De la creatividad y el ser. Proceso de enseñanza aprendizaje (Tercera Parte)
La ciencia no deja de enviarnos evidencias respecto a que existen conexiones entre nosotros porque somos realidades sistémicas y complejas en la naturaleza y en el espacio. Esto implica que estamos conectados entre nuestros pensamientos, emociones, acciones, corporeidad, motivaciones, impulsos, generando una danza multidimensional de procesos con nuestra imaginación, intuición, sinergia y conciencia superior. Así es que estamos asumiendo una visión holística que nos sugiere todo cuanto existe o pueda existir está relacionado en planos emergentes de realidad y autoconciencia. Entonces nos asociamos y relacionamos con la naturaleza y la sociedad al realizarnos como personas; sin embargo, ya no es posible interpretarnos como entes individuales a medida que adquirimos una mayor autoconciencia y por ende una ampliada sintonía con la naturaleza, como nos comparte Herrán (1998).
Estamos en un momentum que requiere de una conciencia planetaria y cósmica o como diría Wilber (2006) una conciencia de unidad. Así es que es pertinente hablar de una energía vibratoria que envuelve la Tierra más allá de la atmósfera, la noosfera, se trata de un concepto compartido por Teilhard de Chardin, tiene que ver con una capa de pensamiento humano interconectado, aquí es donde nace un compromiso y el requerimiento de la responsabilidad, es decir, la capacidad de responder, en tanto una integración con y para la evolución humana, el termómetro de ello sería los elevados niveles de autoconciencia. Aquí entran en escena el desarrollo y el impacto de la creatividad humana. Ahora bien, la causalidad de cuanto acontece en nuestro espacio no es lineal, sino circular y sistémica, como lo plantea de la Torre (2006), y podríamos agregar, además de circular y sistémica, compleja y evolutiva. No hay que perder de vista la complejidad como un desafío que debemos revelar y superar. Esto es, nos movemos a la mayor complejidad, y en este sentido, un contenido puede ser mínimamente complejo cuando se explica a sí mismo, pero sin duda vamos mucho más allá.
La creatividad es un fenómeno complejo, y merece ser observado desde muchos ángulos y precisa de una infinidad de miradas. Hablemos respecto a que crear algo nuevo implica romper con los límites de lo perceptible. Vale la pena acá, detenerse en la visión que tiene el filósofo Eugenio Trillas (2010): Un límite… es puente y puerta, comienzo y fin. Esto va a implicar y más allá de una Gestalt tradicional, no conformarse con lo que se ve y por lo mismo crear algo mejor con intencionalidad de ir más allá y descubrir lo oculto. Se trata entonces de dar vida y razón de ser a algo que no existe, por ello hay que hablar de traspasar los límites de lo real y de las propias palabras para ingresar y acceder a los pasadizos subterráneos que exploran en el mundo de lo maravilloso y desconocido.
La creatividad como tal debe estar enmarcada en el ámbito vivencial de una aventura en las qué, las palabras, las imágenes o las emociones realmente te sorprendan. Se trata entonces de la magia más poderosa contra la oscuridad del mundo. Sin duda, es un gran desafío que requiere de compromiso, de responsabilidad de intención auténtica e integra, por encima del miedo y las excusas: ¡que carambas, hazlo de todos modos! Si requieres imaginación, amor, valentía… solo tómalo, ahí están a tu servicio solo requieres elegirlo. El más grande error es permitir la parálisis del miedo, que es normalmente el paso que se encuentra inmediatamente antes del ¡házlo! Como si se tratara de un interminable abismo, que así será si le entregamos nuestro poder, única forma de evitarlo y hacernos conscientes de ese poder, que es parte de nuestro ser, el miedo no lo es, pero ahí está y estará, es el motor y freno del progreso humano. Comencemos a ser conscientes de ese poder interior y dejemos que la luz salga desde lo más íntimo y se difunda para que todo el ser se llene de luz y exploremos los espacios oscuros de la realidad y podamos volar en búsqueda de ideas que son de impacto y sorprendentes en la generación creativa de un contexto que motive para un mundo mejor.
Hay que considerar que todo el tiempo hemos estado hablando de un proceso creativo. Por lo tanto tendremos una serie de etapas: detectar una situación, presentarla a la mente con claridad, ya sea imaginándolo, visualizándolo, meditándolo o contemplándolo. Generar una idea, concepto, noción para enfrentarla con acciones nuevas no convencionales. Esto va a requerir estudio y reflexión seguidos de una evaluación y una realización final. Sin embargo, ser creativo está al alcance de cualquier persona. Con mayor o menor esfuerzo, pero siempre con él. Con mayor o menor entrenamiento previo, todos podemos ser creativos. Sólo se trata de tener claros los pasos del proceso y seguirlos con una actitud positiva. Ahora bien, en la literatura especializada podemos encontrar diferentes modelos teóricos. En lo esencial, todos éstos están de acuerdo con las cinco etapas básicas definidas en 1910 por John Dewey para el proceso de resolución de problemas, acá preferimos llamarle situaciones. Nos interesarán sus pautas porque al fin y al cabo la creatividad implica siempre la superación de un reto: una dificultad, una carencia, una insuficiencia, una insatisfacción o una molestia. En definitiva, de una situación. Así es que la creatividad viene a ser un potencial de nuestra conciencia presente en todas las personas y en la relación de éstas, con su entorno, una conciencia creadora de bien común, o como señala de la Torre en la teoría interactiva y psicosocial de la creatividad, un potencial humano para transformar y transformarse con base en un flujo de interacciones entre influencias externas e internas (2006). Hemos ya visto lo esencial que resulta el desarrollo de la conciencia. Desde este enfoque, se nos presenta la conciencia como uno de los aspectos centrales para la transformación del ser. Por ello es que es vital educar la conciencia en tanto una tarea no sólo importante sino urgente.
El ser humano no sólo es capaz de mirar su entorno e intervenir en él, sino de mirar hacia el interior de sí mismo, de darse cuenta de sus aprendizajes, estrategias de pensamientos, de sus emociones, y de su propia evolución. Así que se trata de ir construyendo y creando su realidad. Como señala este teórico, (2003) la conciencia es el atributo más específico y relevante del ser humano, de este modo, las raíces antropológicas de la creatividad hay que buscarlas en la naturaleza de la conciencia humana. Hay urgencia de educar para desarrollar la conciencia personal y social.