EL HYBRIS ES MÁS LETAL QUE EL COVID-19

Views: 1044

Ha cobrado más vidas que el COVID-19 o que cualquier otra pandemia que haya sufrido la humanidad. Desde la Grecia antigua, los filósofos y pensadores ya lo habían descubierto, inclusive, bautizado y me estoy refiriendo al SÍNDROME DEL HYBRIS.

Esta deficiencia de la personalidad, prácticamente todos la hemos contraído en algún momento de nuestras vidas, sin embargo, la gran mayoría ni cuenta se ha dado y ni mucho menos se han percatado del daño que les ha causado y que han provocado por su proceder cuando han sido contagiados por éste.

Desde las tragedias griegas, pasando por Shakespeare y su MacbethDante y su Divina Comedia, el Quijote, el Padrino de Mario Puzo hasta Blanca Nieves y los siete enanos, se encuentra presente y fácilmente identificable el Hybris.

El síndrome de Hybris es un trastorno del tipo paranoide caracterizado por un ego desmedido, un enfoque personal exagerado, aparición de excentricidades y desprecio hacia las opiniones de los demás. Se desarrolla en aquellas personas que se encuentran en posiciones de poder y resulta el ingrediente principal del algoritmo de la tiranía, puede haber Poder sin Hybris, pero no puede haber Hybris sin Poder. El poder absoluto combinado con una personalidad con rasgos de liderazgo y de soberbia, está en el camino del  Hybris y de ahí al siguiente nivel que es la tiranía.

Personajes de la historia que se convirtieron en tiranos y que, por lo tanto, fueron inoculados por el Hybris fueron: Hitler, Mao Zedong, Saddam Hussein, Idi Amin, Joseph Stalin, Muammar Gaddafi, Kim Il Sung y el tirano de moda Vladimir Putin. Cosa de sumar su herencia mortífera para concluir que han sido más letales que cualquier pandemia.

Todos los tiranos llegaron a la edad adulta llenos de frustraciones y fisuras psicológicas, desequilibrados, incapaces de entablar relaciones humanas normales.

A la par del repunte del Populismo en el mundo desde hace tres décadas, también el Hybris ha encontrado terreno fértil para su proliferación, son tiempos en donde el narcisismo y la ambición se han desbordado. Es como si fuera uno de tantos virus que por siglos han estado dormidos, pero que siempre han hecho acto de presencia en diversos momentos de la humanidad.

Hago un paréntesis para recordarles lo que es un Síndrome: Es el conjunto de síntomas que se presentan juntos y son característicos de una enfermedad o de un cuadro patológico determinado provocado, en ocasiones, por la concurrencia de más de una enfermedad.

El término Hybris o Hubris se utilizaba en la Grecia antigua para hacer referencia a acciones vergonzosas y de extremada crueldad, que un abusador ejercía sobre una víctima con el objetivo de obtener placer. Aquellos que cometían el Hybris serían castigados por los dioses a través de la diosa Némesis, madre de la justicia, con una cura cargada de humildad, devolviéndole a los enfermos la humanidad.

Aristóteles sostiene en su Retórica, que el placer que se busca en un acto de Hybris, consiste en mostrar nuestra superioridad sobre los demás. Herodoto lo expresa claramente en un significativo pasaje: Puedes observar cómo la divinidad fulmina con sus rayos a los seres que sobresalen demasiado, sin permitir que se jacten de su condición; en cambio, los pequeños no despiertan sus iras. Puedes observar también como siempre lanza sus dardos desde el cielo contra los mayores edificios y los árboles más altos, pues la divinidad tiende a abatir todo lo que descuella en demasía. Para nuestro historiador, la invasión de Grecia por parte de los persas fue un pecado de soberbia (hybris).

Macbeth desarrolla las características típicas de este Síndrome, en el curso de la obra sobre la perversión y la ambición, en donde predomina la confusión, los personajes se mueven entre la niebla y la lucha de egos. Shakespeare nos ofrece la oportunidad de explorar la condición humana dentro de una acción altamente dramática. La ambición que mueve a Macbeth es una compulsión a hacer real lo imaginario, de modo absoluto. Su pérdida de contacto con la realidad, es un síntoma característico del Hybris, así como una desproporcionada preocupación por la imagen y la presentación. Y, por supuesto, su tendencia de hablar de sí mismo en tercera persona.

Hasta este momento, estoy seguro que usted ya tiene en mente un listado de nombres de políticos mexicanos que sufren de Hybris, prácticamente la mayoría, empezando por ya saben quien.

En la década de 1970, el neurólogo David Owen, desarrolló un escrito en donde trabajó sobre la interrelación entre la política, la psicología y la medicina. Profundizó en cómo el síndrome de Hybris, afecta a personas con elevado poder, interfiriendo en su capacidad de tomar decisiones y por ende perjudicando a la población que gobierna.

Cuando una persona no es preparada para ejercer una cuota elevada de poder, tiende a desarrollar desórdenes psíquicos y problemas de conducta, por esta razón en el ámbito de la psicología, se han estudiado profundamente los efectos que genera el poder en las personas. Los individuos típicos que padecen este trastorno son aquellos que adquieren un desmesurado poder, pero que no poseen preparación humana y empática para ejercerlo, sumado a poca madurez psicológica y afectiva.

Estas personas suelen tener la necesidad de estar rodeados de quienes los adulen permanentemente y que no contraríen sus opiniones. Son incapaces de cambiar un punto de vista, por ello, atacan a aquellos que deciden confrontarlos.

 Buscan el Poder sin conocerlo a profundidad, por eso, cuando llegan a alcanzarlo, los domina y no al revés; ahí se encuentra el barbecho perfecto para que se desarrolle el Síndrome de Hybris. Este se adquiere en un momento determinado y puede ser pasajero o permanente. Suele desencadenarse por un éxito extraordinario como es el caso de un triunfo electoral y puede también desarrollarse ante adversidades políticas como guerras o desastres financieros.

Les voy a compartir algunos tips que descubrió el neurólogo referido, que les permitan identificar a quienes viven en un ecosistema de Hybris, en donde sólo los regímenes democráticos tienen los mecanismos para evitar que los políticos se entreguen a los brazos de este mal, que aqueja en nuestros días y que ha encontrado carta de naturalización en el Populismo nacionalista, ya sea de derecha o de izquierda.

SEÑALES DE HYBRIS

Factores internos:

  1. Propensión narcisista a ver el mundo como un escenario, para ejercer el poder y buscar la gloria personal y no como un lugar lleno de problemas por resolver y retos por enfrentar.
  2. Tendencia a realizar acciones para  vanagloriarse y ensalzar y mejorar su propia imagen.
  3. Desprecio de las críticas.
  4. Desprecio por el coste y los efectos perversos de las propias decisiones.
  5. Preocupación desmedida por la imagen y la presentación personal.
  6. Modo mesiánico de hablar sobre asuntos corrientes y tendencia a la exaltación.
  7. Personificarse como Nación, Estado u organización.
  8. Tendencia a hablar de sí mismo en tercera persona.
  9. Excesiva confianza en su propio juicio y desprecio por el de los demás.
  10. Autoconfianza exagerada, tendencia a la omnipotencia y en su capacidad para resolver problemas.
  11. Creencia de que no deben rendir cuentas a sus iguales, colegas o a la sociedad, sino ante cortes más elevadas. Rechaza la transparencia.
  12. Creencia firme de que dicha corte les absolverá.
  13. Pérdida de contacto con la realidad: aislamiento progresivo.
  14. Inquietud, imprudencia e impulsividad.
  15. Convencimiento de la rectitud moral de sus propuestas ignorando los costes.

Factores externos:

  1. La facilidad con que se han conseguido los éxitos. Confianza en la suerte personal y sensación de haber nacido con estrella.
  2. Falta de controles del poder personal.
  3. El tiempo (cuanto más tiempo en el poder, mayor probabilidad de caer en hybris).
  4. Las redes sociales y los modernos instrumentos electrónicos de comunicación.

Este Síndrome tiene tres posibles desenlaces: 1. Termina en lisis, viene némesis y lo destruye; 2. La persona afectada se da lentamente cuenta de su estado y corrige su conducta administrando su ego y reinventándose y 3. Simplemente deja de tener poder, cargo, dinero o las circunstancias que cebaron el Hybris.

Ya lo decía el Libertador Don José de San Martín: La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder.