar aquel concierto con la explanada de rectoría a reventar.

 

Por otra parte, sé que no solamente incursionó en la música, era un artista completo y polifacético, pero por encima de todo fue y seguirá siendo, en el corazón de muchos, un ser humano que siempre luchó por la justicia para todos y que siempre hizo lo que su corazón le dictó más allá de las ideologías, de manera que ese era su hacer cotidiano y que se vio expresado de manera magistral en sus expresiones artísticas, ya fuera en tramoya, enalteciendo la poesía con su voz o haciendo canto popular y de protesta. Cabe destacar la faceta que me parece también fundamental de Óscar Chávez, la que salía a flor de piel de su voz, me refiero al folklore que traía innato en su sangre.

 

El folklore mexicano, es decir, el conjunto de tradiciones, creencias y costumbres muy nuestras, que responde a nuestra psicología, que obedece a nuestros instintos étnicos, su voz canalizaba de forma artística lo que es innato en el alma del pueblo, así como en los bailes de aborígenes guerreros. Ahora con su partida, irónicamente escucho desde su voz, como si fuera la primera vez: Como de bronce candente fue el beso de despedida, era su frente la frente que más he amado en mi vida. Se entró de tarde en el río, la sacó muerta el doctor, dicen que murió de frío, yo sé que murió de amor. Así mi comandante como La niña de Guatemala. Y hoy que por no acompañarte me quedé en mi casa, pues con todo y que es bonita. Que es muy linda mi casita. Siento al verla no sé qué, me he metido en la cabeza que hay allí mucha tristeza, pues falta algo que no sé. Hoy lo sé.

 

Pero también me alegro al pensar en alguien demasiado especial, al escuchar:  Por ti / yo dejé de pensar en el mar / por ti, / yo dejé de fijarme en el cielo / por ti, /… / por ti, / el dolor es el sol sin la flor / el infierno es amor tan eterno / el infierno es amor. Y también podré decirle con su voz que: ¡Por ti lo puedo todo! / El mundo entero si me mandas / Te lo pongo de otro modo. / El mundo entero si me mandas / Te lo pongo de otro modo. / Porque yo sé… / La química retorica botánica, botánica retorica / Y sistema decimal.

 

Nuevamente al seguir escribiendo estas líneas recuerdo ese día: Aquí en casa… con las tristezas de Aureliano, tocaron las trompetas, ¡oboés y violínes! solo te has adelantado, tal vez te fuiste pa’ MacondoEres, epopeya del pueblo olvidado, forjado en cien años de amores a historiamariposa amarilla que vuelas liberada. Mi comandante continúa con sus batallas, ahora te pasaste de la raya, te fuiste para hacer conciencia en los inconscientes. Esa fue, es y será siempre tu lucha… Hasta siempre comandante! Después de un minuto de silencio in memoriam.

 

Recordé que unos días antes tras la partida del extraordinario trovador Luis Eduardo Aute, el comandante había redactado un texto de lo absurdo que parecía su partida, irónicamente me invadió la misma absurdez ahora con la suya. Decía asi: Q absurdo q tu hayas muerto: / se lo pregunta la vida, /q trae la muerte escondida / en la crueldad del desierto, / que mata siempre despierto. / Quién va a escuchar tu latido, / hasta el último sonido, / de tu pintura y canción; / q harás con el corazón / de tanto amigo querido. Al escribir estas líneas y volver a revisar las redes sociales de mi comandante, me encuentro con el mensaje que envía el cantautor Rafael Mendoza, tal vez con destino para Macondo, y que me parece que lo envía con el corazón en la mano con un sentimiento que el que escribe también lo lleva a flor de piel, el mensaje dice: Décima para / @OscarChavezF / Por qué te mueres cabrón / Hay tantas cosas pendientes / Versos, canciones urgentes / En medio del ventarrón / Fuiste aguerrida canción / En un tiempo de canallas / Tuviste tino y agallas / Para enfrentar la marea / Hoy nos dejas la tarea / De seguir en la batalla.

 

Seguiremos en la batalla enfrentando a la marea, por el momento concluyo estas líneas en homenaje a mi comandante. Con el recuerdo de siempre enaltecer la poesía al presentar sus canciones. Como alguna vez lo hizo, instantes antes de cantar esta canción, con la Elegía a un compañero muerto en el Frente de Aragón, en esta ocasión sólo un fragmento:

Has muerto camarada
en el ardiente amanecer del mundo.
Y brotan de tu muerte,
horrendamente vivos,
tu mirada, tu traje azul de héroe,
tu rostro sorprendido entre la pólvora,
tu manos, sin violines ni fusiles,
desnudamente quietas.

Has muerto. Irremediablemente has muerto.
Parada está tu voz, tu sangre en tierra.
Has muerto, no lo olvido.
¿Qué tierra crecerá que no te alce?
¿Qué sangre correrá que no te nombre?
¿Qué voz madurará de nuestros labios
que no diga tu muerte, tu silencio
el callado dolor de no tenerte?

Te imagino tirado en lodazales,

caído para siempre,

sin máscara, sonriente,

tocando, ya sin tacto,

las manos de otros muertos,

las manos camaradas que soñabas.

Has muerto entre los tuyos, por los tuyos.

 

Octavio Paz