+ Otorga el Colegio de Abogados el Galardón al Mérito al Servicio Público a Rosalinda Elizabeth Benítez González; un día en una oficina de la Secretaría de Bienestar

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La frase:

Seamos esclavos de las leyes para poder vivir en Libertad.

MARCO TULIO CICERÓN

 

 

EL HOMENAJE A ROSALINDA BENÍTEZ

 

En la sede del Colegio de Abogados del Estado de México, en la colonia Morelos, la doctora Rosalinda Elizabeth Benítez González fue reconocida con el Galardón al Mérito al Servicio Públicopor su excelente trayectoria y leal compromiso en el ejercicio de la abogacía al servicio de la sociedadagradeciéndole ser un eje perenne de la comunidad jurídica mexiquense, según reza el Diploma que le fue entregado en el Marco de la 64ª celebración del Día del Abogado, en cuyo documento aparecen las firmas del maestro José Carlos Neira Cruz, en su calidad de presidente y del doctor en Derecho Víctor Manuel Vega Gómez, quien es presidente de la Comisión de Honor, Justicia y Premios.

 

Rosalinda inició su mensaje con un agradecimiento al que llamó su querido Colegio de Abogados, qué a través de la Comisión de Honor, Justicia y Premios, encabezada brillantemente por el doctor Víctor Manuel Vega Gómeznos honra a mis compañeros y a su servidora con este reconocimiento que con mucho orgullo recibimos el día de hoy.

 

A mi distinguido presidente del Colegio José Carlos Neira Cruz mi reconocimiento por la entusiasta labor que realiza para enaltecer los valores fundacionales de nuestro Colegio Y para mí es doble honor ser reconocida a la par que distinguidísimos abogados colegiados, como es el caso del maestro Marco Antonio Morales Gómez, quien ha sido galardonado en el rubro de la docencia con sobrados méritos y quien no sólo ha sido maestro en aulas, sino un memorable rector de nuestra Máxima Casa de Estudios, sino que también, querido Marco, ha sido un mentor para todos nosotros.

 

A la doctora Cristina Eugenia Pablo Dorantes reconocida en el rubro de la investigación, pionera en estudios de Criminología y Prevención del delito en nuestro Estado y profesora de tiempo completo de la Universidad autónoma del Estado de México, así como a mí muy distinguido licenciado Emiliano Reza Vilchis, reconocido por haber dedicado su vida, más de 50 años, a la postulancia y también ser un docente distinguido de nuestra Alma Mater, mi reconocimiento a todos ustedes y mi agradecimiento por haberme permitido hablar en su nombre.

 

El reconocimiento que le otorgaron.

Ser abogada o abogado es más que una profesión, es una vocación qué exige dedicación, compromiso, valor, y un firme sentido de justicia, sin importar el ámbito en que nos desempeñemos.

 

Les comparto que, hace una semana mi hijo mayor Adrián, quien está aquí presente, me preguntó: ¿Vale la pena estudiar la carrera de Derecho? Sobre todo, ante los embates que se han dirigido a los abogados postulantes por diferentes causas, así como ante magistrados, jueces y ministros por cumplir su función fundamental de impartir justicia.

 

Quizá su asombro es mayúsculo, cuando hay muchos de estos casos que hace público y evidente el desconocimiento y la inobservancia de la norma, incluso de nuestra norma constitucional. La respuesta que le diré, será siempre: Sí.

 

Eso fue lo que le respondí, siempre que exista la necesidad de justicia, la lucha por la libertad, de proteger los derechos fundamentales o que se requiera la defensa de los más vulnerables, la sociedad requerirá de los abogados, excelentes abogados, dispuestos a prepararse constantemente ante las exigencias actuales y actuar con experiencia, valentía y pleno conocimiento del derecho.

 

El diploma.

Mi hijo va a estudiar derecho e ingresa a la universidad en tres semanas.

 

Cuando redactamos este mensaje, recordé que hace más de 30 años, como joven soñadora, fue la defensa de las causas justas, lo que me motivó a estudiar la carrera de Derecho. ¿Cuáles de ellas? Las que ayudarán a la consecución del bien común y consecuentemente a procurar una mejor calidad de vida para quienes tenemos el privilegio de ser mexicanas y mexicanos.

 

Por ello, parte de mi vida profesional la he dedicado al servicio público, que me ha llenado de grandes satisfacciones y que hoy me trae aquí, ante todos ustedes, para recibir este honroso reconocimiento. Destaco entre otros, el gobierno federal, el sistema hacendario que me enseñó a defender en la recaudación del país, cómo abogada fiscalista. La Universidad Autónoma del Estado de México, que me permitió participar en la creación de la legislación de la recién formada Contraloría Universitaria. Tuve el privilegio de servirle a mi amado Estado como secretaria de Turismo, entre otras responsabilidades.

 

Por eso, hoy vengo a agradecer, agradecerles a quienes me han inspirado a llevar mi camino profesional, de la que aún me falta mucho por recorrer, por supuesto a mi amado esposo Jaime Flores, excepcional abogado fiscalista, quien fuera mi maestro y jefe en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público antes de que naciera el SAT.

 

A mis amados hijos Adrián y Emilio, por su apoyo excepcional, por su comprensión aún en los momentos de mi ausencia y por ser mi inspiración y mi motor de vida y a mi amado padre Víctor Humberto Benítez Treviño, mi ejemplo de disciplina y rectitud.