MANDALA
Un suspiro que se corta sin saber por qué
Una pregunta que empaña el parto de cierta felicidad
Un no sé qué que se sabe
Una piel que jala como imán
sabiendo que es milenario y que llegó
con las justas
antes que caiga el telón,
a la francesa
Y con ocho vidas como un extraño felino pequeño
Una mirada tuya como aquella joya perdida
de cualquier Romanov extraviado con su última muerte
Un sueño con almohadas con el
perfume del spray de todos tus poros
El eco de tu voz con reverberación
goteando en el recuerdo de tus sonidos
incluido el de tu voz
con génesis y apocalipsis
Un gesto sagrado con la transpiración anaranjada
Tus regalos que llegan suaves y sorpresivos
y en paracaídas
Tu caminar como dron ebrio
Un vestido con plumas de pichón de ojos cerrados
Un piar
Un gruñido tenue sin control del volumen
Un mar para que charles con él
Y con tu propia luna (va ser difícil)
Un abrazo incomprensible
Un mensaje mal interpretado
Una sonrisa grandiosa como un circo magnánimo
Un odio, dos odios, tres odios, sin ningún adiós
Un celo carismático otra vez incomprensible
Una regla de juego difícil de usar
Un girasol perpetuo
quizá como lámpara de mesa de noche
alimentada de agua para que alumbre mejor
que el fluido eléctrico
Una dulce amnesia que sirva de felicidad
Y todos los finales de película
Habidos y por haber.