JUVENTUD. PARTE UNO
FIESTA
De la mano vamos llevando botellas de licor,
silbando felicidad en forma de himnos
por un camino de letreros señalando hacia adelante.
Mira bien. Ya cerca está la casa de par en par abierta,
el jardín engalanado con papeles de color,
las sillas para aquellos abúlicos y cansados
y el rincón polvoroso sin iluminar para aquel que en la embriaguez
medita irremediablemente a muerte.
¡Caluroso deleite de ser dos
permaneciendo juntos después de la reunión!
Toma mi brazo. Las miradas no van a herirnos.
Mi juventud que se busca a sí misma, para tocarse,
alarga la mano al vientre ajeno en el delirio.
Las estrellas bailan con la música
y los fanales se ensanchan protegiendo las danzas.
Somos dos flechas incendiadas
que cruzan sin temor los rudos campos una batalla.
¿Lo sientes? Somos la tierra fecunda de latencias
que está haciendo florecer el ideal,
la poesía esperada.
MUY PRONTO
El día que me ames cada estatua lucirá una sonrisa
y en la avenida habrá una mujer su maternidad cantando.
Bajo el sopor de las fuentes daremos de comer a las palomas
y los huérfanos se acercarán amistados.
Haremos un círculo con gis blanco para jugar
el juego de la infancia que todos conocemos.
El día que me ames veremos la cara de un niño en el sol
y él reirá con sus cabellos amarillos, sonrojado
cuando nos acerquemos a lamernos los labios
o corramos bajo la lluvia sin zapatos
o nos encerremos en la alcoba a palparnos la esbeltez.
Bajo el agua lacia cayendo como lágrimas del cielo
nuestra ropa será innecesaria. Haremos barcas de papel
para anunciarle a la ciudad nuestro amor.
Las nubes formarán un remolino en el cielo
limpiando, como a una mancha, el miedo.
Eso será el día que me ames… ¿Me amarás?