Actitud mediocre
El ego de las personas les hace suponer que están por encima de los demás; se llenan de actitudes retadoras, provocadoras, agresivas y despreciativas hacia todos aquellos que representan, desde su punto de vista, algún peligro.
En esa ruta, se vuelven expertos en echar culpas, logrando desviar la atención de sus verdaderas problemáticas y encontrando depositarios de sus múltiples frustraciones; incluso asumen posturas de líder, quesque capaces de controlarlo todo.
El origen de esto, me parece, radica en que se encuentran en zona de confort; no es casualidad que se diga que en tierra de ciegos el tuerto es rey, se trata de entes que al encontrar un espacio en el que, efectivamente, sobresalen un poco más que el resto, asumen posturas mesiánicas y pretenden iluminar desde su infinita sabiduría.
El colmo de la desfachatez es que, encima de sus evidentes limitaciones, son capaces de cuestionar a la autoridad bajo el argumento de que hay faltas de respeto a su persona (sic).
Y como versa el adagio, Dios los hace y ellos se juntan, son lo suficientemente hábiles para encontrar aliados en los espacios de interacción en los que coinciden: centros laborales, espacios de convivencia social o la propia casa.
Lastimosamente, encontramos a este tipo de boicoteadores profesionales que hacen grupitos cuya única intención es echar agua para su molino, cuestionando absolutamente todo; las indicaciones que reciben, los roles que les son asignados y su papel en el mundo, porque, evidentemente, todo lo que tienen que hacer les resulta ocioso y poco productivo.
Gente muy preocupada por lo que hace el de enfrente en lugar de tomar control de su propia vida y encaminar sus esfuerzos de manera positiva y asertiva.
Quien tiene que estar hablando del otro como mecanismos de defensa, se equivoca de todas las formas posibles. Somos muy curiosos, cuando se habla de nosotros ponemos el grito en el cielo, pero cuando se trata de los demás, nos formamos en primera fila para ser de los primeros en escupir malas vibras.
En toda esta fachada existe una mediocridad manifiesta; se asume una actitud infundada en una supuesta superioridad y además no quiero ir solo, me tengo que asegurar que dos o tres más se convenzan de que mi visión del mundo es la única y la mejor, y ando por la vida orondo porque tengo seguidores.
Siempre habrá quienes gusten de actuar de esta manera, pero los peores de todos son aquellos que, desde el anonimato, esbozan estrategias de acción con la única intención de buscar desestabilizar las relaciones humanas.
Cuando no tengo argumentos para demostrar mi valía, lo más sencillo es arrojar piedras para que la mirada de todos vaya hacia esos sitios; postura mediocre y ladina que cada vez tiene más afectos en un mundo tan absurdo como el que vivimos.
Siempre me he preguntado, ¿si una persona es tan, pero tan buena en lo que hace?, ¿por qué no busca opciones para hacer valer todo ese talento?
Prefieren vegetar por la vida que tomar acción.
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