¿Qué hace una agnóstica para velar a un muerto?
Dejé de escribir poesía porque ya no me decía nada, lo repito, porque ya nada tenía sentido, entonces la poesía se enojó y las palabras me mentaron la madre. En esos días, llegó la mención número uno de una persona gracias a Dios ya está en el cielo, voy a rezar mucho por él. El padre dicta unas palabras al cuerpo inerte, las miradas de la gente se tornan entre el cuerpo y la podredumbre de los sufrientes.
Me sentía como si fuera una drogadicta, las personas en slow-motion, mis pensamientos no tenían hilo, sólo me vienen frases sueltas a la cabeza de ese día pobrecito hijo, tan bueno que era. Gente desfilaba, se miraban muy arreglados paseando entre la zona de café y murmurando; otros rezaban.
Siento que al escribir poesía la desvirtúe. Lamentablemente los poemas no me decían nada, no me es poesía. ¿Me hice tan cercana a la poesía que le caí mal? ¿Acaso todos aman, reflexionan o tienen sentimientos tan puros? A mí me daban ganas de escribir mis odios, mis aflicciones que iban a poner a más de uno lastimero, nadie quiere oír a un llorón ponte a trabajar. Tampoco quiero apoyar a la depresión mundial. Muchos mueren y yo sólo pienso en esto.
Luego hay que seguir con el novenario. El padre menciona los nombres enfilados también. ¡VAYA! Habría compitas en la misa donde podríamos hablar sobre la muerte y qué hicieron nuestros muertos porque el padrecito hablaba de ellos como si los conociera y no podía ni siquiera pronunciar bien el apellido francés de mi familia. Luego van a buscar al padre, mi prima pequeña lo encuentra fumando un puro. ¿Los padres fuman? Sí, estaba en su receso. Luego continúa el órgano que apenas y se sabía las melodías porque era nuevo el chico que iba a cubrir y se da unos traspiés en el teclado y mi mente vuela otra vez. Veo unas personas conocidas que hacían negocios turbios en la fila de las obleas, perdón, para mí son obleas. Y, sí, más filas.
Es entonces que me decido ir a la búsqueda de la poesía, ¿podría estar en las hojas que caen de los árboles como en les feuilles mortes? Había días que el gris del ambiente me entraba a los ojos y casi los dejaba ciegos, para después ver más brillantes los anuncios de las farmacias similares.
Todo pasa por algo. No, no, no. No creo. Él te cuida desde el cielo. Vaya, que me vengan a explicar de teología estas personas o física cuántica que no veo los espíritus haciendo fila. Para sorpresa de unos cuantos hubiera respondido que era creyente de satanás y que yo le iba a echar unos recitos a él y a ellos, que los pondría en sus bellas manos calludas, con una sonrisa.