LA OBRA ESCRITA Y PUBLICADA
Un libro que resume las pasiones como investigadora, historiadora y cronista ejemplar, Margarita García Luna, es sin duda Una ciudad y dos causas sociales a través del tiempo / Antología de textos históricos, publicado en su primera edición en el año de 2014. Texto emblema que resume la gran obra que la Cronista de Toluca tuvo en su amor por la capital mexiquense, cuenta en la Introducción: Desde muy pequeña, he sentido el deseo de conocer la historia de Toluca, mi ciudad natal, a la que tanto amaron mis padres y mis abuelos. He investigado sobre diversos aspectos de su proceso de desarrollo histórico, lo cual me ha permitido conocerla y amarla más. Hace 15 años, el H. Ayuntamiento de Toluca me dio el honroso cargo de cronista oficial de este municipio lo que me ha estimulado para seguir con las investigaciones históricas sobre este tema, y desde hace tres lustros publico semanalmente la columna “Espacio para la cronista” en El Sol de Toluca”.
Al revisar dicha bibliografía encuentro los siguientes títulos, entre otros: De la casa no. 2 de la Alameda al Museo de la Acuarela (2004); El Instituto Literario de Toluca (UAEM); La Cultura en el Estado de México, Vigésimo aniversario del Instituto Mexiquense de Cultura 1987-2007(2007); Periodismo regional en el Estado de México (1992); Sumaria Tolucense (1977); Toluca a 200 años de la Corte de Cádiz ((2012); Toluca, alma, vida y corazón (2012); Toluca, su historia, sus monumentos, su desarrollo urbano (1996); 175 años de historia del Estado de México y perspectivas para el tercer milenio (1999); Historia de la pintura del Estado de México (1988); La casa de la Avenida Hidalgo pte. 313 (2003); La casa de las Diligencias en Toluca (2001); La Construcción del ferrocarril de México a Toluca (1981); La Escuela Normal de Profesores de Toluca (1995); La fundación de la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad de Toluca (1989); La prensa en el Estado de México y el siglo XIX (1986); La vieja casona de Nicolás Bravo norte no. 305 (1993); Las calles de toluqueñas en los albores del siglo XX (2005); Las casas antiguas de mi ciudad (2010); Las haciendas porfiristas del Estado de México (1981); De una antigua casona del callejón del Río a la casa Toluca de El Colegio Mexiquense (2012); Viajeros extranjeros en el Estado de México (1999); Conspiración insurgente de Toluca en 1810 (2010). Varios de ellos fueron hechos en coautoría, lo que comprueba la admiración a su trabajo, al recurrir para que diera algún artículo, ensayo o crónica sobre el tema, destaca sus colaboraciones con Milada Bazant, Dionicio Victoria, Alejandro Vargas, y en aquellos libros que son clásicos de la bibliografía dedicada a Toluca; en la mirada que debemos tener por la ciudad que habitamos, reconociendo su patrimonio: seguramente, entre los más ricos e importantes, como ciudad histórica, que debemos estudiar en la Nación.
Sus libros son prueba de su paso por la vida y el tiempo ensalza cada vez más, al revisar investigaciones en las siguientes fuentes consultadas, Archivos: Congreso del Estado de México; Histórico del Estado de México; Histórico Municipal; General del Estado de México; General de la Nación; Municipal de El Oro. De igual manera lo que enriquece a todo verdadero escritor, pues como dice Jorge Luis Borges, más o menos: es mejor ser recordado por lo que se ha leído y no por aquello que se ha escrito. Margarita leyó mucho, seguro sus ojos se habrán cansado en algún momento ante tanto documento, libro, periódicos, pues la lista que trae el libro que leo con gozo y admiración me señala una larga lista hemerográfica de lecturas de la cronista tolucense.
Su interés por el movimiento y lucha obrera es prueba de simpatía y cordura. Quienes la conocimos no le vimos ser estudiosa del proletariado a ultranza e ideologizada; siempre liberal moderada, seguro expresaba algunas opiniones radicales en los ámbitos adecuados, sin necesidad de hacer arengas en plazas públicas o en medios académicos. Moderación, es otra de sus cualidades. Haberle tratado por trabajo en el Instituto Mexiquense de Cultura (IMC) y, en los medios donde hacíamos presentaciones de libros y exposiciones de artes visuales, dieron a ella y a quienes le vimos y vivimos de cerca, motivos que hoy es recuerdo invaluable. Imposible olvidar los festejos que cada año, por el nacimiento del maestro Luis Nishizawa en el mes de febrero que le hacía la pintora Juliana Vázquez y Víctor: invitando a los alumnos del Maestro de cada sábado en Museo-Taller. Todos juntos sabíamos que estar con el gran pintor era un privilegio de vida, ahí estaba Margarita y, tantos otros, amantes de las artes visuales y algunos escritores, como era mi caso. Archivos, Bibliografía, Hemerografía y vivir la vida a plenitud parece que Margarita García Luna, la cronista ejemplar de Toluca, recuerda, a quien le lea o haya escuchado, es el camino para tomar conciencia que todos somos cronistas. Cronistas de nuestra conciencia y vivencias, de la vida familiar, del medio social en que nos desenvolvemos o, de aquél laboral, en que trabajamos día a día. El hombre y la mujer son cronistas, desde que comienzan a tratar de comunicar sus inquietudes al principiar su vida. El mundo está lleno las 24 horas de cronistas, sólo que no nos damos cuenta de esta cualidad que es comunicación, historia personal o colectiva como sí lo hizo en su vida la admirable Margarita. Esa es su lección que debemos de seguir a pie juntillas, con la disciplina que permita por lecturas y más lecturas saber de Toluca porque esta ciudad sigue esperando que descubramos más, de todo aquello que se ha ido acumulando a lo largo de cientos y cientos de años que va más allá de la llegada de los españoles como imperio dominador y ambicioso de tener lo que era de los pueblos originarios de este continente que hoy llamamos América.
Tantas cosas e ideas, hace que reflexionemos al pensar en Margarita García Luna, en su obra escrita y para nuestra fortuna publicada, y ella lleva a mirar sus páginas sobre los callejones de Toluca, esos lugares que en Guanajuato se representan en el llamado callejón del beso y, que en el caso de la capital mexiquense, la cronista nos recuerda que hay lugares para recordar con afecto citadino. Tal y como recordamos, lo he de escribir cien o mil veces el libro de don Alfonso Sánchez García titulado San Juan chiquito / Un barrio de Toluca, que es un clásico del tema urbano no sólo para la capital del estado de México sino para todo el país. Sus callejones es otro tema obligado y no sólo sus casas, cuenta Margarita sobre el callejón del Muerto: En su libro Los ojos de Aladino, Leopoldo Zincúnegui Tercero publicó esta leyenda toluqueña, fechada en el año de 1914, que transcribo a continuación: Y cuentan las leyendas populares que, al sonar las doce campanadas de la media noche, en el doliente y melancólico reloj del Carmen, un fantasma impreciso, una vaga silueta, mezcla de luz y de sombra, atravesaba el entonces cementerio, salía a la Calle del Cura Merín y torciendo por el que más tarde se llamara callejón del Muerto, desaparecía al pisar los umbrales de un viejo y chaparro caserón bautizado por el vulgo con el título de “Casa de las Ánimas”. ¿Y después?… ¡Alabado sea Dios! Dentro de aquella casa misteriosa, de sórdida apariencia, se realizarían, quizá, cosas estupendas y sobrenaturales: ¡Arrastrar de cadenas y gritos de moribundos!… ¡danzas macabras de esqueletos y brujas!… ¡Llamas azuladas y búhos de mirada demoniaca!… ¡Viejas, horriblemente viejas, de rostros macilentos y colmillos muy largos, muy largos!… ¡oscuras cuevas, apenas alumbradas por informes hogueras de canillas humanas, donde celebrarse el Aquelarre!… ¡Todo misterioso, macabro, espeluznante!
La fantasía popular, a este respecto fecundísima, había rodeado aquella casa y aquella historia o leyenda de tal número de mentiras y supercherías que las viejas timoratas… Es la ciudad la que habla, es tan bello saber de la misteriosa Toluca que está para valorarla y quererla más y mucho más.