A volar la imaginación

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Siempre he pensado que la infancia es la etapa más bonita de toda la vida. Incluso desde antes de convertirme en madre, la recuerdo siempre como los años más mágicos de mi vida, donde la imaginación y la creatividad eran los principales protagonistas. ¡Todo era posible!

Ahora que ya soy mamá, recuerdo, al lado de mi hija, lo emocionante que es volver a jugar y dejar volar nuestra mente. Y precisamente en esta etapa en que ya no soy una niña, he notado lo mucho que le gusta a mi hija y sobrina construir casitas o hacer tendidos dentro de casa.

Por eso, y con ayuda de una amiga psicóloga, hoy hablaremos de las casitas y tiendas de campaña dentro de los hogares, y por qué es importante que los niños tengan esta clase de espacios propios.

Seguro la mayoría, si no es que todos, recordamos uno de nuestros juegos favoritos de la infancia: tomar una sábana, acercar unas sillas, tomar unos almohadones ¡y listo! Teníamos nuestra propia casa.

Dentro de ella, podían suceder cientos de mágicas aventuras. Podíamos encontrarnos en una cueva acompañados por nuestros mejores amigos de peluche, estar dentro de un gran castillo mientras imaginábamos que éramos princesas, o simplemente perdernos en algún libro.

También, podía convertirse en un espacio especial para nosotros: nuestro club secreto, en el que sólo podían entrar aquellos que supieran la contraseña y así pasar divertidos momentos en ese sencillo, pero mágico lugar.

Pero además de ser una de las actividades favoritas de la infancia, hacer esas casitas de campaña con sábanas, mantas, sillas, almohadones y todo lo que pueda servirles, es uno de los juegos más beneficiosos que existen para los niños, particularmente a partir de los cuatro años.

Para entender esto un poco mejor, he pedido a mi amiga Laura González González, psicóloga Infantil con Maestría en Terapia Cognitivo Conductual y madre de tres hijos, nos comparta su opinión como experta y nos explique cómo ayudan estas casitas al desarrollo emocional de los niños:

Teóricamente en la psicología, en los primeros tres años de vida de los niños lo más importante es el apego. Tener ese apego seguro: saberse amados, saberse cuidados y saber que están seguros.

Pero a partir de los cuatro años, aunque siguen siendo importantes el amor y el apego, necesitan saber que también son independientes: tener autonomía, saber que pueden hacer las cosas por sí solos y tener estas funciones ejecutivas, como la habilidad de poder resolver problemas y crear cosas. Por eso, es usualmente a esta edad cuando comienzan a hacer estas construcciones.

Para los niños, el hacer sus tendidos o casitas de campaña es saber que ellos lo hicieron solos, y es algo importante para el desarrollo de su independencia, la que necesitan comenzar a tener a partir de esa edad, pero que es difícil de alcanzar cuando los padres estamos en casa con ellos todo el tiempo vigilándolos.

Uno de los temas que más me apasiona hablar, es el tiempo para mamá, que como he comentado anteriormente, es altamente beneficioso, pues darnos esos espacios a solas nos ayuda a ordenar mejor nuestras ideas, gestionar nuestras emociones en privado, aclarar la mente y volver recargadas de energía con nuestros hijos.

En el caso de los niños, las casitas les proporcionan una oportunidad similar al ofrecerles un espacio privado y seguro, al que pueden acudir para fortalecer su independencia y seguridad con total libertad y a través del juego.

Y tan necesarios son estos espacios, que muchos padres hemos visto que durante la cuarentena la creación de casitas ha aumentado, y nos comenta Laura que esto parte de la misma necesidad de tener sus propios espacios:

En la vida normal fuera de la cuarentena, los niños tienen sus espacios en la escuela, interactúan con sus amigos y también tienen espacios en el parque donde juegan solos o con otros niños, y todo esto sin nosotros. Ahora, tal vez los niños no pueden tenerlo, pero la imaginación es una herramienta enorme que puede ayudarles mucho, pues justamente están en los años donde mayor imaginación tienen.

Así que la próxima vez que veas a tu hijo crear sus propias casitas, cuevas, guaridas o tiendas de campaña, permítele hacerlo y dejar que vuele su imaginación, pues como hemos visto, este tipo de juego es beneficioso para su desarrollo emocional.