CONTAMINACIÓN PLASTICA, UNO DE LOS GRANDES PROBLEMAS DE NUESTRO TIEMPO

Views: 838

La contaminación por residuos plásticos es uno de los principales problemas medioambientales de nuestro tiempo. Una media de 8 millones de toneladas de plástico es vertida cada año a los océanos, esto equivale a vaciar un camión de basura lleno de plásticos cada minuto. Si no cambiamos de tendencia, en 2025 nuestros océanos tendrán 1 tonelada de plástico por cada 3 de pescado, y en 2050 habrá más plásticos que peces.

En días recientes en la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA 5.2), celebrada en Nairobi, Kenia, los más de 150 países participantes acordaron iniciar negociaciones para establecer un Tratado Global de Plásticos, con el objetivo de combatir el problema ambiental que los plásticos ocasionan.

Lo cierto es que esta decisión es histórica en sí misma y un gran logro para los movimientos a favor de la protección ambiental. La resolución aprobada, llamada “End Plastic Pollution. Towards an International Legally Binding Treaty”, es histórica porque refleja el acuerdo de la comunidad internacional en torno a la urgente necesidad de combatir la contaminación por plásticos a través de un instrumento jurídico internacional que ponga en el mismo camino y nivel de ambición a los gobiernos en todo el mundo.

La resolución llama a los países a negociar un Tratado legalmente vinculante. Esto es muy importante porque los países que suscriban el Tratado estarán obligados a cumplir sus disposiciones, empujándolos hacia una mayor ambición si sus disposiciones nacionales no son lo suficientemente fuertes para en efecto combatir la contaminación por plásticos, como de hecho es el caso de México. Así también, esta obligatoriedad nos aleja de los acuerdos voluntarios que tanto han empujado las grandes empresas contaminantes para evitar verse sujetas a regulaciones y leyes que realmente las obliguen a hacer cambios sustanciales en sus modelos de negocio. Qué disposiciones específicas del Tratado quedan como obligatorias y cuáles como voluntarias está por verse, ya que todos los Tratados tienen disposiciones en ambos sentidos, pero esto será parte del trabajo que se abordará en las negociaciones de los próximos años.

Estas cifras y muchos más estudios requieren un cambio radical en la gestión de los desechos plásticos. Así lo señalan algunos de los artículos recopilados en el Observatorio de Salud y Medio Ambiente “Contaminación por plásticos. Uno de los mayores desafíos ambientales del siglo XXI”, elaborado por el Instituto DKV de la Vida Saludable, en colaboración con ECODES. Este informe alerta sobre la situación actual de la contaminación del plástico, cómo hemos llegado a ella, qué impactos tiene en nuestra salud y nuestro planeta, y qué soluciones se deben poner ya en marcha para convertir a los plásticos en un aliado y no en el causante de uno de los mayores problemas medioambientales de nuestro siglo.

Se ve que los estudios confirman la magnitud del problema, no es necesario llenar varias cuartillas con las cantidades exorbitantes de residuos, y nadie puede ponerlo en duda. Ahora es tiempo de actuar y de hacerlo implicando a todas las partes y con una voluntad pública compartida.

Desde el punto de vista humano parece que la gente piensa que la especie humana es inmune a la contaminación por plástico, pero hay numerosos estudios que demuestran el impacto que tiene en la salud de las personas, en enfermedades, fertilidad.

Por todo esto es que hay que exhortar a los gobiernos de tomar la decisión de iniciar las negociaciones por este Tratado y esperamos que este proceso resulte en un Tratado fuerte y ambicioso que pueda guiar a los gobiernos del mundo en la adopción e implementación de las medidas necesarias para finalmente poner un freno a la contaminación de los ecosistemas y las potenciales afectaciones a la salud que ocasionan los plásticos de un solo uso.

Es un momento determinante para la administración y la política porque queda mucho trabajo en el momento del consumo, en el de la producción y en lograr que cuidar del medio ambiente no sea solo una cuestión ética o de responsabilidad, sino que tenga recompensa económica o fiscal