SOLDADO DEL CUARTO PODER
Isidro Fabela / Obra hemerográfica, publicado por Biblioteca Mexiquense del Bicentenario en el año 2011, trae las palabras de uno de los investigadores más serios que vivió el siglo XX, Dionisio Victoria Moreno, quien para su orgullo y felicidad en sus propias palabras en el año 2008, expresaba lo siguiente: En septiembre de 1993, cuando estaba al frente del Instituto Mexiquense de Cultura el ingeniero José Yurrieta Valdés, el gobernador del Estado de México encomendó al Instituto una nueva edición de las obras completas del Dr. Isidro Fabela Alfaro. Ese mismo mes el ingeniero me llamó para que colaborar con este trabajo. Me recomendó insistentemente que me dedicara a preparar la nueva edición con todo ahínco, de tal manera que estuviera lista a más tardar en agosto de 1994. De inmediato comencé a trabajar y en octubre del 93 tomé como lugar de investigaciones el Centro Cultural Isidro Fabela, de San Ángel, D.F., por encontrarse ahí en custodia el archivo personal del ilustre mexiquense.
Esta obra que viene a publicarse en el año 2011, es resumen brillante de lo que Fabela trabajó por décadas en el mundo del periodismo. El que fuera gobernador de la entidad de 1942 a 1945 supo bien aquilatar lo que el artículo periodístico o la obra publicada en revistas y periódicos puede dar como suma de toda una vida de inquietas actividades y serios enfrentamientos, en el que para el caso de él, durante los años de 1910 a 1930 tiene que ver con la subsistencia por la violencia en que vivió el país por la revolución de 1910. Cuenta Dionisio: Llevaba un tiempo sumergido en mi fatigoso trabajo, había preparado ya el marco del primer tomo de la proyectada edición, cuando el Lic. Jorge Guadarrama López fue nombrado para sustituir al Ing. Yurrieta como director del Instituto. La nueva dirección, por razones que no se me comunicaron encomendó la preparación de la edición de las obras de Fabela a distinguidos miembros de los colegios de México y Mexiquense. Éstos, además de solicitar mi apoyo por el conocimiento que ya tenía del archivo, me invitaron por medio de la doctora María Teresa Jarquín a preparar la edición de una de las obras que Fabela no pudo preparar ni publicar y a la que había proyectado llamar Soldado del Cuarto Poder. Acepté con gusto. Por tratarse no de la simple reedición de un libro, sino la recopilación de los numerosos artículos que debería contener la obra proyectada, mi labor fue larga y pesada.
Una especie de hormiguita era Dionicio Victoria Moreno, en su labor de investigación siempre callada. Admirable comportamiento que no se siente vanidoso de tener entre manos labor tan importante para recuperar al personaje o dar un hito al descubrir hechos relevantes en la historia estatal, nacional o para el mundo. De sobra decir que se hacen los científicos de laboratorio en todos los pueblos que dan oportunidad a sus investigadores en cualquiera de las ciencias, permitiéndoles el tiempo y los recursos para lograr descubrimientos científicos o de carácter social que nos han de traer beneficios a todos. Pocos sabrían explicar la personalidad de Fabela como Victoria Moreno, le admiraba mucho de sólo verlo siempre ocupado y ajeno a las cosas sociales o presentaciones de libros ya un día y otro también.
Cuenta Dionisio: Don Isidro, a pesar de sentir intensamente la vocación literaria y de soñar con no menor vehemencia realizarla escribiendo obras de creación artística, por las apremiantes circunstancias de su vida tuvo que dedicarse antes que a nada a la prosa cotidiana del trabajo hemerográfico. Tarea que amó y practicó por largos años. Él mismo se confiesa periodista de corazón. Es más, casi todos sus libros fueron antes o después artículos que aparecieron en diarios o revistas en diversos tiempos y circunstancias. Numerosas fueron sus aportaciones a la prensa, por lo que al intentar reeditar su obra era oportuno publicar en su Biblioteca sus trabajos periodísticos. ¿A quién me recuerda este personaje llamado Isidro Fabela Alfaro? ¿Será acaso a Joaquín Fernández de Lizardi, José María Cos, José María Heredia, Ignacio Ramírez El Nigromante, Ignacio Manuel Altamirano, Guillermo Prieto, Manuel Payno, Francisco Zarco, Justo Sierra y con el tiempo a Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes, José Vasconcelos, Ramón López Velarde, Martín Luis Guzmán, Vicente Lombardo Toledano y, tantos más que son la médula del México bueno, del México que no tiene que ver con los hechos de deshonestidad que avergüenzan lo mismo a familias que a vecinos, a ciudadanos que a entidades políticas y sociales, por ser lo que precisamente los liberales del siglo XIX nunca quisieron: amar al oro por sobre todas las cosas, aún a pesar de que tu hermano el hombre terminara siendo presa del lobo, su propio hermano aquí en la tierra.
Cierto, son muchos los hombres y mujeres que han amado el mundo del periodismo, ahora mismo recordando el siglo XX y el actual vienen a la mente: Margarita Michelena, Rosario Castellanos, Dolores Castro, Beatriz Reyes Nevares, Ángeles Mastretta, Denise Dresser, y particularmente, Elena Poniatowska, nuestro premio Cervantes de Letras dado por España como segundo en importancia antes del Nobel de Literatura. Hombres y mujeres son en el mundo del periodismo una sabia poderosa que da frondosos árboles de libertad y lucha en favor de la democracia en estos tiempos. A ellos pertenece don Isidro y hace bien en amar la política, pero hombre multidimensional sabe amar otras cosas del hombre aquí en la tierra: el periodismo como Cuarto Poder, que lo entendieron así los liberales del siglo XIX que junto a Ricardo Flores Magón y su hermano, así como el grupo que fundó el Partido Liberal Mexicano, supieron de la quema de sus imprentas, y los destrozos que la dictadura de Porfirio Díaz y sus aliados venido de Estados Unidos, cuyo interés por México tenía en la adquisición de extensos territorios para lograr más fortuna a la riqueza que ya contaban.
La prensa es el mundo de la libertad y de la voz de los pueblos. De esta manera fue como se forjó México desde antes de alcanzar en 1821 su independencia de España: eso lo sabían José María Cos y Fernández de Lizardi. Eso lo sabe bien éste, quien escribe dos novelas para hablar de la situación ética y moral en la vida de la colonia, y lo sabe también Heredia con su novela Jicoténcatl, donde señala la urgencia de contar con normas que eliminen la corrupción de la vida social. La experiencia de Dionisio Victoria Moreno es la de todo excelente y apasionado investigador, pues descubre el oro de la voz de Fabela en documentos y papeles que traen sus exaltaciones, sus razonamientos, sus emociones cotidianas. Escribe: Examinando su abundante archivo personal encontré originales, copias y recortes de periódicos con sus artículos y discursos, aunque todos dispersos. Entonces formé sendas colecciones, que puse a disposición de los encargados de la edición, y utilicé aquellos artículos no incluidos en sus obras para integrar el libro que se me había encomendado. Al final de mi labor entregué al coordinador, Dr. Manuel Miño Grijalva, un volumen con el título Soldado del Cuarto Poder, formado por una Introducción, el texto de 199 artículos no recopilados en libros, 51 entrevistas, un apéndice y un índice temático; todo hacía un total de 1226 páginas.
De eso se forma la gran tarea del investigador, de ir al fondo de la gruta de toda vida que es la biografía del personaje, para enterarse que no hay día que no haya dejado por aquí o por allá alguna moronita valiosa de su manera de ser, de su manera de hacer: de lo que es su sabia en el diario vivir, enfrentando todo aquello que o fue reto, o fue momento de felicidad por el logro o el amor alcanzado. El resultado, menos ambicioso de tantas páginas logradas, Dionisio lo resume en un libro de 266 páginas. Resumen admirable que obliga, lo repito, a todo estudioso de don Isidro Fabela Alfaro el buscar estudiar, para comprender que fue un renacentista que vivió en el siglo XX, junto con aquellos sus amigos y vecinos de vida como Ángel María Garibay, Narciso Bassols y jóvenes como Adolfo López Mateos, al que tanto apadrinó, para que hiciera la carrera política que le llevó a la presidencia de México: estudiar sus relaciones de paternidad política por parte de don Isidro es materia interesante.