Suspenso – Primera Parte
Comencemos con algunas herramientas que se podrían considerar esenciales para la creación cinematográfica. Acá lo vincularemos en particular para la creación del suspenso. Partamos entonces de que estos elementos no funcionan por si solos, Pero se trata de conjuntarlos con la intención de alcanzar el objetivo del suspenso en el espectador, esto es con sus emociones, secuestrarlas y hacerlas cómplices de la creación cinematográfica. Viene al caso lo que decía Marimón (2014), y hay que tomarlo mucho en cuenta para entender el impacto del suspenso en el cine: por obvio que parezca, el espectador no se asusta si no sabe que se tiene que asustar, y una de las condiciones indispensables para hacerle saber al espectador que se tiene que ir preparando para la experiencia del terror es la de disponer su ánimo a través de la creación de un ambiente favorable al miedo.
Así es, en el guión se imprime toda la idea en su creación narrativa: acciones, hechos, lugares, ambientes, perfiles psicológicos y físicos de los personajes, sus relaciones, y de forma definitoria las primeras emociones trasmitidas al espectador y por supuesto el clímax donde se presenta aquello tan fatal y espeluznante que le ocurrirá al protagonista y hará sufrir a quien lo presencie a través de la pantalla. Es aquí donde se genera el mundo, la realidad que la imagen representará posteriormente. Sin duda será nodal la construcción de la víctima y el victimario, de acuerdo a la propuesta dramática el espectador debe apegarse lo suficientemente a la víctima como para afligirse por ella en sus momentos de debilidad y de riesgo. Sin embargo también es conveniente crear el suficiente repudio y temor hacia el victimario como para pensar en algún momento si salirse de la sala al no resistir más. Como insiste Marimón: una vez se ha conseguido que el espectador haya empatizado con el personaje, la intención es la de introducir al público en un estado de ánimo de angustia, de forma que espere el ataque del monstruo en cualquier momento. Es acá cuando otras herramientas pueden entrar en escena, pues al parecer ya, la pura narrativa ha logrado manipular todas las emociones de la audiencia y ésta al lado del personaje víctima deben compartir algunas similitudes, éste debe verse inmerso en un problema en el que cualquiera que vea su historia podría estar, por más ficticio que parezca. Sin duda alguna aproximarse a los miedos y a las fatales posibilidades de quien ve y escucha la historia es la forma más eficaz de dominar sus sentimientos y emociones.
Podríamos continuar con la idea de que a la mayoría le da miedo las mismas cosas. De hecho, por eso, el suspenso y el terror son géneros tan potentes. Como decía John Carpenter: Lo único que tienes que hacer es preguntarte qué te asusta y sabrás lo que asusta a los demás. Es momento de voltear a ver otra de las más poderosas herramientas. Decía Marimón también que el pánico que provoca la entrada en la oscuridad es un elemento de eficacia casi científica en una disciplina tan alejada de la ciencia exacta como es el lenguaje de las emociones. Así es que la iluminación es esencial en la creación de la atmósfera del suspenso, y de forma muy especial en el tema del asesinato. La iluminación se convierte así en un elemento narrativo y al mismo tiempo de intensidad en el suspenso. En donde hay un papel fundamental de los detalles que se vean lo suficientemente reales y convenzan al espectador de que realmente están allí; o inclusive se pueda aportar a la escena poca iluminación, desde baja hasta nula, lo cual por un lado, afianza el temor en el espectador por no tener acceso visual absoluto a lo que está ocurriendo, le hace pensar que de la oscuridad en cualquier momento podría salir lo menos esperado, y por otro lado, ayuda a que los sucesos que ocurren no tengan que ser demasiado explícitos. Otro tema de importancia narrativa y también para el objetivo del suspenso es que se puede jugar con las sombras, penumbras, esto tendrá un impacto para que de la mano del sonido y la actuación, la oscuridad haga parte del ambiente y el contexto, como bien afirmó Marimón (2017): no siempre la víctima es una chica joven vulnerable e indefensa (…). Lo que se mantiene inalterable es el ambiente en el que se produce el crimen, las sombras, la oscuridad y la entrada en la oscuridad, que de forma intemporal, actúa como paisaje del terror.