LOS PERIODISTAS
El libro de Vicente Leñero Los periodistas, es necesario y obligada lectura de este género escrito. Permite adentrarse en vericuetos de una vida apasionante: cuando se trata de verdaderos periodistas, que en el caso de México han llegado a dar su vida por ejercer la libertad de informar y formar a la ciudadanía. El título es Los periodistas, La primera edición es de mayo de 1978 y rápidamente se tuvieron que hacer reediciones por la importancia del mismo. Publicado por Joaquín Mortiz en ciudad de México, representa un mapa de la vida referida a la prensa mexicana. Me llama la atención que está dedicado, y así dice: A Julio Scherer García, protagonista, corazón de esta historia, habrá tiempo de revisar hechos en la vida de Julio, sin duda, uno de los periodistas del siglo XX mexicano que deja huellas, por su persistencia en ejercer la libertad de expresión, por encima de modas sexenales o el control gubernamental sobre el periódico o la revista que se publica.
Lo sucedido con el periódico Excélsior es huella de una especie de golpe de Estado (así lo han difundido Julio Scherer y su grupo) en aquellos años del gobierno de Luis Echeverría Álvarez. En ese sexenio Julio se hizo famoso, pues se decía en el CEN del PRI que él había tirado de la Presidencia del Comité Ejecutivo Nacional al presidente: Manuel Sánchez Vite. Lo que en los corrillos de la política parecía una gran proeza venida del mundo del periodismo. Al venir los meses siguientes los choques se fueron recrudeciendo entre el sector gubernamental y, en particular, hacia este periódico. De la lectura de este libro me vino la idea de escribir, la larga travesía de algunos periodistas que son historia de este género. Orgullo nuestro lo son, porque batallaron en el mundo de la prensa; pero también, es sintomático, su profunda cultura humanista, que se refleja en muchos de los escritos que se encuentran, al reunir la obra que escribieron en su existencia terrenal.
Lo que me interesa en este libro es la aparición de toda una larga lista de personajes de la prensa nacional que han seguido una compleja y distinta vida dentro de la prensa nacional. Con lo que se comprueba que el país ha crecido y a la vez ha crecido su mundo periodístico, pues si recordamos cómo es que vivieron los periódicos de fin de siglo XIX bajo la dictadura de Porfirio Díaz, y la muestra más triste es la que viven los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón, con la edición de El hijo del Ahuizote. Vale la pena traer aquí las palabras de Ricardo Flores Magón, que se encuentran en el libro Los cuadernos de la cárcel de Ricardo Flores Magón, publicado por Fondo de Cultura Económica en el año de 1996 como reedición. En ella dice Ricardo: Creel había contratado como su principal agente en los Estados Unidos a un ciudadano de St. Louis, un tal Thomas Furlong, a quien los Pinkerton dieron vacaciones con el sólo propósito de que acabara conmigo y acallara Regeneración. Como verán ustedes, ese Furlong era muy eficiente. No sólo me persiguió implacablemente; en su campaña de siete años contra nosotros logró detener a 180 expatriados mexicanos antiporfiristas. Algunos pasaron por los procesos legales de extradición, pero en su mayoría fueron detenidos y llevados al otro lado de la frontera, donde estaban esperándolos los pelotones de fusilamiento. Estoy seguro de que el señor Creel le pagó todo esto muy bien.
En el texto de los periodistas, a parte del recuento de hechos que sorprende por la buena memoria que tiene Vicente Leñero, aparecen nombres que han sido parte importante de la prensa nacional en el siglo XX. Aparecen así una larga lista que encabezan desde julio Scherer García, Hero Rodríguez Toro, Miguel Ángel Granados Chapa, Carlos Monsiváis, Samuel Ignacio del Villar, Miguel López Azuara, Regino Díaz Redondo (que es el grupo que dará el golpe de Estado), Pedro Contreras Niño, Julio Peña, Juan José Hinojosa, Pedro Ocampo, Guillermo Jordán, Enrique Maza, del que cita Vicente Leñero dice: la libertad de prensa es una actitud tolerante del estado, que permite la publicación de más o menos cosas. No es una concesión graciosa del gobernante en turno. Es algo mucho más profundo. Es una auténtica relación entre la teoría y la praxis. Es la comunicación que permite enjuiciar las órdenes, las leyes y las conductas del Estado, a partir de su incidencia práctica y racionalizar críticamente los comportamientos ordinarios.
Esos años de mitad de los setenta para el país fue un despertar en la crisis de cómo se ve el periodismo, al periodista y a la prensa en general. Y ello llevó a que se decantaran los mejores periodistas, sobreviviendo a dicha crisis con sus fortalezas y debilidades. Muchos nombres en esa década que han de terminar germinando nuevos proyectos: Octavio Paz con Vuelta, Manuel Becerra Acosta con el periódico Uno más Uno. Más nombres: Pablo Latapí y Carlos Alvear Acevedo, Manuel Pérez Rocha, Enrique Suárez Gaona, Carlos Pereyra, Heberto Castillo, Froylán López Narváez, Jacobo Zabludovsky, Ricardo Garibay, Ignacio Martínez Carpinteiro, Carlos Ravelo, Pedro Álvarez del Villar, Ignacio Solares, Salomón Laiter, Juan José Arreola, Elenita Guerra, Luis de Llano, Sergio García Ramírez, y Raúl Cremoux. Cuenta Vicente Leñero en su excelente crónica que es el libro Los Periodistas: Tan pronto estalla Monsiváis en una carcajada, su labio inferior temblequeante, como se pone solemne para dictaminar sobre la mediocridad de sus colegas o humilde allá en las oficinas de la subdirección editorial donde confiesa el enorme esfuerzo que le significa escribir. Soy lentísimo. Que envidia verte escribir con tanta gente entrando y saliendo. Yo no puedo. Pero Miguel Ángel Granados Chapa sí. A veces, a las once de la noche, con el cierre encima. Miguel Ángel se atornilla frente a la máquina y en un ratito dale y dale se avienta los cuatro editoriales apenas con dos o tres tachaduras. Y buenos editoriales, además, objetivos, sin comprometer con opiniones personales la línea del periódico. Tú lee una buena editorial sin firma y apuesta seguro: lo escribió Granados Chapa. De cada diez ganarás ocho, pero en los dos que pierdas da por seguro la intervención de Miguel Ángel orientando a Abraham López Lara, a Guillermo Jordán, al mismo Carlos Alvear Acevedo. Y si no fue Miguel Ángel, fue Miguel López Azuara. Son uña y carne los dos subdirectores editoriales. Han hecho de las páginas, siguiendo la escuela de Julio Scherer quien también fue subdirector editorial antes de llegar a director general, el cerebro de Excélsior. Un centro de poder. Una muralla, porque allí no hay transas que valgan.
Cuando uno piensa en aquellas décadas venidas del 68 se comprende que los periodistas más puros, si así se les puede llamar, fueron una escuela que puso a la prensa mexicana en el mundo, que no sólo en Iberoamérica por el idioma. Muchos nombres en esos tiempos que siendo de crisis, están en este tiempo una serie de nombres, que pasa por la literatura y por la ciencia: de ello dan prueba Miguel S. Wionczek, Abraham Moshinsky, Javier Peñaloza, Jorge Ibargüengoitia, José Fuentes Mares (que anda por Madrid, España), Gastón García Cantú, y en el recuerdo, al no encontrarse entre ellos, de don Daniel Cosío Villegas. En fin, una pléyade de nombres que nos hace recordar a la generación anterior en la figura de Enrique Ramírez y Ramírez y Vicente Fuentes Díaz fundadores del PPS. Generación que pertenece, por derecho propio, a la revista Siempre! del tabasqueño José Pagés Llergo. Hablar de vanguardia pues es quien logra reunir a las mejores plumas del país desde su fundación: Vicente Lombardo Toledano, José Alvarado, Francisco Martínez de la Vega, Margarita Michelena, Fernando Benítez, José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis, Manuel Moreno, Elenita Poniatowska y tantos más.
La época de la revista es de las más importantes en la historia de la prensa mexicana. Por eso el recuerdo del maestro nacido en Tabasco es motivo de recuerdo anual que hace el gobierno estatal, en una ceremonia de entrega de reconocimientos a los periodistas más destacados de la radio y la televisión y la prensa escrita, así como a personalidades que se han distinguido por su defensa de la democracia.