Antes de ellos Nada (Primera Parte)

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Los primeros cineastas que se interesaron en la ficción y el drama, concebían al cine como todo un teatro filmado. Por esto mismo es que los escenarios eran simples telones pintados, y se utilizaba una cámara estática. Como iba evolucionando el cine, los creadores se dieron a la tarea de aprender técnicas que hoy por hoy parecieran básicas, por ejemplo, mover la cámara o utilizarla en ángulo. Sin embargo para aquellos momentos era revolucionario. Podríamos también señalar respecto a cómo se pasó del telón pintado al escenario tridimensional. Esto es de relevancia ya que se logra un salto enorme en el tema del lenguaje el cual no sería posible sin la intervención de cinco cineastas, mayoritariamente ingleses conocidos en conjunto como La Escuela de Brighton. Si bien el empalme de dos tomas era necesario técnicamente hablando, éste no partía de un requerimiento de expresión. En el mismo sentido sucedió con el movimiento de la cámara. Sin duda hay que considerar del comienzo de los hermanos Lumiêre, quienes después de patentar su invento comenzaron a exportarlo al mundo, lo que les permitió hacer crecer su acerbo fílmico con imágenes provenientes de todas partes del mundo. De ahí muchos creadores de este mágico arte que trabajaban para ellos empiezan a experimentar con el aparato.

Por ejemplo, es interesante mencionar cómo alguno de ellos tuvo la ocurrencia de ir más allá de lo común, esto es, en vez de colocar la cámara sobre el tripie, lo hicieron sobre objetos en movimiento simplemente para ver qué sucedía, cómo se veía. Otro ejemplo fue hacer girar la cámara tanto como se podía, a derecha o a izquierda para hacer algún seguimiento o fotografiar con más eficiencia luminosa un paisaje, aunque se hacía con miedo a arruinar la toma. En el acervo de los Lumiêre hay registros de los que se podrían considerar los primeros movimientos de cámara, sin embargo, todo eso tenía más que ver con la experimentación alrededor del nuevo invento más que una necesidad expresiva y artística.  El gran legado es que todo cambiaría con la Escuela de Brighton. Antes de ellos, nada. Así es como se les conoció a un grupo de fotógrafos profesionales y cineastas amateurs que en Brighton empiezan utilizando algunas películas de escenas familiares tipo Lumiêre, pero más tarde y con la poderosa herramienta de la experimentación, comienzan a crear pequeños relatos dramáticos, en donde van a introducir nuevas fórmulas narrativas. Entonces, el aporte fundamental es que no quisieron construir un documento, como los Lumiêre, ni montar un simple espectáculo, como se había hecho hasta entonces, sino que sus producciones ya eran creaciones de verdaderos relatos. Así es que partiendo de un estatismo, logran desarrollar una movilidad del relato al adoptar distintos puntos de vista en las tomas y se trasladan de los decorados con una agilidad y dinamismo que le aportan a la obra cinematográfica un sentido expresivo del cual carecía. Por ejemplo, comienzan a usar escenarios naturales como calles, playas, jardines, lo que sin duda permitió que los personajes se muevan con total libertad, tanto a lo ancho como a lo profundo del campo visual. Esto influido por el lugar donde todos trabajaban y experimentaban: Brighton Beach. Luego la magia comienza al definirse la dimensionalidad del cine, cuyo tema es lograr que todos los elementos que quedan fuera del campo participen en el relato. Si con los Lumiêre y los demás cineastas primitivos lo que está dentro de campo es lo más importante, lo esencial; con la Escuela de Brighton el fuera de campo adquiere una relevancia dimensional.

Como antecedente no olvidemos que en los inicios del cine, destacan algunos precursores como William Friese-Green que patentó un aparato destinado a tomar fotografías en series rápidas, y Robert William Paul que partiendo de los modelos de Edison, no patentados en Inglaterra, construye en 1894 el kinetoscopio inglés, para el que creará, al año siguiente, una cámara portátil con la que producir sus propias películas. Por tanto, una de las más originales aportaciones del primitivo cine inglés tiene que ver con la llamada Escuela de Brigthon, sus más notables representantes son George Albert Smith y James Williamson, que comienzan rodando películas en las que ya intervienen pequeños relatos cómicos, dramáticos o de fantasía, para los que habrán de echar mano a algunos recursos narrativos innovadores. Por ejemplo destaca el lograr que el movimiento de los personajes se realice tanto a lo ancho como en profundidad, interrumpen el plano general de la acción para intercalar un plano más corto, un primer plano, que permitió ampliar los detalles. Fue de gran aporte ya que se puede decir que se convirtieron en los pilares sobre los que habrá de construirse el montaje cinematográfico.

No nos olvidemos también del uso de otros recursos como la sobreimpresión, la panorámica y el travelling. Vale la pena recordar lo que Williamson logra en Attack On A Chinese Mission Station (1900), en la que reconstruye, desde una perspectiva colonialista, un episodio de la rebelión de los boxers, la acción se traslada, a lo largo de sus cinco minutos de duración, a través de cuatro cuadros o escenarios distintos, dando al relato una vivacidad y un sentido expresivo sin precedentes. Esta es la intencionalidad en el montaje de secuencias que supone un paso hacia una narrativa propiamente cinematográfica, y un alejamiento de la vía teatral, que aun encontramos muy presente en la obra de Méliès. Cabe destacar que es esta fragmentación del acontecimiento, narrado en varias secuencias, empleando el plano/contraplano y un boceto de acciones paralelas, la que el creador aplica en otra de sus extraordinarias creaciones; se trata de la persecución, un elemento esencial del cine de acción, de aventuras y del western. Frente a esta opción narrativa, ideada por Williamson, el genio teatral de Méliès se habría limitado a coreografiar la persecución sobre el escenario, en un único plano general y con la cámara inmóvil. Así que el legado sin precedentes de esta propuesta es el nacimiento de una verdadera narrativa fílmica.