Minutitos de la espera
No cuestan nada,
a nadie pesan,
transcurren como deben.
Uno se come al otro
y el que sigue devora
la sucesión completa.
A no saber, le sigue
no esperar, no desear
que acabe la tarde
o la vida o la audiencia.
Pareciera el tiempo un gotero
de añeja esencia,
un monedero encontrado,
el último reloj de una feligresa.
Mientras espero con calma,
mi mente no se sosiega,
corre desmesurada detrás
de todo lo que parezca paciencia.
Últimamente he esperado
tanto en la fila incorrecta,
que merezco otro turno
para una función más lenta,
que al fin los instantes se alejan de la manera más cruel y tierna.
Como llegan, se alejan
Como llegan, se alejan