El mal mayor

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Es inminente el retorno a las clases presenciales y de nuevo vienen las dolorosas reflexiones.

No es fácil detectarlo y más cuando pertenece a lo íntimo, a lo más valioso del ser humano: su fineza pensante, su cultura, su educación.

Se están viendo los males del neoliberalismo económico y o no se detectan o –lo peor– no nos hemos dado cuenta del mal mayor: somos un país de ignaros, de  letrados sin entendimiento del concepto.

Duele, y mucho, pero las baterías de los muchachones se enfocaron en estupidizar al pueblo de almas mexica. Aquí a contrario sensu de lo que priva en el box: ataca la cabeza que el cuerpo cae solo… y ¡chin! lo lograron: fut, cómicos, tv novelas, veleidades…

Pan y circo. Mas circo que pan que no te permite ver, leer tu realidad. Durante décadas la TV comercial fue la maestra nacional, como anotó Rius.

Durante décadas se privatizó el alma nacional: los medios masivos te daban el pan espiritual que convenía a los intereses del empresariado, del clero retrógrada, de los Centros de Estudio Superiores que tienen al dogma como base y al Método Científico como aleatoria condición.

Durante décadas, Zabludovsky fue la noticia nacional Sube, Pelayo Sube y el media lengua de Raúl Velazco, el circo ¿y los millones de millones de pesos en publicidad oficial para magnificar lo baladí? Pero agárrese, el problema mayor es que pocos, unos cuantos nos dimos cuenta que el mayor mal estaba –¿está? – en el contenido  de los libros de texto de primaria y secundaria: Dime que enseñas y te diré que modelaje espiritual construyes en el alumno.

Lo obvio, lo lógico: Aprender para la vida se trocó por estudia para el examen y el papel que avale.

 

El colmo: Estudiar literatura históricamente. Quien en su sano juicio empieza en secundaria con el Mahabharata. ¿Nadie se dio cuenta que en leer estaba el quid? así es: sin complicarse la base debía ser inmiscuirse en el galano placer de leer.

Entonces, ¿Por qué no comenzar con lo ameno no exento de contenido? Enseñarles lo ininteligible es literalmente hacerlos odiar al libro. Dales cuentos de Edmundo Valadez, Juan Rulfo, Jorge Ibargüengoitia, José Juan Tablada y cien más.

Y en leer –todavía, aun con la tecnología– está la base. Y toqué solo una parte del  poliforme prisma educativo, que continúa con darle aplicabilidad práctica a lo estudiado, así se llame Física, Matemáticas, Historia… el ingenio, la malicia, el Razonar: Rudimentos de filosofía y Ajedrez en la primaria ¿Por qué diablos no?  y aplicar para bien el cel: saquen su celular y busquen la serie El Carruaje, está en blanco y negro, pero les va a gustar. Es la odisea de Juárez… entenderán mejor su lucha. Antes de leer al farrago literario que privilegia fechas y nombres, usa lo que esta filmado, lo que tienes en la compu, haz ameno, entendible, sencillo el conocimiento.

Ahora, ¿Qué se enseña? Hoy con la pandemia los viejos maestros hallamos que gran parte del contenido es un perfecto nembutal, ideal para dormir, en el mejor de los casos y en el peor un tormento.

Debe ponerse a consideración de todos, el contenido de los libros que uniformemente llevan los educandos. Es vital, fundamental, prioritario y sobre todo no olvidar los valores.

Débese saber que la educación es integral: casa, calle, escuela, la vida y si privilegiamos una educación con valores, haríamos mejores mexicanos.

La educación de los que nos suplirán no atañe sólo a los maestros. Cualquier facción hija de su mal dormir, que odie a los pobres, en donde no priven los valores, hallará pasto seco para arder en la ignorancia.

Decía mi maestra Nené López Fuentes. El que no sabe es como el que no ve.

Y así, es. Por lo pronto, en el Centro Toluqueño de Escritores, en el portal, frente a la Santa Veracruz, el perio-libro La pésima Educación Mexicana edición 2010, de su servidor, pero curiosamente actual, en donde están éstas y 100 ideas más como, por ejemplo: ¿cómo es posible que una (un) maestra trabaje con más de 30 alumnos? El periódico-libro casi se regalará –20 morlacos costará– para contribuir  a un debate nacional sobre el espectro educativo mexicano, tan o más importante que darle de escobazos a las ratas, que curiosamente corruptearon porque creyeron que lo más importante es la lana. Salud!