Y UN BESO TAMBIÉN

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Como lucha el adicto

se revuelca en su dolor.

Y vuelve a caer

un día y otro

y al siguiente también.

No ruega, ni suplica

sobre sus rodillas más.

Y su corazón se agita

de tal padecer.

Sus sueños se frustran,

sus alas se rompen.

¡Necesita ayuda!

Que no ha de querer.

Solo se avergüenza.

¡Quiere vivir!, ¡feliz, ser!

Y vuelve a caer

un día y otro

y al siguiente también.

Es un adicto

sabe qué hacer;

pero su voluntad:

tímida y breve

no se le ve.

La esponja de su pecho

absorbe el dolor.

Llora su inteligencia

que consume el alcohol.

Y el lúcido juzga, dice y declara:

– ¡Esa es la vida que él eligió!

Mientras aquel pobre

finge una canción.

Cómo lucha el adicto

se revuelca en su dolor.

A él mi abrazo 

y un beso también.

Un día y otro

y al siguiente también,

lo puedo entender, 

lloro con él,

Porque soy adicta…

adicta a querer.