Lastimosa sociedad

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Las relaciones humanas son complejas, en extremo; y en ese afán por ser parte de algo o de buscar protagonismo somos capaces de tergiversar cualquier concepto o tirar porquería al que se deje, con vistas de ganar estrellitas, aunque la razón no se encuentre de nuestro lado.

¿Cuál es el resultado de ese proceso?, una descarada simulación que busca hacer que el otro tenga una percepción sustancialmente diferente a la realidad que vivo; dicho de otra manera, una ruta en la que hago hasta lo imposible por vender la mejor versión de mí, aunque mi esencia se encuentre corrompida.

No podemos seguir hablando desde la teoría, ya basta de caretas cuyo único fin es encubrir las miserias con las que solemos actuar en nuestros diversos contextos. Ha llegado el momento de decir con toda energía ¡basta!

Basta ya de gobiernos que enarbolan un discurso de austeridad y rectitud mientras que en sus círculos íntimos se llenar de favores y se dan vidas de sultanes; el pez por la boca muere y son innumerables los casos de nepotismo, compadrazgo o amistad, que como bien decían los clásicos, se ve reflejada en la nómina.

Basta ya de autoridades que hablan de un deber ser emanado desde el engaño; quieren hablar de familia cuando fueron incapaces de mantener unida a la propia, quieren hablar de crecimiento cuando no toman un triste curso ni por asomo, quieren hablar de disciplina cuando son los primeros en violentar las normas.

Basta ya de formadores que anteponen sus intereses mezquinos a su deber como educadores; no es con paros como se logran los grandes proyectos ni como se favorecen los mejores aprendizajes.

Basta ya de sociedades incongruentes que, por un lado, van a una marcha sobre feminismo a gritar y hacer planteamientos, mientras que, de regreso a casa, ocupan el lugar para las damas embarazadas en el transporte público.

Lastimosa sociedad que se ha olvidado de los valores fundamentales y que adoptó frases como el vergonzoso el que no tranza no avanza; la ética hoy por hoy es la única fórmula comprobada para trascender, en el ámbito empresarial, quien tiene ética en el precio, en la calidad y en el servicio, logra empoderarse porque no engañan al consumidor.

Recuerdo alguna reflexión de Miguel Ángel Cornejo, aquel motivador y gestor del ser excelente quien decía: el vector central del comportamiento humano debiera ser la ética, sólo las almas grandes, generosas e infinitas se atreven a aspirar a uno de los grandes ideales, honestidad, un principio de gallardía que le da señorío a un ser humano, esto no está hecho para mediocres.

Se cuenta que al matemático árabe Al-Juarismi se le preguntó cual era el valor del ser humano, a lo cual contestó: Si tiene ética, entonces su valor es 1; si además es inteligente, agréguele un 0 y su valor será 10; si también es rico, súmele otro 0 y será 100; si por sobre todo eso es además una bella persona, agréguele otro 0 y su valor será 1000. Sin embargo, si pierde el 1, que corresponde a la ética, perderá todo su valor, pues sólo quedarán los ceros.

Sin ese uno, sin ética, de nada sirve llenar de ceros nuestra existencia.

horroreseducativos@hotmail.com