Monumento a Cristóbal Colón
El siguiente apartado del libro del centenario le titulan: 1892: Monumento a Colón, en el cual escribe: Hacia finales del siglo, don Aurelio J. Venegas, en su Guía del Viajero en Toluca (1894) da el nombre de Calzada a Capultitlán al camino y refiere de paso el origen del primer monumento que se instala: el monumento en conmemoración del Cuarto Centenario del arribo del marino genovés a tierras americanas.
En la glorieta de esa calzada, escribe Venegas, se admira el monumento erigido a Cristóbal Colón. “Sobre una plataforma de ocho metros por cada una de sus cuatro fases y que está coronada por una balaustrada, se ve un segundo cuerpo con gradería que reduce el área, a fin de recibir el pedestal de una columna; está en seguida el pedestal con guirnaldas cinceladas y luego la columna de orden corintio, coronada por la estatua de Colón”. “La altura de dicho monumento, construido con las vistosas canteras de la Hacienda de Xiltapec y piedra del cerro grande, es de 18.50 metros desde la plataforma al capitel, habiendo sido su importe de $2,470,36”. […] Los datos históricos señalan que en 1892, año en que se abre el imponente templo de San José (El Ranchito), justo donde inicia el Paseo Colón, un grupo de toluqueños promueve los festejos por el Cuarto Centenario de la llegada del europeo a tierra americana. / De las celebraciones queda, por un lado, la aprobación del monumento al navegante genovés y, por otro lado, la creación de un paseo que lleve el nombre de Cristóbal Colón. / Un escultor egresado de la prestigiada Academia de San Carlos, Guillermo Cárdenas, sería el responsable de hacer la figura del marino; un hombre a quien sólo se le conoce como G. Contreras se encargó del vaciado en bronce, mientras que el diseño del pedestal fue encomendado al ingeniero Ignacio P. Guzmán y la cantería a Eusebio Vázquez”.
Falta una seria investigación sobre ingenieros, arquitectos, escultores y artistas visuales en general, que cuenten con sus obras lo que la capital mexiquense ha tenido en el bien pensar, en el bien hacer, en el bien gobernar, creando bellezas a la ciudad, respetando el pasado, como se respeta a la familia cuando en verdad se le ama.
Interesante trabajo que da luces sobre una zona muy apreciada de Toluca que nos habla de quienes desde el sur han venido a vivir en Toluca o de aquellos que han ido al sur a fundar su familia. Prosigo mi lectura: En cuanto al Paseo, se construye gracias a los terrenos donados por José Benjamín Pliego y Pérez, José Silva y los herederos del presbítero Munguía, así como por las aportaciones de mil quinientos pesos de Luis Sobrino, que se destinaron a la adquisición de terrenos, cuya propiedad estaba en manos de personas que no podían efectuar una donación de tales dimensiones.
Los dos libros son sintomáticos de la importancia del Paseo Colón y de lo que aporta con su creación al desarrollo social de las delegaciones que se han de ir fundando al crecimiento demográfico de Toluca. Cito: Queda en claro que las obras comenzaron en 1892; que hay testimonios hacia 1894 de la erección de una columna. Sin embargo, para 1900, cuando se inaugura el monumento, éste no es una columna, sino que ya presenta su forma actual: Cristóbal Colón posado sobre el mundo. Se ignora aun cuando se efectuó la transformación. / Sin embargo, a cambio, existen detalles sobre los grandes festejos que se efectuaron para recibir al presidente Porfirio Díaz el 13 de octubre de 1900, fecha de inauguración de importantes obras como el Palacio Legislativo, el Salón de cabildos del Ayuntamiento, la Escuela de Artes y Oficios para Varones, la Escuela Correccional, el Edificio del Archivo, el Hospital General, el monumento a Hidalgo y el monumento a Colón. De esta manera El Paseo Colón en Toluca del cronista municipal, Alfonso Sánchez García, y el texto Primer Centenario del Paseo Colón 1892-1992 son material obligado de estudio para comprender el Paseo Tollocan, en la importancia del desarrollo que ha de tener la ciudad y municipio de Toluca en década de los setentas y hacia adelante en el tiempo del siglo XX. Dos vías que abren el transporte y la comunicación humana con mirada ambiciosa por hacer de Toluca el espacio urbano que le ubique en el pasado siglo entre las grandes ciudades de la nación.
Para comprender la importancia del Paseo Tollocan, su construcción como visión de un presente que ya merece la capital mexiquense en pleno siglo XX. La visión del gobernante, en este caso profesor Carlos Hank González, en su vocación de político-constructor, que en calidad de gobernante busca a los mejores arquitectos de México y, da prueba de fe en diseñadores y constructores materiales de avenidas, palacios, esculturas o casas-habitación cuya manifestación en la ciudad de Toluca tiene época de oro a finales del siglo XIX y principios del XX. Así sucede, por ejemplo, con Mariano Riva Palacio Sánchez: tres veces gobernador en la entidad durante el siglo XIX, quien acerca a su deseo de fundar una ciudad digna de ser la capital del estado de México y para eso llama a su lado al arquitecto y artista Ramón Rodríguez Arangoiti, al iniciar la década de los ochenta en ese siglo.
Rodríguez Arangoiti deja en Toluca mucho de su genio: palacios de gobiernos estatal y municipal, el legislativos y judicial, las imponentes Casa Barbabosa y Diligencias; la Escuela de Artes y Oficios para Varones y la Capilla de Nuestra Señora de los Dolores, entre otras obras que pudo crear alejado de las envidias que en la capital le venían de su designación como el arquitecto del emperador Maximiliano de Habsburgo. La lección es clara: un buen gobernante va siempre acompañado de grandes ingenieros y arquitectos para dejar huella material llena de belleza urbanística.
Recordar el caso del gobernador José Vicente Villada y de haber vivido cercanía con ingenieros y arquitectos como Vicente Suárez Ruano y Carlos James S. Hall, en una época de construcciones de todo tipo para recordar y admirar, cuando Toluca la Bella es realidad que admiran fuereños y vecinos con orgullo. Se permite la construcción en fila de las casas más hermosas en las actuales avenidas que hoy se llaman: Independencia, Hidalgo y José Vicente Villada. La historia de los países comprueba que etapas de creación urbana no se da con facilidad. La presencia de políticos-constructores es una fortuna cuando aparecen para realizar obras trascendentes en vida de ciudades que reconocen a sus diseñadores y eso les convierten en Centros Históricos para identidad de la urbe.
Lectura de los que visitan a fines del siglo XIX la capital del Estado de México da prueba de la Toluca de siglos de vida independiente. En ese trayecto atender que durante las primeras décadas del siglo XX —el Arco que recordamos todos los lugareños— es punto de encuentro, entre el oriente venido de la capital del país y el occidente a que llama la capital del estado de México. La vista se admira al visualizar el camino hacia la ciudad de Toluca viniendo de ciudad de México sobre las alturas del Valle de Salazar por lo que es mirar paisaje del Valle del Matlatzinco. Su centro urbano de caseríos y calles o avenidas que se trazan en lontananza. En terrenos de la Marquesa escondido entre arboledas en el pasado habría el camino de la carretera México-Toluca una desviación desde las alturas un Arco, el segundo de los tres que por su diseño y construcción son de igual época. En este caso el ubicado en el terreno del municipio de Ocoyoacac; el Arco actualmente ubicado a la entrada por su terreno en la altura está cerca de la actual Universidad Mexiquense. El Arco sigue ahí en su vejez y digna presencia mirando el crecimiento desmedido de la capital del país y el centro de lo que llamamos Mesoamérica.
De la capital mexiquense y el Valle del Matlatzinco, dicho Arco contiene en su frente la frase: Felicidades Viajero, recibe a los que buscan la cabecera municipal de Ocoyoacac y nos recuerda que aquellos que fueron nuestros abuelos tenían una fe por los que les visitaban. En estos tiempos las cabeceras municipales de buena cantidad de municipios tienen este tipo de arcos, pero sin tener la belleza y colorido de los tres de que escribo. El otro se encuentra en la carretera que va de Toluca hacia Zitácuaro y reafirma el interés por los lugareños mexiquense en su deseo de llegar a la ciudad de Morelia.