RECUERDOS DE MARGARITA

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Las bellas ediciones del H. Ayuntamiento de Toluca publicadas en el año de 2015 son huella para seguir la obra escrita de la cronista admirable Margarita García Luna, quien durante su trayectoria es toda una época del buen y bella manera de escribir. Las lecturas cotidianas que se hacen en la Toluca que ella vivió dentro del periódico El Sol de Toluca siguen en nuestra memoria. Una ciudadana que ama a su ciudad de manera amorosa, de tierna mirada que nos recupera la belleza corpórea de las casas que le invaden en sus diversas calles y avenidas. Recuperación importante de un patrimonio cultural invaluable que en este año de 2023 debe ser protegido por obligada tarea de cuidar historia y memoria de quiénes habiendo habitado nuestra herencia, en su cariño por la ciudad, construyeron casas, iglesias, hospitales, escuelas, al recordar su presencia, comprueban de la importancia que la capital del Estado de México.

Desde el año de 1830, nos viene a relatar su largo trajinar por ser parte de la historia buena de la patria. Por muchas razones es que sigo la trayectoria de quien fue Cronista destacada de la ciudad, por estas razones es que leo con afecto y gozo el libro titulado: Una mirada a Toluca del siglo XVI / Crónicas y visiones, refleja la conciencia de Margarita, al reconocer que venimos de lejos. No somos una ciudad que apenas acaba de nacer, en un país que viene de lejos, de allá en la época prehispánica, época que nos pide recuperar su presencia, pues ésta, existió en las recuperaciones que los arqueólogos de ayer y de hoy hacen, con el sólo objetivo de contar la verdad, de mostrar la verdad, es decir: somos un territorio de la cultura humana que vienen desde lejos y hoy es lo que es: Toluca, orgullosa capital del Estado de México. La orgullosa ciudad y municipio que tiene como prueba de esa conciencia de su pasado en el padre de la crónica en el país: Ángel María Garibay, nacido en esta ciudad y cuya genialidad llevó a Miguel León-Portilla a protestar su reconocimiento en quien fue su maestro de la crónica y padre intelectual.

Dos defensores de la vida prehispánica que se resume en el texto titulado: Visión de los vencidos, obra en la que Miguel León-Portilla refleja que los vencidos no lo están nunca, ni por todos los tiempos en la historia. Retornan con sus obras, hechos y crónicas, para expresar la otra verdad: la del pueblo que no acepta modas ni ideologías que le sojuzguen para siempre.

Por eso, es importante leer con cariño fraternal miles de palabras escritas en libros y periódicos o revistas por la cronista ejemplar que es Margarita García Luna: apasionada de la historia y de la crónica que son su vida. Vida destacada en varios ámbitos de su quehacer, por el cual fue reconocida múltiples veces por propios y extraños. Experiencia personal es que pocas mujeres han sido más queridas en Toluca, pues no había quien no le admirara por su cortés y educada manera de portarse con todo el que se le acercaba y los ajenos: con los que tuvimos fortuna de ser compañeros de trabajo o de vida social. Admirable mujer en todos sentidos. Una expresión de la mujer toluqueña que enorgullece a quienes le conocimos y le vivimos de cerca, gracias al trabajo que, desde 1985 le conocí, por labores que se le reconocieron en tarea de historiadora; después por trabajar de cerca con ella, cuando fui director de Patrimonio Cultural del Gobierno del Estado a finales de 1987 y hasta inicios de 1990.

Ella era directora del Museo de Arte Moderno, ubicado en el Centro Cultural Mexiquense. Envidiaba su trabajo de académica en la Universidad Autónoma del Estado de México a través de su cátedra de Historia. Pues, aunque no pude ver su labor como profesora en esa materia, escuchaba comentarios de alumnos y compañeros de trabajo que le apreciaban mucho: entre ellos, el historiador José Luis Alanís Boyso. Imagino que su bella y tierna voz no necesitaba de gritar o imponerse por medio de la fuerza a sus alumnos en aulas de la Facultad de Humanidades. En esos años tuve el gusto de trabajar con tres mujeres excepcionales: Margarita García Luna, directora del Museo de Arte Moderno, Graciela Santana Benhumea, directora del Museo de Culturas Populares, y Mari Carmen Carbajal, directora del Museo de Antropología e Historia: los tres museos ubicados en el reluciente Centro Cultural Mexiquense de Toluca, inaugurado por el presidente de México Miguel de la Madrid Hurtado el 27 de abril de 1987, siendo gobernador Alfredo Baranda y secretario de Educación, Cultura y Bienestar Social Emilio Chuayffet Chemor, entusiasta promotor de la creación del Centro referido.

Profesionista ejemplar. Investigadora y estudiosa admirable. Mujer que nació con el ángel de la empatía hacia todos, cronista que deja huella a través de sus hermosos libros, y que con sus artículos de época en el periódico El Sol de Toluca, expresa el palpitar de la Toluca que viene de lejos y siempre ha existido para nuestra mejor valoración de cómo se forja una ciudad que tiene por orgullo el ser capital del estado más poblado del país en este siglo XXI.

Tantos recuerdos de la historiadora Margarita García Luna, brillante en sus participaciones dentro de reuniones de museos en aquellos años en que trabajamos juntos. Fue dentro de la Coordinación de Museos del Instituto Mexiquense de Cultura donde se fraguó el Festival del V Sol: derivado de reuniones que hicimos en las cuales la voz de las directoras y directores más sabios dieron rostro al festival más antiguo del sector público en la entidad. Destaca la participación por el conocimiento de la cultura indígena en primer lugar de Virgilio director del Museo de Tenango del Valle, y el arte visual de nuestro querido pintor, Benito Bernáldez Giles Matinef, el cual hizo el proyecto visual del primer cartel que reflejó la vocación del Festival. Fueron 14 museos, en aquél entonces, tenía el recién creado Instituto  Mexiquense de Cultura, dirigido por don Salvador Reyes Nevares, quien en compañía de don Alfonso Sánchez García, dieron su apoyo a la creación de lo que hoy es parte del patrimonio más apreciado de la entidad y para el país. Destacados trabajadores a cuyo nombre se une el de la jefa del departamento de Museos: profesora María de los Ángeles Novoa Alcántara, venida de Acambay, México.

Esta crónica e historia de lo que representa quizá, uno de los momentos más brillantes de la vida museística en la entidad, ha de comprobar que fueron ellos, los directores y directoras de museos, los que dieron rostro que nos identifica en la vida museística del país.

Tengo la fotografía del 21 de marzo de 1988, cuando en el Museo Arqueológico de Teotenango esperábamos con simpatía la llegada del gobernador Mario Ramón Beteta, en compañía de don Salvador Reyes Nevares y demás colaboradores del IMC, así daba conclusión al primer Festival de Cultura del V Sol, iniciando así larga época en favor del indigenismo y de la cultura mexiquense creadora. En dicha fotografía estoy cargando al pequeño Jorge, hijo de Margarita y de su esposo Pedro Cotero Gallardo; ella, tiene a su lado a la simpática niña: Úrsula, quien heredó su belleza, talento y amor por el arte. Una fila de trabajadores de la cultura que con entusiasmo dábamos así las últimas horas a un evento cultural que mantiene el recuerdo de nuestras culturas indígenas: Matlatzinca, Otomí, Tlahuica, Nahuatl y Mazahua. Los sucesos zapatistas del año 1994, le dieron aún más hegemonía en favor de nuestras culturas originarias para bien. Tiempo de reuniones con Museos, Archivos y Bibliotecas, que contaban con muchos de sus mejores directores: entre ellos: Héctor Serrano Barquín, Luisa Barrios Honey Ruiz, Graciela Santana Benhumea, Mari Carmen Carbajal, María de los Ángeles Novoa Alcántara, José Luis Alanís Boyso, Dolores Menchaca, Benito Bernández Giles Matinef, Leopoldo Flores y varios más. Los cuales, por su liderazgo artístico, dieron guía al mando que todo promotor cultural debe tener, al difundir el complejo y rico mundo cultural local, estatal y de México.