Operación Chucho el Roto (fragmento)

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– Que cree patrón que en un pueblito de Texas que se llama Arlintía mataron a unos mexicanos y uno de ellos era mi primo.

Don Antonio, en éste momento no imagina lo que en posteriores días su grupo de investigación descubrirá: Arlintía, no es un poblado que impacte precisamente por su extensión territorial, su riqueza o el número de sus habitantes, pero sí, por dos motivos vergonzosos que en el escondido rumor vuelan de boca en boca:

1.- Porque ahí se formaron seis grupos de caza-indocumentados que concursaron para ver quien eliminaba a más mexicanos que ilegalmente cruzaban la frontera.

2.- Al no comprobarse plenamente sus ilícitos fueron dejados libres y pavoneándose de sus anteriores fechorías en éstos días pretenden seguir su juego macabro.

Don Antonio se acurruca, se limpia las lágrimas y con el mismo pañuelo se suena la nariz ruidosamente. Torna a recordar a la mesera salvadoreña y a los miles de indocumentados mexicanos. Y va más allá. Los gringos entran a nuestro país, ¿Y nosotros? … con mi comando, puedo pagarles con la misma moneda ¡Aquí hay otro agravio que desagraviar!

¿Y la corrupción, y la ratería? Más agravios.

Y aunque una izquierda a la mexicana  –AMOR Y PAZ– con López Salvador perdone, Don Antonio, niguas, de ningún modo.

Ahora Don Antonio casi sin querer, recuerda la invitación a comer, y a conocer el rancho que a él y a otros empresarios les hizo uno de los políticos más ladrones del país.

 

Es San Andrés, en apariencia, un pueblo más, perdido en la geografía de un estado mexicano; un pueblo con casi todas las carencias de los pueblos indígenas, excepto porque a tres kilómetros de su palacio municipal se ubica el rancho Los Tepojales, propiedad de Esteban De la Hoya González uno de los ex políticos más connotados y uno de los hombres más ricos del país.

Entrar al rancho es lo más parecido a penetrar a un terrenal paraíso: jardines estilo Versalles-Mexican Curios; árboles frutales tapizados de rojas pomas y duraznos en sazón. A lo lejos un campo de golf con un laguito artificial y el fondo por el poniente, las caballerizas que guardan los más finos pura-sangre que conseguirse pueden en el mundo: caballos de la escuela española de Viena, equinos de carrera, continuos ganadores en el Hipódromo de las Américas y hasta dos…equinos pura sangre, triunfadores del hipódro…

Notó que desvariaba, ¿qué me pasa? Estoy repitiendo los mismos pensamientos. Y de nuevo por el coraje o los nervios, los recuerdos se convertían en un collage de hechos y personajes: curas millonarios que medran con la fe de un pueblo inculto y fanático, infelices dueños de televisoras que vendiendo mierda se hacen millonarios idiotizando a millones… pan y circo, y otra vez se acordó de Ayotzinapa ¿Y los narcos? Por qué diablos el gobierno y los medios no se dan cabal cuenta: la oferta está porque hay demanda, es porque los gringos la consumen. Está bien: los narcos son unos hijos del diablo, pero son producto de la ineducación y el desempleo, pero de este montón de jijos de la chigada ¡a los que urge matar son a los que matan civiles!… por eso se formaron los grupos armados en Michoacán.

En este momento de su reflexión, don Toño se entristece: Brinque la Pandemia, pero no el cáncer e inmediatamente, frenético regreso a su plan de hacer justicia a su modo.