ECONOMÏA 2025: ENTRE LA FE, EL AZAR, EL BITCOIN Y TRUMP
“Cuando la economía muere, el humor es lo único que nos queda para enterrarla con dignidad.”
Adalberto Füguemann
MUNDO ECONÓMICO, DE CABEZA: Decían los abuelos que “el dinero no crece en los árboles”, pero en 2025 parece que sí… en forma de billetes impresos por bancos centrales nerviosos que ya no saben si combatir la inflación o tomarse un té de tila. La economía mundial camina este año, o trata de hacerlo, como un conductor novato, rápido, tembloroso y preguntándose cuál será el pedal del freno.
Estados Unidos, que antes era el piloto confiable del mundo, hoy parece más un taxista renegando en hora pico: sube tasas, baja tasas, sube otra vez… y mientras tanto, los consumidores cargan sus tarjetas como si mañana se declarara fiesta nacional. ¿Recesión? ¿Crecimiento? Mejor pregúntenselo al horóscopo financiero, que hoy tiene más credibilidad que algunas agencias mundiales de pronósticos fallidos.
China, el verdadero alfil de la economía, juega a las escondidas con sus cifras de crecimiento. Oficialmente, su PIB crece a la velocidad de un tren bala. Extraoficialmente digamos que el tren va lleno de pasajeros nerviosos y sin frenos de emergencia. El consumo interno no despega como esperaban, pero tranquilos, si la economía no mejora, siempre se puede construir otro par de ciudades fantasma y decir que fue inversión a futuro. En nuestro caso, otro tren Maya, otro aeropuerto u otra refinería inoperante.
Europa, en cambio, sigue fiel a su deporte favorito: «evitar la recesión» como si fuera un partido de fútbol en penales. Cada país inventa estímulos fiscales más creativos que el anterior. Alemania apostó a la energía verde -hidrogeno verde-, Francia a las huelgas artísticas, y el Reino Unido, fiel a su humor británico, apostó a la inflación decorativa (porque, al parecer, los precios altos son más bonitos si llevan moño y papel de regalo).
¿Y Latinoamérica? Ah, Latinoamérica, donde los precios suben junto a la esperanza del menor esfuerzo… y el crimen y la violencia también. En México, a pesar de los aranceles estilo “Trump Reloaded” y el dólar en el sube y baja, la economía sigue cantando «La vida es un carnaval» o subsidio o limosna. Eso sí, que no nos falte la frase motivacional: “México resiste”, “vamos bien”, “tenemos plan A, B… Z” y aunque no sabemos qué diablos es un arancel, generalmente agregamos un meme de perrito estresado haciendo cuentas.
BILLETES NUEVOS, PARA TODOS: Mientras tanto, los gobiernos nos enseñan una nueva habilidad procrastinadora, distractiva, crear presupuestos imaginarios. El déficit fiscal ya no es un problema, ¡es una filosofía de vida!, un arte, una pintura abstracta de gastos sin respaldo y promesas con pies de papel. ¿Quién necesita equilibrio presupuestal cuando puedes imprimir billetes? (¿ya se fijaron el número de “nuevecitos” (papel y moneda) en circulación?; o se puede contratar felicidad y regalarla en programas sociales que no producen más que votos antidemocráticos y sí generan déficit y deuda.
Los bancos centrales también se han modernizado. Ya no sólo suben o bajan tasas para “combatir la inflación”, ahora hacen “gestión de expectativas”, que es una forma elegante de decir que te regañan antes de que gastes, como mamá antes de ir al supermercado. «No gastes en tonterías, la inflación se porta mal…» Y claro, nosotros obedecemos, hasta llegar al pasillo de la comida chatarra y los refrescos de cola. ¿Ya fue usted al súper esta semana?
En otro rincón de la jungla económica, el turismo revive con furor. Ya no se viaja por placer: se viaja para escapar de la renta, del supermercado, de la tarjeta de crédito. Las aerolíneas, en solidaridad, suben precios para que brindar una experiencia económica más realista: pagar mucho, recibir poco y rezar para que no extravíen, abran o roben la maleta ni el optimismo. Nos endeudamos con singular alegría, mañana… Dios dirá.
Y si todo esto parece caótico, no olvidemos el oro, el Bitcoin y las cebollas, los tres activos que en 2025 parecen pelear por ver quién salva mejor tu bolsillo. Comprar Bitcoin ya no es una decisión financiera: es un acto de fe con inocente ignorancia. Comprar oro es la nueva versión de abrazar un árbol. Y comprar cebollas… bueno, después de su último rally de precios las cebollas cotizan mejor que algunas acciones en Wall Street.
En 2025, “Año de Trump”, sin duda, La inflación es como ese pariente o amigo incómodo que nadie invitó, pero que se quedó a vivir en su casa. Las tasas de interés suben y bajan como si fueran la montaña rusa más temida del parque. El crecimiento económico es un concepto flexible, elástico interpretativo y opcional; no importa que se caiga el PIB, si tenemos bienestar demagógico y por decreto. Mientras, los ciudadanos seguimos haciendo malabares entre pagar la luz, ahorrar para el retiro y sobrevivir al aumento del precio de las medicinas, de los tacos, de los tomates y de las cebollas.
Si en 2025 se siente confundido, agotado abrumado o francamente estafado por la economía, no pierda la serenidad, tranquilo, un té de tila y a reír. Está haciendo todo bien.
Porque si algo hemos aprendido en formato exprés este año es que, en materia de economía, el verdadero indicador de éxito ya no es el PIB, ni el índice de precios, ni la balanza comercial. Es simplemente seguir riéndose… para no llorar.
DE FONDO: Aunque las remesas siguen en niveles históricos, el flujo enviado a México en marzo 2025 cayó 2.3% respecto a marzo 2024, según datos preliminares de Banxico publicados el 26 de abril. Esto es relevante porque las remesas habían sido un sostén clave para el consumo interno. Una desaceleración podría afectar el gasto de las familias en estados como Michoacán, Guanajuato, Puebla, Estado de México y Jalisco, y, por ende, ralentizar el crecimiento económico nacional en sectores como comercio, servicios y construcción informal.
DE FORMA: La nota económica de la semana la dio el Grupo Modelo, parte de AB InBev, que anunció una inversión de 3.600 millones de dólares en México entre 2025 y 2027, destinada a modernizar sus plantas, fomentar proyectos con productores locales e iniciativas de reciclaje. La inversión incluye mejoras en infraestructura de más de 1.300 tiendas, reciclaje de vidrio, financiamiento local y el patrocinio de eventos deportivos y culturales. Además de este grupo cervecero, otras empresas como Netflix, Mercado Libre y Home Depot han revelado planes de inversión en México. Aunque estas inversiones no se contemplaban en el mal llamado “Plan México”, de inmediato las “alinearon” para vestir una idea política sin soporte metodológico.
DEFORME: Hyundai Motor trasladará parte de la producción de su modelo Tucson de México a Estados Unidos para esquivar los nuevos aranceles del 25% impuestos por Donald Trump a automóviles y autopartes extranjeras. En 2024, Hyundai exportó más de 16.000 unidades del Tucson desde su planta en Nuevo León a EE. UU., mercado que ahora busca abastecer desde su fábrica en Alabama evitando impactos económicos negativos. Esta medida forma parte de una estrategia más amplia: Hyundai anunció en marzo una inversión de 21.000 millones de dólares en Estados Unidos, hasta 2028, destinada a ampliar su producción en la planta de Georgia y generar 14.000 empleos.
Aunque el traslado de producción es limitado, refleja un cambio clave impulsado por el entorno proteccionista de Trump. México, principal proveedor de automóviles para EE. UU., podría enfrentar importantes consecuencias económicas si persisten estas políticas arancelarias, a pesar de las salvaguardas del T-MEC que otorgan descuentos según el contenido de autopartes estadounidenses. Hyundai, tercer grupo automotriz mundial junto con Kia, reportó beneficios en el primer trimestre de 2025 con ingresos por 32.400 millones de dólares, destacando el peso del mercado norteamericano en sus resultados. La tibia respuesta oficial fue que Hyundai no se va del todo, solo una partecita… Ah, bueno…