LA FIFA, MODELO ECONÓMICO
“No hay cosa más absurda que ver a veintidós hombres peleándose por un balón. Si consideramos que cobran sueldos millonarios sería más lógico que cada uno tuviese el suyo. Así se evitaría un espectáculo tan bochornoso.”
MANUEL CUBERO URBANO
En nuestro muy dividido mundo, pululan cerca de 8 mil millones de seres humanos, unos no tanto, pero cuentan. De ellos, son oficialmente aficionados al fútbol cerca de 4 mil millones, lo practican más de mil millones de personas y entre practicantes y ex practicantes contamos a dos mil millones de terrícolas. Todo un fenómeno si contemplamos que toda esta masa es controlada por un organismo trasnacional, más poderoso que la mayoría de los países del mundo.
Fundada el 23 de mayo de 1904, por tan solo 25 países, y nacida del romanticismo de un periodista francés, Roberto Guérin, su primer presidente, cuenta en la actualidad con 221 miembros (la ONU tiene 193) pertenecientes a seis Confederaciones localizadas en diferentes áreas continentales. La rigen un presidente y un comité ejecutivo (ExCo) conformado por 24 miembros (de los países fundadores) que ¨adoptan¨ las decisiones más importantes, como otorgar a un país o países, la sede de una Copa Mundial de fútbol, el acontecimiento deportivo más importante del mundo que se lleva a cabo cada 4 años.
Lejos quedó la celebración de la primera copa del mundo, en 1930, en Uruguay, en que la mayoría de los países europeos -ni asiáticos ni africanos se habían incorporado al organismo-. No pudieron participar por carecer de recursos para un viaje trasatlántico y, los cuatro que lo hicieron, fueron subsidiados, de verdad, no como la gasolina mexicana de hoy, por el gobierno Uruguayo. El estadio Centenario, supuesta sede única, se inauguró seis días después de iniciado el torneo, se alteró el calendario, se jugó en dos estadios alternos, sedes improvisadas y el sorteo de grupos se realizó hasta que los equipos arribaron a Uruguay, para que no declinaran si veían difícil su clasificación.
Con visión, empresarial, que hoy supera con mucho a la deportiva, el organismo se estructuró hasta, literalmente, apoderarse del fútbol del mundo. Reglas, uniformes, recursos y, por supuesto, arreglos económicos y de mercado, legales o ilegales, les permiten manejar eventos, como el de Catar 2022, que mueven más de cinco mil millones de dólares y prevalecer sobre ligas como la Premier inglesa que mueve esa misma cantidad, pero anualmente.
El negocio FIFA se realiza mediante la organización de torneos de distinta índole: Campeonatos mundiales, juegos olímpicos, juveniles, sub 20; femeninos sub 20 y de mayores. También realizan conferencias y visitas de altos dirigentes a diversos países para promover sus eventos; “contribuyen” económicamente a federaciones nacionales para construir sedes y canchas, etc. Para ello cuenta con altísimo presupuesto fruto de su alianza con empresas multinacionales, que según convenios muchas veces no muy difundidos, invierten enormes sumas de dinero con la confianza de que esa inversión será muy altamente retribuida.
Así, el presupuesto para el 2023 comprende 1,726 millones de dólares con dos fuentes principales que no existían en 1930, los derechos de TV y los de marketing (uniformes, bebidas, instituciones bancarias, etc.), a los que se agregan derechos de explotación de licencias, servicios preferentes, entradas y otros. La FIFA tiene dos tipos de auspiciantes: socios y patrocinadores de eventos como los mundiales. Socios son: Adidas, Coca Cola, Wanda, Hyundai-Kia. Patrocinadores del mundial Catar 2022, son: Visa, Hyundai-Kia, Wanda Group, Qatar Energy, Qatar Airways, Vivo, Hisense, Mengniu, Crypto, Byjus.
Toda esta trama la dirigen un presidente con poderes omnímodos, y un secretario general de su extrema confianza. Estos sacrosantos señores y los 24 miembros del Comité Ejecutivo (ExCo), son elegidos cada cuatro años en una asamblea general donde ¨se trabaja en lo oscurito¨ como diríamos en términos muy coloquiales. El volumen de recursos y los intereses creados han ocasionado innumerables casos de corrupción, muchos de ellos denunciados por sus propios miembros o mediante investigaciones externas del más alto nivel.
El caso más grave, pero no el único, se ventiló en mayo del 2015, en Zurich, Suiza, cuando se desarrollaba el sexagésimo quinto congreso. Una investigación realizada por el FBI y el IRS (investigación criminal) determinó la detención de catorce altos miembros de la organización, acusados de fraude, crimen organizado y lavado de dinero.
Esta investigación reveló el pago de sobornos por más de cien millones de dólares a varios dirigentes de la FIFA a cambio del otorgamiento de derechos de transmisión, publicidad y auspicios de eventos futbolísticos en EE.UU., América Latina y el Caribe. El ahora acusado, Sepp Blatter, llegó a la presidencia tras denunciar un soborno a su antecesor, Joao Havelange por un millón de dólares, un arreglo bajo la mesa hizo presidente a Blatter e “ignoró” la acusación contra Havelange. Si notan algún parecido con nuestro entorno político, es pura y celestial realidad.
El mismo otorgamiento de la sede para Catar 2022 ha sido objeto de muchos cuestionamientos. Ahora, el ex presidente Blatter expresó que fue un error otorgarlo, pero olvida que él mismo, conjuntamente con otros miembros del ExCo, y altos funcionarios cataríes de su círculo, hicieron posible la designación atípica de una sede inconcebible.
La serie de HBO “Los personajes que vendieron el mundial” señala que: ¨Investigaciones realizadas por periodistas ingleses arrojaron como resultado el irregular otorgamiento, USA tenía ya la sede en sus manos, pero componendas ¨económicas¨ de último momento determinaron la sede para el emirato”
El inmenso poder de la FIFA radica en su potencial económico. Según sus estatutos, los Estados no tienen injerencia en su accionar y toma decisiones. En términos políticos se podría decir que es un estado dentro de otros estados.
La opulencia, vanidad y hasta prepotencia se manifiestan en cada uno de los eventos que organiza, siendo el más visible el mundial de mayores cada cuatro años. Hoteles de lujo para sus dirigentes e invitados especiales (más de 260 millones de dólares del presupuesto anual para este rubro); servicios, regalos, autos, preferencias se manifiestan a cada momento. No es de extrañarse dado su potencial, sus relaciones con políticos, empresarios, dirigentes mundiales.
La cuestión es sencilla, el fútbol es uno de los deportes más vistos del mundo. Para muchas personas el fútbol es lo que más les gusta en el mundo y pagan los servicios todos los meses para disfrutar las sensaciones que te dan los partidos: desde un sentimiento de frustración, por ir perdiendo, hasta el sentimiento de felicidad por ir ganando. Esta podría ser una de las razones por las que el fútbol genere tanto dinero.
Otra razón son los beneficios que gana cada uno de los equipos al permitir salir en televisión, es decir, el medio de comunicación que retransmite el partido debe pagarles una cuantiosa suma de dinero. Y la última razón es que al generar tanto dinero, muchas personas ricas, como los jeques y magnates, se interesan en los negocios comprando instituciones de fútbol. Estas acciones provocan que los beneficios del club aumenten, que los futbolistas reclamen sueldos millonarios y que la FIFA se beneficie de cada aleteo de mariposa en el balompié.
Algunas veces ha perdido el rumbo y el dinero, pero la sagacidad de sus dirigentes, en especial Blatter y ahora Infantino, le ha dado un poder hasta ahora irreductible. Catar 2022 es solo un ejemplo.
DE FONDO: Rechazaron al candidato de México a la presidencia del BID, solo dos votos, 7%, y el rechazo de Perú, Argentina y Chile. Hasta ellos ven que vamos mal. Ahora va a resultar que el Banco que quisimos presidir es “neoliberal” y “conservador”, Ah, pero le pedimos prestado, porque se acaba el dinero.
DE FORMA: La inflación, sobre todo en alimentos, sigue incontenible con las cifras más altas en 40 años. Se celebra con una marcha de autoalabanza.
DEFORME: Mientras pedimos préstamos a instituciones internacionales por 640 millones de dólares para programas sociales, se gastan 1,500 millones de pesos en una marcha divisionista, ¡vaya congruencia!