Martes con M de Mito: Todos tenemos que emprender
Últimamente este mito ha surgido como paradigma del mundo empresarial. Incluso he visto, en los más jóvenes, que se tiene la idea de mejor dejar la escuela y dedicarse a emprender. Lo cual es un error, ya que un emprendimiento sale mejor cuando se tienen nociones de negocio y otros conocimientos que sólo se adquieren dentro de las aulas.
Sí, ya sé que en otro artículo expuse mi sentir sobre las escuelas y que se han convertido en simples fábricas de títulos y que distan mucho de lo que fueron las verdaderas universidades. Pero aún así, no considero que dejar la escuela para irse a emprender sea una buena idea. Tal vez, la televisión y los libros de autoayuda, nos relaten ejemplos de personas que dejaron la escuela y fundaron su propio negocio, negocios que hoy son unos monstruos en el mundo corporativo: aplicaciones, redes sociales, restaurantes, cadenas de súper mercados, etc. Y aunque la lista parezca interminable, podemos decir que todos esos ejemplos reales, son garbanzos de libra. Es decir, siguen siendo pocos en comparación con el número de personas que dejan la escuela, ya sea por gusto o por necesidad. Ahora, no me malentienda, no estoy diciendo que una persona valga por lo que dice un título o un papel. Todas las personas tienen el mismo valor. Son muchas, las que todos los días salen a trabajar, y salen adelante, mantienen familias y nunca han salido ni saldrán en televisión, para contar su historia, pero aún así cada historia es igual de valiosa e importante.
Lo que quiero decir. es que, si una persona tiene la oportunidad de estudiar y terminar una carrera universitaria, lo haga. Lo haga con la plena certeza de que ese título no lo hará valer más que aquellos que no cuentan con uno. Que lo haga con la plena certeza de que tendrá un título, igual que millones de mexicanos más. Que lo haga con la plena certeza de que estudiar una carrera no significa el fin del camino, y que al salir lo estará esperando su jefe listo para sentarlo en la silla gerencial con una oficina grande y una secretaria, al mando de personal, con un sueldo superior al promedio, con automóvil y prestaciones superiores a la ley.
Porque entonces, se topará con pared, y al salir se dará cuenta de que el puesto de sus sueños no existe, y que le hubiera ido mejor si hubiera emprendido un negocio. Pues le tengo noticias: poner un negocio no significa que no se haya estudiado, es más, los estudios pueden significar una gran ventaja para concretar su emprendimiento. Incluso poner un negocio es igual o más difícil que estudiar una carrera universitaria. Se tiene que enfrentar a una cantidad de adversidades: desde legales; regulaciones municipales, estatales y federales; personales, las propias de cada mercado, esperar a que se dé el retorno de inversión, generar utilidades y reinvertirlas en el negocio, enfrentar quizá la quiebra del negocio, y volver a intentarlo, abrir y cerrar sucursales, contratar y despedir gente… en fin.
La vida es cambiante. No podemos permanecer estáticos, debemos ser flexibles. Entre más flexibles seamos, mejor nos adaptaremos a ella y disfrutaremos de todos los beneficios que existen en el camino. No se case con lo que estudió, o con lo que va a estudiar, tenga en mente que puede dedicarse a laborar en todo un abanico de posibilidades. Hay una empresa importante a nivel mundial que se encarga de reclutar gente para niveles gerenciales de alto mando. Recluta médicos, filósofos y hasta astronautas para que estén a cargo de la gerencia de empresas multinacionales.
Si tiene un empleo y ve la oportunidad de emprender, hágalo. No se espere a quedarse sin lo primero, para empezar a emprender. Si tiene un empleo y no quiere emprender, no lo haga. Y está bien, no todos tenemos que ser emprendedores.