+Ser santo no es ninguna proeza humana, pero ¿Es del todo veraz la apreciación del padre Alejandro Solalinde sobre AMLO?

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La frase

Según la estadística de la Santa Sede, son 32 los santos mexicanos. Acaso por la vision del padre Solalinde, AMLO ¿será el santo 33?

ES PREGUNTA

 

El pasado 26 de diciembre, dos días antes del día de los Inocentes, el padre José Alejandro Solalinde Guerra, originario de Texcoco, levantó ámpula con su declaración en el sentido de que: el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene rasgos de santidad.

Hijo del señor Juan Manuel Solalinde y de la señora Berta Guerra Muñoz, inició estudios clericales en el Seminario de los Carmelitas Descalzos, en Guadalajara, de donde fue expulsado, por sus ideas progresistas, de ahí ingresó al Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos, pero tres años antes de culminar abandonó los estudios junto con otros seminaristas.

Alguna versión indica que finalmente fue ordenado sacerdote por el primer Obispo de TolucaMonseñor Arturo Vélez Martínez.

En su juventud, se afilió a los Caballeros de Colón, agrupación considerada como profundamente religiosa, pero integrada por personas de alto nivel económico, quizá ahora definidos por el presidente AMLO como Fifís.

Luego, el padre Solalinde quiso entrar a la Compañía de Jesús, pero finalmente recaló con los Carmelitas.

Básicamente, lo que llamó la atención de propios y extraños, de medios y simples curiosos fue lo expresado por el padre Solalinde:

Andrés Manuel López Obrador está siguiendo las enseñanzas de Jesús. Por eso, veo en Andrés Manuel rasgos muy importantes de santidad. Qué lástima que no lo valoren.

Para él son importantes los pobres, o como decía JesúsLos últimos serán los primeros, eso es lo que la gente no quiere entender y se para de pestañas porque busca defender el capitalismo, me refiero a los empresarios y a la gente bonita que era privilegiada en otros sexenios.

Hay que entender que la santidad no es perfecciónun santo o una santa puede tener muchos errores, pero es santo. Porque la santidad es la imitación del amor de Dios.

De acuerdo a la Teología, el sentido definitivo del proyecto de Dios sobre el hombre y la mujer, es compartir el misterio de su propia santidad.

Luego entonces, ser santo, no es ninguna proeza humana, es sencillamente vivir la condición humana conforme a la vocación de cada quien y a su estado de vida.

Derivado de lo anterior surge el cuestionamiento: ¿Cómo ser santos en pleno Siglo XXI?

Y dentro de la respuesta, figura el hecho de que los ejemplos de santo o santa de otros tiempos no corresponden a los actuales, debe y tiene que ser un modelo a los desafíos de la época que nos toca vivir, que no es un tiempo abstracto o ideal sino que va con la realidad histórica que se vive.

Se podría decir que el hombre santo es quien está llamado a comunicar la misericordia de Dios a los demás en medio de la historia, pero se requiere predicar con el ejemplo. ¿Acaso esto hace AMLO al vivir en un palacio?

En estos días hay sensibilidad por el tema relativo al medio ambiente y por lo tanto se requiere que quien tenga rasgos de sanidad debe tener una comunión respetuosa con la naturaleza, un gran sentido ecológico. ¿Lo tiene AMLO con el Tren Maya, destruyendo selva tropical?

Si bien López Obrador critica de vez en diario a los emisarios del pasado, a los neoliberales, los trajes de marca que usa y sus abrigos, lo han hecho perder el estilo sobrio y sencillo de relación con las cosas, como aquel auto Nissan que usaba y ya no utiliza.

El santo o quien pretenda serlo, no vive aislado, es un hombre para los demás, ¿Acaso eso hace AMLO cuando le piden audiencia y no se baja de la camionetao bien cuando recorre las inundaciones en Tabasco, vía aérea, para no mojar sus zapatos?

En el episodio del Sermón de la Montaña, Jesús vivió su santidad a través de amor y entrega a los más pobres, con solidaridad por las víctimas. ¿Cuándo ha visto a AMLO cerca las personas con problemas o de los migrantes, por ejemplo?

Más aún habría que recordar lo que Ariel Guiance, de la Universidad de Córdoba dijo:

Entre los múltiples atributos que rodean el fenómeno de la santidad cristiana existen algunas variables que, desde los inicios de tal fenómeno, fueron presentadas como pruebas tangibles del carácter sagrado que tenían los santos. Dichos atributos responden al principio general que guiaba la interpretación misma de la santidad, entendida –según la caracterización de André Vauchez– como una virtud, esto es, una energía que se manifiesta a través de un cuerpo, [energía] percibida conforme a un cierto número de indicios de orden físico. Tal convicción fue propia de toda la sociedad medieval, sin distinción de categorías sociales. La misma entendía que ese tipo de manifestaciones eran más frecuentes tras la muerte del santo (aunque no excluía que ellas también pudieran apreciarse durante la vida de este singular personaje). Como sea, esos criterios físicos y visibles suponían una interpretación de la santidad que privilegiaba esa supuesta virtud (canalizada corporalmente) frente a cualquier otra dimensión espiritual o ética propia del elegido de Dios.

¿No estará equivocado el padre Solalinde? Usted, amable lector, tiene la palabra.