De noticias…

En ocasiones, cuando uno menos lo espera, las noticias suelen sorprendernos, dejarnos en el pensamiento una serie de imágenes que no siempre son agradables.

En estos días aciagos, las noticias suelen tener una furia irredenta, ese algo que nos deja parados, a la mitad de la calle, con la mirada perdida, atónito ante las situaciones que nos contemplan, que hacen un hueco en la memoria ahí, en dónde los ojos se llenan de lágrimas impensadas.

No suelo expresar emociones frente a extraños. Prefiero callar los sentimientos, ocultarlos en mi máscara de frialdad e indiferencia, hundir cada detalle en la memoria para que no brote con su fuerza, con la necedad que tienen cuando uno menos lo espera.

Así ha pasado la mayor parte de este tiempo. Estos meses en donde nos hemos enfrentado a cosas que no supimos controlar. Y las noticias llegan a la entrada de la casa y se quedan ahí, esperando, pacientes, para entrar y golpearnos en la cara con su crudeza.

En estos meses hemos perdido conciencias y sentidos. Amigos que alguna vez nos encontramos en una esquina, en un salón donde la palabra era un sentido de todos los días. Cariños lejanos, recuerdos cercanos, esas cosas que marcaron un sendero en esta vida que se construyó a golpe de versos, dijo alguna vez Miguel Hernández.

Pero, qué tan difícil es abrir la pantalla y encontrar las noticias en donde nos avisan de la partida de uno más. Tantos que se fueron este año, tantos que nos dejaron su trabajo en hojas y hojas y caminos y cielos, en frases sueltas, en abrazos y en ocasiones, en silencios.

Ya no quiero abrir la pantalla para encontrarme otra más. Uno más. Otra situación que no puedo soportar más. Pero no se detiene. Esto no para, esto no deja de golpearnos la cara y los sentimientos.

Ahora sé que siempre nos aguarda detrás de la puerta, como un perro fiel, porque sabe que un día, ése, llegará.