“Reformas al Poder Judicial”.
Para saber qué´y cómo son las cosas de la realidad en sus diferentes especies, incluyendo su propia persona, su estructura y funcionamiento; asi como de instituciones públicas; de fenómenos sociales y especialmente jurídicos, como en este caso: el tema de la Reforma Judicial,. Institución en la que se pretende realizar cambios funcionales y algunos -los menos- de caracter estructural para combatir la corrupción. Debo decir, que no bastan las opiniones populares, pues estas proceden de percepciones sensibles. Siendo éstas incompatibles con el pensamiento racional.
La representación sensorial deviene de información obtenida de los medios de comunicación; de experiencias personales y ajenas y no de fuentes profesional y científicamente informadas. Es decir, no emanan de genuinos y prestigiados académicos y de conocedores serios y profesionales del poder judicial, todos sobre el derecho y su impartición.
Por la razón expuesta en el enunciado precedente, dicha representación sensorial es insuficiente a la exigencia del pensar conceptual.
Acudiendo a los antecedentes, podemos afirmar que la reflexión lógica se originó en el periodo Cosmológico del a Filosofía[1] hace más de 2500 años, cuando se advierte la diferencia entre la observación empírica y pensamiento.
En efecto: cuanto mas se alejan las teorías, de las repersentaciones habituales, tanto mas llegan sus autores a la convicción de que lo descubierto por ellos, poseía su fundamento en algo diverso al de la creencia cotidiana de la comunidad de a pie.
Solo el pensar ordenado, el pensar sistemático, descubre la verdad, porque los sentidos suministran mentira y engaño. Quienes opinan por sus percepciones, deben convencerse de que en verdad existen movimiento y cambio, devenir y parecer, variedad y multiplicidad.
Es pues, el conocimiento lógico o racional, la expresión de una exigencia no solo lógica sino epistémica y no producto de una pesquisa empirica.
Los asertos precedentes no solo son aplicables al pensar cotidiano de la ciudadanía de a pie. Lo mas preocupante y no, es que quienes emiten sus opiniones formales – por decirlo así- o sea, me refiero a diputados, senadores y muchos de los decisores judiciales de diferente jerarquía están en las mismas.
Coloquialmente hablando quiero decir: salvo muy honrosas excepciones, la gran mayoría de servidores públicos del poder judicial y del poder legislativo, carecen de una plataforma filosófica que les permita dilucidar y plantear fórmulas para hacer más eficaz y eficiente la labor de los decisores judiciales. Y hasta aquí esta breve intervención. Que Dios los cuide y agradezco su tiempo.