Nuevo año
Está por concluir un año lleno de claroscuros; por un lado una pandemia que entre Deltas y Omicrones nos sigue poniendo en jaque, y por el otro, la fortaleza de muchos hombres, mujeres y niños que han sabido sobreponerse a la adversidad, cambiando paradigmas y capitalizando las oportunidades de aprendizaje que se han tenido que enfrentar ante la realidad de un mundo que se ha transformado.
Un 2021 que premió a quienes tomaron consciencia de la nueva condición personal, social y mundial, y que evidenció la ignorancia generalizada, basada en opiniones de cientos de miles de expertos que, a través de medios electrónicos, aseguraban tener certeza, por ejemplo, de que las vacunas son proyectos macabros para controlar nuestros movimientos a través de un chip.
Por lo demás, cada uno de nosotros deberá hacer un balance honesto para atender aquellas áreas de su vida que requieran ajustes; lo más sencillo es andar por la vida diciendo que todo está bajo control, mientras en mi interior y en mi entorno inmediato lo único que reflejo es caos, inconsistencia, mentira y necedad.
No puedo presumirle al mundo que estoy orgulloso de mi familia, cuando ni siquiera mantengo una relación respetuosa con ella y me la vivo peleando con todos, criticando a todos y soy incapaz de socializar cuando debemos hacerlo.
Es imposible venderme como ese padre o madre ejemplar, cuando no soy capaz de estar a un lado de mis hijos permanentemente, pendiente de sus éxitos y caídas, o cuando prefiero priorizar mi vida personal, entiéndase mis compromisos sociales, por encima de mis responsabilidades como ejemplo de un menor.
Tampoco puedo esperar respeto del otro cuando lo que hago sistemáticamente es abusar de su confianza; si le prestan dinero, páguelo, si le permiten cohabitar en una casa por la razón que sea, aporte algo para no vivir de gratis, si necesita el apoyo de alguien más y se lo brindan, busque la reciprocidad y esté al pendiente de ese alguien que fue solidario con usted en algún momento. Las sociedades están llenas de gente que cuando se trata de pedir, son todo dulzura y amabilidad, pero cuando se trata de dar, se desconocen ante el espejo.
Resulto un verdadero fraude cuando pretendo dar opinión o consejo al otro en aquellos temas en los que no he sido capaz de poner orden en mi propio círculo; es incongruente decir, por ejemplo, que se debe comer de tal o cual manera para vivir saludablemente, mientras todos pueden mirar el evidente sobrepeso y mis constantes visitas al médico por el desorden metabólico que me aqueja.
El cambio de ciclo, el inicio de un nuevo año, traerá consigo los tradicionales propósitos de mejora; nadie puede decir que esto sea incorrecto, lo que resulta irónico es que la gran mayoría de ellos queda en muy buenas intenciones o en palabrería.
Lo mejor es hacer una revisión profunda sobre nosotros mismos y enfocar energías en lo trascendente; cualquier cosa en sentido contrario resultará ociosa e inservible.
Estimados lectores; agradecido por un año más juntos, que el 2022 resulte más fructífero para todos. ¡Felicidades!
horroreseducativos@hotmail.com