Oportunidad creativa vs Oportunismo egoísta (Segunda Parte)
Continuando con el tema del oportunismo señalaremos que quienes se han especializado en estas tácticas, suelen despojarse de valores, principios, criterios políticos e ideológicos con el propósito de tener el control y el poder así sea por un tiempo. Puesto que se trata de un traidor, inclusive un depredador político y social que, sin dudarlo, se involucra en todo y con todos mientras obtiene su propósito; sin embargo, la energía no miente y terminará con un bajo perfil y siendo una persona muy poco confiable. No hay que perder de vista que en ocasiones son poco detectables por su habilidad de encajar en los diferentes grupos sociales. Hay que hacer la distinción que lo que deberíamos de buscar es pertenecer a un grupo social, esto implica que el verbo ser es el que distingue la posición de la persona, la pertenencia. Esto es, yo soy una persona que se distingue del resto en su unicidad y elijo pertenecer a un determinado grupo social. Por otra parte el encajar implica la simulación de características y estigmas de un determinado grupo con la intención de insertarse en él con la intención de obtener un beneficio o más aún una recompensa secreta.
Más bien, en un estira y afloja entre quien gobierna la acción de las personas, me refiero a la lucha eterna entre el ego y el ser. Podríamos considerar que en algún momento todas las personas accedemos a un grado de manipulación, en algún grado, en algún momento: es decir, a todos a veces nos cuesta aceptar una situación o dejar a alguien querido que tome sus propias elecciones en calma. Hasta cierto límite es normal y es parte del proceso de crecimiento del ser, es muy común exceder esos límites y caer en una peligrosa adicción al control y pretender obtener beneficios individuales a través de comportamientos hostiles. Así es que no es lo mismo manipular ocasionalmente y cuando se le presentan las cartas sobre la mesa, cuando se les habla con honestidad y en un contexto de confianza, abandonan el intento de manipular, que aquellas persona que por más intentos que hagamos de llegar a su corazón no abandonan sus estrategias de manipulación, no eligen soltar el control, ni les nacen sentimientos de genuina colaboración ante el sufrimiento ajeno, es decir cero compasión por el otro.
La intención de estas líneas va dirigida a personas, que no es que estén mal o incompletas, sino simplemente que deseen una vida más libre y satisfactoria. Sin embargo, no se trata de etiquetar y señalar a las personas que pudiéramos interpretar han elegido el camino de la manipulación y el oportunismo, la idea más bien es despertar la atención a tendencias de comportamiento y mejorar en el cuidado y conocimiento de uno mismo. Si bien la mejor manera de mantenerse lejos de este tipo de personas es precisamente no seguir las mismas prácticas egoístas del manipulador, del oportunista. Es decir, si yo elijo actuar en integridad en congruencia con mis valores atraeré eso mismo a mi espacio. Así es que la mejor manera de saber si mi actuar es congruente con mis valores es mirar a mi alrededor y será difícil que ubique a personas que pudieran ser catalogadas como manipuladoras u oportunistas. Hay que tener cuidado y pudiera haber una trampa como resultado de una manipulación del ego en el que a través del juicio y etiquetado de otras personas envuelva a la persona a ser parte de una relación tóxica en donde el nivel de autoestima y entusiasmo pareciera estar manejado por el otro: sube cuando estamos bajo su encantamiento, disminuye cuando nos ignora o ataca. Se notará una pérdida de poder sobre las decisiones de nuestra vida, con sensaciones de ser prisioneros de las circunstancias, del otro. Entonces al estar por un tiempo prolongado compartiendo actividades con esa persona que previamente juzgamos y etiquetamos atrayéndola a nuestro espacio, la mente está confundida y abundan las emociones negativas, vendrán el enojo, frustración, miedo, ansiedad, culpa, desánimo. Ahora bien, esta cuestión se convertirá en el contexto de un grupo social al punto que esta persona estará en el tema de conversación de la mayoría, todos tienen opiniones sobre él o ella, y pierden mucho tiempo y energía intentando comprender qué pasa con esa persona, o cómo neutralizar su poder negativo.
Entonces lo importante estará en salir de la trampa que dio vida a esa relación. El tema crucial tiene que ver con reconocer que está trampa es la historia que yo me cuento. Así es que si yo creo que la trampa es el otro, le entrego mi poder y no tendré la oportunidad para transformar el contexto negativo creado, y lo único que lograré será atraer más personas con la misma energía negativa. Es posible que en un inicio sea de utilidad la etiqueta de manipulador para tomar sana distancia emocional, sin embargo, requiero ser responsable y descubrir cuál es mi tema con esa persona. Es primordial dejar la conversación de que mi problema es que la persona es manipuladora, y hacerse cargo de que el tema es que me cuesta relacionarme saludablemente con aquella persona que he etiquetado como manipuladora. Se trata entonces de aceptar al otro como es, sin querer cambiarlo o hacer esfuerzos para convertirlo en una buena persona, para que diga la verdad o para que me dé la razón. Habría que preguntarse que veo en el otro que no tolero en mí, que es lo que me está mostrando como una debilidad mía para tomar conciencia y volvernos más fuertes, centrarnos más en nuestros valores, dejar ir el ego y la necesidad de aprobación de los demás, fortalecer nuestra autoestima con realismo. Para este proceso es importante superar el miedo a la pérdida de relaciones, afecto, status o bienes, pero terminando perdiendo dignidad, salud, gratificación.
Es recomendable entonces rodearse de personas con buenas intenciones, que buscan el bienestar de la mayoría, que colaboran entre sí. Hay que conectarse con la propias pasiones y hacer cosas que disfrutamos cuando tenemos un buen nivel de satisfacción personal, lo que los demás hacen y dicen tiene poco poder sobre nosotros. Ser fiel a uno mismo, saber qué queremos e ir tras ello, el otro tiene poder para manejarnos cuando nosotros estamos poco conectados con nosotros mismos. Hay que salir de la autocrítica, del juez interno que me castiga por no ser perfecto, cuando me trato con respeto y amor, las personas que me rodean tienden a tratarme de la misma forma.