Martes con M de Mito: El pobre es pobre porque quiere

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Uno de los errores más comunes que la gente llega a creer, es creer que todos nacemos con igualdad de oportunidades, y eso se debe a que en la primera infancia, cuando estamos descubriendo el mundo, nuestros padres o tutores, nos rodean de gente similar a ellos: en el colegio solemos ir con infantes de nuestro mismo estatus social y económico, los padres suelen ir a los mismos clubes que los padres de nuestros amigos, bueno eso es ahora, con las herramientas digitales; es muy común que ahora existan grupos de chat donde están involucrados los padres de familia y suelen organizar salidas y eventos que traspasan los temas académicos. Pero en una época anterior a los teléfonos inteligentes los padres de familia no solían interactuar mucho con los demás padres. 

En fin, nos suelen inscribir a las mismas actividades extraescolares que a nuestros compañeros, etc. En pocas palabras nos desarrollamos en un ambiente con un grupo de gente similar al nuestro. 

Recuerdo muy bien que, cuando cursaba los primeros años de la primaria, me di el primer golpe de realidad, al descubrir que la gente no suele comer carne todos los días. Un poco más grande, en la juventud, me lleve otra sorpresa al conocer que había gente que prácticamente viajaba en avión cada mes. Yo no podía concebir tal idea, se me hacía carísimo ese medio de transporte, era algo que, pensaba, sólo se podía hacer dos o tres veces ¡en la vida! Y aún hace como veinte años, me llevé otra sorpresa más –ha habido cientos de sorpresas a lo largo de mi vida, pero sólo he tomado estas tres para ejemplos– al  escuchar a una señora agradecerme por unos boletos que le obsequié ya que ella nunca había ido al teatro. 

¿Por qué escribo estos ejemplos? Pues para hacer ver que lo que es normal y cotidiano para uno, puede no serlo para otro. Que una persona puede comer con 70 pesos mientras que otra necesita 4 mil. Los pensamientos forjan nuestra realidad. Y está bien ser ambicioso, –en  medida, ya lo hemos visto– pero lo que no está bien es pensar que nosotros mismos hemos salido adelante y triunfado exitosamente nada más por nuestro esfuerzo. Somos el resultado de toda una serie de eventos que nos afectaron, ya sea de manera positiva o de manera negativa. No todos nacemos en cuna de oro y con pañales de seda; no todas las personas tienen acceso a una educación básica o superior, muchos tienen que enfrentarse al mundo laboral desde temprana edad, mientras que otros tienen el privilegio de postergarlo y dedicarse a estudiar posgrados; no todos tienen el tiempo necesario para ejercitarse y comer sanamente. Es más, muchos ignoran que han logrado lo que han logrado, porque sus padres en cierta medida, les aplanaron el camino

Desafortunadamente el sistema capitalista impide que muchas personas escalen de posición social. Sí, es bien sabido las historias de éxito que suelen llevar a los libros, sobre todo a las pantallas, de hombres y mujeres que nacieron en la pobreza, extrema, incluso y que, con sudor, esfuerzo, y un golpe de suerte llegaron a ser dirigentes de empresas e incluso de países, pero eso es un garbanzo de libra, es un caso entre millones, que está bien conocer, ya que sirve de aliciente y crea un paradigma que invita al esfuerzo y a la dedicación. Pero la realidad es que las condiciones de precariedad obligan a la gente a usar hasta tres horas de su tiempo para trasladarse de sus casas a sus trabajos, que los sueldos no alcanzan, y que tiene que decidir entre hacer ejercicio y llevar una vida fitness, o usar ese tiempo para ir al trabajo. Que no todos tienen los recursos suficientes para ir a terapia o pagarse un coach de vida que los ayude a lograr sus objetivos. 

Recuerdo en una ocasión que una joven se sentía súper orgullosa porque había obtenido un título universitario y que, en sus propias palabras, le había costado sangre, sudor y lágrimas, la felicité, pero pensé: felicidades, tienes un título universitario, igual que millones de mexicanos más.

Por eso estimado lector, le reitero lo que siempre he dicho, en este espacio ayudamos a que usted comprenda las reglas del juego y que de alguna manera sepa sobrellevar los efectos colaterales de vivir bajo el sistema. Si bien no se hará rico de la noche a la mañana, podrá mejorar su nivel de vida o sanear sus finanzas. Ya hemos visto en anteriores ocasiones que la riqueza no sólo tiene que ver con lo material, hay más tipos.